miércoles, 30 de marzo de 2016

Lecturas sutiles ¿Qué es un padre?

Hace un par de décadas el avance de la ciencia con las pruebas de ADN ha permitido verificar la paternidad biológica sobre un hijo(a). Prueba innegable e irrefutable, en el campo jurídico, que elimina el “pater incertus est”.

Lo interesante es que tanto para la medicina

y el derecho, la paternidad se reduce a un dato meramente biológico. El psicoanálisis discrepa en esto. Determinar ¿qué es un padre?, va más allá del hecho de haber donado las sustancias genésicas. Dos aspectos a considerar:

1) Asunción de la paternidad. No hay relación directa entre ceder los espermatozoides y la asunción paterna. Parece que los hombres tienden a declinar más en su función de padre que las mujeres en la de madre. Es más frecuente que los hombres den un paso atrás, “salen huyendo”, en muchos casos, cuando llega la paternidad. Asumir ese lugar simbólico no resulta tan fácil.

A la mayoría de las mujeres, durante su infancia, la cultura les proporciona cierto saber sobre cómo cuidar a un niño: desde los juegos infantiles hasta la asignación del rol de cuidado de niños más pequeños dentro del hogar. Sin malentendidos, no se trata de un tema de machismo o asuntos de género; es verificable que la cultura orienta a las niñas hacia una maternidad futura. Inclusive, algunas mujeres se angustian al no concretarse ese ideal. Esto no pasa con los hombres, ya que la sociedad no proporciona elementos de cómo ser padre o qué se debe hacer llegado el momento. En todo caso, algunos se angustian –al contrario que las mujeres- no por no tener hijos, sino al tenerlos.

El reciente o futuro padre tiene que hacer una asunción simbólica de ese nuevo lugar y rol,

y debe construirlo con los elementos disponibles, que normalmente giran en torno a las identificaciones con su propio padre, que no son garantía absoluta de éxito.

2) La función paterna: una cosa es asumir el lugar de padre para un hijo/hija, y otra ¿qué se hace desde ese lugar? La función materna se define por el sostenimiento, alojamiento de un ser humano en el deseo, efecto de ello la subsistencia del recién nacido.

¿Pero la función paterna apunta a la sobrevivencia del infante? Jacques Lacan plantea que esta función tiene como objetivo principal articular a ese deseo materno una ley que permita orientar al niño/niña en la vida, direccionar el deseo del hijo/hija más allá del deseo del Otro materno. Un padre funciona por su impacto (e-pater, en francés: sorprender) en el cuerpo, tanto de la madre como del niño, a nivel de introducir una ley. En este punto también hay bastante declinación. Padres que renuncian al ejercicio de esa función, produciendo consecuencias severas en sus hijos.

Esta función paterna también puede interpretarse de otra manera, Lacan lo plantea en los siguientes términos: “Un padre hace de una mujer (…) causa de su deseo”. Es decir, “arranca” a la mujer de su posición materna, en la que podría perderse, para “recordarle” que puede interesarse por otras cosas que no sean solamente los hijos; por ejemplo, que esa madre pueda interesarse por un hombre, como mujer.

Entonces, ¿está garantizada la función de un padre solo por serlo biológicamente? ¿Será tan sencillo asumir ese lugar y ejecutar esa función? No es para nada garantizado.

NOTA: Para cualquier consulta o comentario sobre la columna, contactarse con Claudia Méndez Del Carpio al correo claudiamen@hotmail.com Visítanos en Facebook: LECTURAS SUTILES

domingo, 20 de marzo de 2016

Ser Papá

La figura paterna es importante en el desarrollo de los niños y no solamente cuando son pequeños sino en todos los ámbitos de sus vidas aun cuando son adultos y ya formaron una familia, el apoyo y ejemplo del padre es primordial, como también el aporte en la educación que brinda al niño.

Un padre que interactúa con sus hijos ayuda a formar su identidad, a sentirse seres valiosos y competentes ayudándolos a tener una vida equilibraba y llena de éxitos, mantener una relación buena con el padre ayuda a mantener una buena autoestima.

Los niños y adolescentes principalmente necesitan llevar un trato cordial y lleno de cariño con el padre, ya que en ésta etapa surgen necesidades psicológicas y dudas que se presentan como ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A qué pertenezco?, etc. y es el padre quien brinda una base sólida en este sentido.

