L as actividades extraescolares son una buena opción para el preadolescente, siempre y cuando no le perjudiquen en sus estudios. Estas, ayudan a invertir su tiempo en cosas que aportan a su desarrollo físico, como emocionalmente.
Canaliza las energías. Entre las ventajas el psicoterapeuta, Ariel Arias, destacó que al estar en esta etapa, la persona tiene bastante energía, puesto que permiten canalizar de manera adecuada ese excedente de energía. Eso, sin contar que será una buena manera de invertir productivamente su tiempo. “Lo ideal es que esa energía se convierta en un valor y propósito social, que permitan al estudiante sentirse gratificado”, afirmaron los especialistas.
Fortalece vínculo padre e hijo. Según la psicopedagoga, Ruby Toledo, es importante que tanto el padre e hijo decidan qué actividad es la ideal. Es importante que se conjuguen términos como costo y tiempo, puesto que en ocasiones existen actividades que no están al alcance del bolsillo de los padres, pero en estos casos se puede buscar cosas similares.
Promueve la comunicación. Toledo y Arias coincidieron al indicar que la actividad elegida, no debe ser de preferencia exclusiva de los padres, porque si no el preadolescente no la desarrollará a plenitud. Por ello recomienda siempre mantener una comunicación fluida entre padres e hijos.
Motiva el interés de su hijo. Según Arias, lo ideal es que el preadolescente elija una actividad, siempre y cuando exista cierto interés y que, además, vaya con sus necesidades y que por sobre todo le satisfaga y se sienta bien por desempeñarla.
Si no se aprovecha. Arias resaltó que si ese excedente de energía no se aprovecha, el preadolescente puede llegar a canalizar en otras actividades que no están respaldadas socialmente como el consumo de bebidas alcohólicas, cigarrillos y hasta drogas.
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