lunes, 21 de octubre de 2013

Amor añejo volviendo a querer



Eileen Lochley y Billington Warner fueron novios en 1950 mientras vivían en Smethwick, Inglaterra. El noviazgo fue difícil por el trabajo de Warner, que solo podía ver a su amor cuando tenía permiso de ir a casa. Mantuvieron su amor escribiéndose todos los días, pero cuando la pareja decidió comprometerse, el padre viudo de Eileen dijo que ella, de 18 y él de 19, eran muy jóvenes y dos años más tarde el romance terminó.

Ella encontró un nuevo pretendiente y se casó dos años después y tuvieron dos hijos. Estuvo casada 54 años, hasta que en 2006 murió Jack, su esposo, a los 73 años. Por su parte Warner, tres años después encontró una nueva novia y contrajo matrimonio. Tuvo tres hijos. Estuvieron juntos por 53 años hasta que Gillian, su esposa, falleció en 2010, a los 70 años.

Revivió el amor
Un amigo en común le dijo a Eileen del duelo de Warner, así que ella lo llamó para ofrecerle sus condolencias. Durante los próximos meses, charlaron con regularidad por teléfono, recordando los felices días del pasado. Un año más tarde, Warner se armó de valor para preguntar a Eileen si podía visitarla. Se reunieron en la estación del tren de la ciudad, él con rosas en la mano y meses después Warner le propuso matrimonio, ella aceptó y se casaron en abril pasado.

Eileen (78) dice que se sentía como si fueran unos adolescentes enamorados. Para ella es como si nunca se hubiesen separado. Además de amarse, son buenos compañeros, tal como lo eran cuando se conocieron. Warner (79) cuenta que han tenido matrimonios muy felices, pero que el primer amor nunca se olvida.

Romance a los 70 años
La sicóloga Ingrid Saavedra dice que al hablar del amor en la tercera edad se cae en el mito y prejuicio de que solo en la juventud se puede enamorar. “El cuerpo cambia, los años pasan, pero interiormente todos poseemos la capacidad de dar y recibir afecto de distintas maneras, según la edad y las circunstancias”, remarca.

Añade que las relaciones, y el amor en sí, son experimentadas de diferente manera de acuerdo con la edad y con las situaciones vividas, dado que no todos llegamos a los 70 al mismo ritmo, con la misma madurez y con las mismas necesidades. Lo esperado es que este sentimiento encontrado después de los 70, es a modo de compañía, comprensión, diálogo y la buena aventura de la edad.

“Todo cambia. Antes era muy común encontrar a alguien de 70 años asumiendo pacíficamente el rol de abuelo. Ahora vemos a muchas adultos mayores con grandes proyectos de trabajo y activos afectivamente”, señala la especialista.

Saavedra dice que las personas de una edad bien avanzada tienen algunos aspectos que deben superar. Entre ellos menciona los prejuicios, el autorechazo, los temores en la expresión amorosa, buscar una pareja joven porque rechazan su edad, la falsa creencia de que la vida está por terminar y que no deben emprender proyectos personales, evitar sentirse un estorbo y creer que ya no tienen capacidad de amar y ser amados.
Asimismo, remarca que ellos también deben aceptar que sus capacidades van en disminución, que la actividad sexual puede no ser una prioridad, que deben cuidar no solo su cuerpo, sino también su salud mental, que son el pilar y referencia para muchos jóvenes, que la vida sigue ofreciendo muchas oportunidades y el que cierra las puertas es uno mismo, que no es el mismo de antes, aunque conserve su esencia.

Una nueva oportunidad
En algunas ocasiones, explica la sicóloga Claudia Tórrez, cuando una persona mayor enviuda siente que ya no tiene derecho de volver a enamorarse por respeto a los hijos y nietos. Sin embargo, nadie debe renunciar a vivir y a amar más allá de la edad, ya que el cuerpo envejece con el paso de los años pero el corazón no, dicen los expertos.
Agrega que al enviudar la gente queda con el corazón roto y se niega a volver a amar, pero es posible darse una nueva oportunidad en el amor. A veces se torna difícil, ya que puede sentir culpabilidad o incomodidad porque muchos incluso los juzgan. “Cada uno sabe si puede y quiere volver a rehacer su vida o si desea quedarse solo”, expresa.

No hay edad para amar
Bien dicen los poetas que el amor no tiene edad y después de muchos estudios sicológicos se coincide con este criterio, indica Fanny Parrado, terapeuta familiar. “Volver a amar se puede tanto a los 20 como a los 70 años. Experimentar este sentimiento, mueve emociones, sensaciones, conductas que afectan positivamente la salud física, emocional, social y espiritual en el ser humano en cada etapa evolutiva, mucho más en esta, que no por estar avanzada, uno deja de sentir y desear seguir realizándose en pareja”, asevera.

Más bien, prosigue, volver a enamorarse a esta edad les permitirá redescubrirse, conectarse con sus afectos, sus sentimientos, emociones y sensaciones, que motivará el deseo de compartir su vida, estar más activo y disfrutar a plenitud.

“Es necesario que los adultos mayores se propongan superar los límites del prejuicio, la discriminación y las críticas sociales que posiblemente surjan, porque, lastimosamente, a veces se cree que ya a esta edad se deben abolir los sentimientos y necesidades. No obstante, hay que hacerse respetar y demostrar que mientras uno esté vivo puede y debe disfrutar de su vida plena e integralmente”, argumenta Parrado.