El padre es el primer modelo de hombre que tienen los niños y en este sentido niños y jóvenes tienen mayor probabilidad de estructurar su identidad, los niños adquieren características de su padre como el carácter, saber tomar decisiones, a ser emprendedores, etc.

Sin embargo, la relación que tiene un padre con una niña es diferente, el cariño es el mismo, pero el padre será la primera figura varonil de quien aprenda cómo un hombre debe tratar a una dama, la imagen que tiene un niño de sí mismo está muy relacionada con el concepto que el padre tiene del niño.

Los niños perciben de manera inconsciente al padre con mayor autoridad que la madre, por lo que en la mayoría de los casos será quien imparta autoridad y disciplina, esto no significa pegar al niño o atormentarlo con gritos, el padre debe ganarse el respeto de su hijo y no así el temor.

Ser un padre no es sólo un título que implica continuidad y descendencia, sino que también se debe transmitir la fortaleza, templanza y costumbres durante todo el proceso de la crianza, por lo mismo un padre muchas veces llegará a ser un abuelo, tío, hermano, tutor o padre adoptivo.

Conocemos la frase que dice: "padre no es quien engendra, sino quien cría y ama de verdad", aprovechen cada segundo de sus padres o como muchos, amen a quien dicen padre, así como yo que tengo la dicha de llamar padre a un ser excepcional, ¡te amo papá! Tu ejemplo me permite caminar por la vida, tu bondad, cariño y amor me envuelven de fortaleza y felicidad, gracias papá porque llenaste mi mente de recuerdos inolvidables, tener un padre como tú es un regalo de la vida y una bendición de Dios.

sábado, 19 de marzo de 2016

Padres en su día aseguran que los hijos son el mejor regalo

La figura paterna es vital para los hijos y aunque son cientos las familias en las que los padres están ausentes, existen otras figuras que cumplen este rol, ya sean abuelos, tíos, o hermanos mayores.
Sin duda alguna, el padre es quien se caracteriza por salir temprano de casa, llegar a la hora del almuerzo, descansar y salir nuevamente por la tarde, llegando en la noche, directo a descansar, para que al día siguiente repita su rutina.
Se dice que si un hombre tiene una hija mujer, tratará de protegerla en todo sentido, tratándola con delicadeza y ternura, por lo contrario, si goza de tener un hijo varón, se convertirá en cómplice, con quien puede utilizar otro tipo de vocabulario, jugando incluso más torpemente, sin miedo a lastimarlo.
Para el fiscal de materia, Carlos Oblitas, en su caso el mejor regalo será sentir el “tierno” abrazo de su hijo que tiene meses de nacido, agradeciendo a Dios, por darle la dicha de convertirse en padre, esperando se eduque dentro de los principios disciplinarios correctos.
Para el comerciante Javier Sánchez, el obsequio más grato, es que sus hijos lleguen a su casa para brindarles un abrazo, sin importarle si le regalan algún obsequio, pues lo material es secundario para él.
Día del radialista
Para el radialista de Fides, Raúl Guzmán, quien retomó nuevamente este trabajo, después de algunos años, quien decidió regresar a este oficio, porque pueden informar a la ciudadanía de manera inmediata y lo mejor, desde el lugar de los hechos.
Antecedente
Se ha querido significar esta fecha como país irrenunciablemente católico, asociándolo con la fecha en que se recuerda el día de San José, padre de la cristiandad alineada a la Iglesia Apostólica y Romana.
Entre esas fechas, existía una celebración especial dirigida a recordar a San José, el carpintero de Galilea y el padre adoptivo de Jesús, por tanto, el 19 de marzo tenía y aún tiene, connotaciones especiales para su celebración, especialmente entre los obreros de la madera, como se denomina a los ebanistas o carpinteros.
Pero fue recién en el año 1958, cuando por impulso de un empresario privado, Don Víctor Handal Salame, que se impuso la celebración del Día del Padre como un elemento simbólico de recordación a un ser importante que es la base del hogar, a quien le reconocen como el padre de familia.

¿Evolución? el antes y el ahora en la tarea de ser papá



“El padre tiene la doble misión sagrada de sustentar y educar a sus hijos”, comenta Ramón (nombre ficticio), un padre y abuelo, en relación a la función del padre dentro de la familia y la sociedad; y es que el padre, tradicionalmente, ha sido la figura socialmente aceptada como jefe de familia y por lo tanto, los resultados de la conducta de los hijos se orientaban al padre y podían significarle a éste orgullo o vergüenza.

Por ello, el padre era el encargado de inculcar y consolidar los valores socialmente aceptables en los hijos. Una labor complicada debido a que el padre, al ser el proveedor de la familia, contaba con poco tiempo para pasarlo con los hijos por lo que en otras épocas la mayor parte de la labor de crianza de los hijos, recaía en la madre. Sin embargo, ese aspecto clave de inculcar el respeto, según lo consideran los padres de antaño, los que ahora son abuelos, le correspondía al padre.
“El padre es el que tiene la responsabilidad de inculcar los valores en sus hijos a partir del respeto, de ahí vienen valores como la honestidad, responsabilidad, humildad”, explica Carlos (nombre ficticio), quien pide conservar el anonimato y es padre de dos hijos, además de abuelo. Por ello, considera que tiene elementos para comparar la educación que le dio su padre con la que él dio a sus hijos y con la que éstos dan a sus nietos.
Su padre fue un hombre estricto, según recuerda, y le inculcó como principales valores el respeto a los mayores, del cual se desprendían las buenas maneras de saludar, pedir disculpas, pedir permiso o ceder el asiento a una persona mayor o a una mujer.
El horario clave era la hora de la comida recuerda don Carlos, ya que era una hora muy respetada en la que toda la familia debía sentarse a la mesa y esperar al padre que llegaba del trabajo.
“En esa hora se hablaba, el padre compartía con los hijos, se enteraba de lo que hacían y les educaba mientras charlaban”, rememora.
Don Carlos dice que él, personalmente, no recuerda haber sentido miedo de su padre, sino un profundo respeto. “Yo no salía sin permiso ni llegaba tarde a mi casa, no por miedo, sino porque no quería que mi papá se aflija”.
Para los padres de antaño el ejemplo fue la clave de la educación de los hijos. “Mi papá tenía un dicho – comenta Ramón. ‘Lo único que les dejo a mis hijos como herencia es la honradez y a mis hijas la dignidad’, y eso era lo que él aplicaba”. De esta forma de razonar, el rol de padre se desprende que no se puede dar esos valores si no hay un ejemplo que refuerce estas palabras.
“El ejemplo del padre era lo más importante, por eso tenía que tener un vocabulario correcto, en esos tiempos no se hablaba como hoy, mi papá a mí nunca me dijo una mala palabra”, dice.
La imagen que proyectaban los padres en los hijos era un modelo a seguir de ahí que don Carlos, cuando a su vez fue padre, con 25 años, lo que quería era ser un padre como su padre. “Yo no tenía mucho tiempo para estar con mis hijos porque era funcionario público, pero sí estaba con ellos al mediodía, cuando los esperaba a la salida de la escuela y los fines de semana”. Según recuerda, él les enseño a sus hijos a jugar ajedrez, a nadar, a leer poesía. En su memoria aún están los recuerdos de su hija jugando a la tiendita con todos sus juguetes desparramados por el suelo.
Carlos considera que los tiempos han cambiado radicalmente y que hoy, los valores han cambiado. “Mis hijos son más permisivos con mis nietos, ellos llegan a la hora que quieren y no les dicen nada”.
Esta realidad que describe Carlos es una realidad que la viven los padres actuales día a día, con nuevas generaciones de niños con conductas que van en contra de todo lo que fue la educación tradicional.
Hoy en día se puede encontrar, como en toda época, diversos tiempos de padres, pero si de características positivas de los padres actuales se puede hablar, una de ellas es que son más amigos de sus hijos, lo cual puede ser positivo o negativo dependiendo de la habilidad del padre para lograr motivar respeto.