El sexo en la tercera edad
Para la sicóloga y sexóloga Liliana Zabala el amor en la etapa de la ancianidad ya no es un proceso de pasión y considera que es mejor el amor porque los ‘abuelos’ miran una nueva relación con mucha cautela, a diferencia de los adolescentes o jóvenes que a veces confunden el enamoramiento y la pasión con el amor.

El ‘viejo verde’ o la ‘vieja aguililla’ son expresiones comunes que se escuchan decir cuando se ve a los abuelos enamorados. Sin embargo, son frases que distan mucho de la realidad. Más bien, dice la especialista, las relaciones durante la tercera edad se tienen que interpretar como pautas de bienestar emocional y físico de la persona.
Agrega que el sexo en las personas adultas mayores existe y es perfectamente posible, claro que la frecuencia disminuye, pero son más placenteras por la experiencia que cada uno tiene.
“Acá cuenta más la calidad que la cantidad de las relaciones sexuales y se da más valor a los abrazos, besos y las caricias. El sexo es cuestión de actitud, no de prejuicios”, afirma.
Respecto a la intimidad sexual, Parrado coincide en que es posible disfrutar de la pasión y del romance y gozar de los encuentros íntimos si no hay limitantes de minusvalía física, porque el cuerpo es sexuado hasta el último día de su vida, aun pasados los 90 años.

Hay tratamientos
A veces, son las circunstancias personales las que hacen que darse una oportunidad para volver a amar en la etapa de la ancianidad pueda ser más complejo, debido a las disfunciones tanto en el hombre (erección) como en la mujer (lubricación). Sin embargo, agrega, para eso existen tratamientos que ayudan como el viagra, que debe tomarse bajo prescripción médica, y las cremas vaginales.
En realidad, explica Zabala, produce ansiedad llegar a cierta edad y poder disfrutar de manera resuelta su sexualidad. No obstante, estudios demuestran que las personas mayores pueden tener deseo sexual y pueden vivir de manera periódica experiencias sexuales placenteras muy satisfactorias.
La sexóloga manifiesta que los cambios hormonales y biológicos tanto en el hombre como en la mujer, afectan en algunos aspectos, pero no impiden vivir la sexualidad. Puede ser complicado cuando hay problemas como la disfunción eréctil o males como la artritis

Un amor que esperó casi siete décadas
La historia conmovedora de esta pareja empieza cuando eran adolescentes. Luego de enamorarse, Bob Humphries (89) abandonó a Bernie Bluett (87) para ir a la Segunda Guerra Mundial. Perdieron contacto, siguieron sus vidas de forma separada.
Al principio trataron de escribirse por cartas, pero como los padres de ella no veían con buenos ojos la relación, optaron por no entregarles las misivas. Tras dos años de no tener respuesta, Bernie viajó a Nueva Zelanda, donde se casó, al igual que Humphries.
Pero el verdadero amor no se olvida y dicen que estuvieron locamente enamorados. Hace poco, la vida les brindó la oportunidad de rencontrarse después de siete décadas, ambos ya viudos, ella hace 11 años y él uno. La hija de Bernie ayudó a unirlos de nuevo.
Si bien ambos confiesan que vivieron felices con sus parejas, quedó la duda de lo que pasó.
“No sabía lo que iba a decirle cuando hablara con él. Al contestar el teléfono, lo único que él quería saber era qué me había sucedido. Me preguntó qué hicimos mal. No dije nada, solo me eché a llorar”, cuenta Bernie. que regresó a Inglaterra, donde la pareja se casó en julio pasado en una pequeña localidad en el condado Somerset. “Podremos pasar solo un año, dos o tres juntos, pero es el tiempo que nunca tuvimos. Ambos somos viejos, estamos mal, pero nos sentimos como si volviéramos a tener 18 años. La felicidad lo es todo”, concluye Bernie.
(ultimahora.com)

Para tomar en cuenta

Claudia Tórrez brinda algunos consejos a los adultos mayores que han enviudado:

Cada uno debe decidir cuándo tener citas románticas. No hay tiempo correcto para esperar iniciar una nueva relación.

Una nueva relación por el motivo correcto. Si creen que llegó el momento de una nueva relación, tomen un tiempo para pensar porqué. Quizá sea solo por compañía.

Es natural sentirse culpable. Es natural sentir que se está siendo infiel a la pareja que falleció.
Hablar del esposo fallecido. Es normal hablar de él, pero no en todo momento.

La pareja no es un sicólogo. , No deben pasar todo el tiempo hablando de lo triste y solitarios que se sienten y lo duro que es seguir adelante en la vida y olvidar a su difunta pareja.

Se van a cometer errores. Cometerán errores de novatos, porque no saben cómo actuar, qué decir, o qué hacer en las citas.

Defender a la pareja. Seguro que será muy criticada por la familia.

Lento, pero a su ritmo. Es natural sentirse solo, pero no hay que forzar las cosas, hay que esperar.

A vivir el amor. Hagan sentir bien a la nueva pareja, que disfrute y no se sienta ni como un fantasma de la difunta pareja ni como un novio en competencia.

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