Hoy es común ver a padres jóvenes pasando más tiempo con sus hijos y ocupándose de tareas que antes eran atribución sólo de las madres, como dar el biberón o cambiar pañales.
Víctor Quiroz es un padre de dos niños que tiene 40 años y considera que el tiempo que les da a sus hijos es algo muy bueno para él mismo. “Yo disfruto a mis hijos, los he disfrutado a los dos y no siento que sea un trabajo cargarlos, o levantarme en la noche a cambiar el pañal o si están enfermos darles la medicina porque quiero que crezcan sanos y sean felices, eso a mí me da felicidad”.
En su caso, los niños de 5 y 13 años son niños de hoy, que de vez en cuando tuvieron berrinches siendo muy pequeños, pero que respondían a su autoridad y se calmaban cuando él les hablaba.
En su opinión, su labor de padre se ha visto facilitada porque él estaba preparado para esto, ya que no era tan joven cuando nació su primer hijo y considera que el no haber tenido a su padre, quien murió cuando él era pequeño, hizo que no quisiera que sus hijos sufrieran esta ausencia.
Es muy diferente cuando los padres no están listos para ser padres y “los hijos son efectos colaterales de relaciones no planificadas, producto de la cultura machista que te dice que mientras más mujeres tengas, mejor eres”, de acuerdo al análisis de la psicóloga Peky Rubín de Celis.
“Hay padres que abandonan a sus hijos porque son hijos no deseados, no reconocidos, son padres ausentes pero también hay padres que están presentes físicamente pero ausentes psicológicamente”.
Según Rubín de Celis, este tipo de ausencia es peor que la del padre que no está, ya que genera en los hijos mucha confusión y sentimiento de abandono.
En una encuesta realizada en Tarija por el Equipo de Comunicación Alternativa con Mujeres (ECAM) a padres e hijos, se obtuvieron datos interesantes pero contradictorios sobre la percepción de los hijos y los padres sobre las relaciones padre-hijo.
De ahí que un porcentaje amplio de padres aseguraban que vivían con sus hijos pero un porcentaje pequeño de los hijos decía que su padre era una figura presente en el hogar.
“Algo llamativo fue que de acuerdo a la encuesta, los papás ocupaban el cuarto lugar en cuanto al nivel de confianza que despertaban en los hijos, en primer lugar estaba la mamá, en segundo lugar un amigo, en tercer lugar un familiar y recién en cuarto lugar el papá”.
Esto, según Rubín de Celis, habla de una realidad complicada en torno al rol que juega hoy el padre en el hogar, ya que no es el único proveedor de la familia, debido a que en la sociedad actual las mujeres también deben trabajar para aportar al sustento del hogar, y no son percibidos como la autoridad, principalmente por la ausencia, en algunos casos física, en otros casos psicológica, de sus hogares.
Esto se vuelve doloroso con el tiempo ya que cuando llegan a la vejez y se dan cuenta de que no son tan necesitados ni queridos, se sienten solos y en esa edad recién se dan cuenta, pero es tarde. “Cuando se les pregunta a los niños, quién te castiga más en la casa, dicen mi mamá, y cuando se les pregunta a quién quieren más, igual responden mi mamá. Esto muestra que los hijos valoran la atención, el cuidado que se les da en el hogar”, añade. En ese sentido, Rubín de Celis destaca la importancia del rol del padre como educador. “Los padres de antes eran estrictos, rígidos y estaban ahí, ejercían la disciplina”.
En contraposición están los padres de hoy, con un rol mucho más complejo, con un mundo en permanente y vertiginoso cambio, educando hijos de manera paralela a la televisión, el internet y los nuevos paradigmas educativos de la escuela.
“Los padres de hoy son mucho más permisivos, con un permisivismo que te lleva casi a la indiferencia. No hay peor cosa para un niño que estar con alguien que no está”.
Rubín de Celis considera que hay mucho por trabajar para mejorar la realidad de la familia hoy en día y que el padre como figura de autoridad, ejemplo y afecto sigue siendo relevante, pero que está también en las mujeres, a partir de su rol de educadoras de los hijos, el criar niños que en un futuro serán buenos padres.

EL RETO DE SER BUEN
PADRE AYER Y HOY

Hijos
Los padres jóvenes se enfrentan a la compleja tarea de encontrar un equilibrio entre la permisividad y una educación rígida para criar hijos disciplinados y sanos emocionalmente.

Padres
Los padres de antaño, hoy abuelos, cuestionan la forma en que hoy se ejerce la labor de padre y consideran que los padres jóvenes deberían trabajar más en la disciplina de las nuevas generaciones.

Abuelos
La soledad es una de las dificultades que enfrentan durante la vejez aquellos padres que no han logrado conformar una familia unida en torno a sí como jefes de familia, en especial cuando dedicaron poca atención a los hijos.

viernes, 18 de marzo de 2016

¿Soy autoritario o permisivo?

Toda persona desea obtener una buena autoestima, y como padres deseamos lo mismo para nuestros hijos. Muchas veces sin darnos cuenta que depende en gran manera de la autoestima de nosotros como padres. Es importante la relación entre el tipo de padres que somos en cuanto a la educación y relación con los hijos, existen factores y valores que están directamente relacionados con la autoestima.

Un factor esencial es el respeto; este es un valor que se inculca desde muy pequeños, pero se debe respetar ante todo la individualidad del niño y permitirle que tenga opciones para que decida sobre ciertos aspectos de su vida que estén a su alcance.

La aceptación; debe existir una aceptación del niño absoluta por parte de sus padres. Si la aceptación no toma lugar por cualquier razón, la autoestima del niño baja.

Las reglas definidas: Es necesario que el niño reciba instrucciones claras y bien definidas sobre lo que sus padres esperan de él o ella.

Podemos decir que existen diferentes tipos de papás que educan a sus hijos de acuerdo con sus creencias sobre cuál es la forma o teoría y la percepción que ellos tienen con respecto a cómo criar y educar de una manera más efectiva.

1.- Papá autoritario: Este tipo de papá era muy común en las familias de antaño, cuando el papá intentaba tener controlados a sus hijos y como consecuencia era un hombre muy estricto que se apegaba a las reglas de su cultura y de sus tradiciones familiares. Generalmente, un padre autoritario se caracteriza por ser muy alto en reglas y muy bajo en amor u afecto hacia sus hijos. Hoy en día este tipo de paternidad no es el ideal, porque las reglas que les son impuestas a los hijos se convierten en una carga insoportable para ellos. Los hijos de un papá autoritario son muy reservados, poco expresivos y tienen muchísima dificultad para confiar en las personas, lo que afecta su desarrollo psicoafectivo.

2.- Papá permisivo: Este tipo de padre es también conocido como un padre democrático, el cual es bajo en reglas y alto en amor. Este tipo de padre tampoco es el ideal ya que trata a sus hijos de igual a igual. Muchos papás permisivos dicen que tratan a sus hijos como si fueran sus amigos, buscan la aceptación de ellos e intentan apoyarlos en todo y no se dan cuenta que sus hijos además de ser amigos necesitan figuras de autoridad que los guíen en su camino y los instruyan en lo que deben y no deben hacer.

El padre permisivo tiene un mínimo de reglas y son poco firmes cuando sus hijos les desobedecen, no pueden poner límites a sus hijos dejando que se desarrollen conforme a sus criterios e inclinaciones sin exigirles mucho. Los hijos de los papás permisivos se vuelven muy exigentes, caprichosos y autoritarios.

Este tipo de papás perjudican a sus hijos pues les resulta muy difícil negarles cualquier cosa que les pidan. Los padres permisivos, la mayoría del tiempo consienten los caprichos de sus hijos casi en su totalidad.

3.- Papá con autoridad: Este es el tipo de papá ideal, pues mantiene su figura de autoridad en frente de sus hijos dentro de un ambiente afectuoso y estimulante. Estableciendo límites claros mientras permite que sus hijos se expresen libremente. La comunicación que el padre con autoridad y sus hijos mantiene es bastante semejante a la perfecta.

Los papás con autoridad no ejercen el control absoluto sobre sus hijos. Son altos en reglas, pero también altos en amor. El papá que demuestra autoridad enseña a sus hijos a ser responsables por sus acciones dentro del ámbito familiar, con sus amigos y en la sociedad en general. Este tipo de padre permite que los niños crezcan con plena confianza en ellos mismos, y que sean independientes, creativos, adaptados socialmente y maduros.

Muchos padres desean ser los mejores, pero para lograr ser papá estupendo y excepcional he aquí algunas sugerencias:

– Aprende a participar en sus cuidados y en su educación desde muy pequeño.

– Demuéstrale tus sentimientos, como abrazar, besar, llorar, reír, enfadarse ya que demostrar los sentimientos no es señal de debilidad, sino de “humanidad”.

– Enséñale a dar. Tu actitud de entrega, dedicación y colaboración es el mejor ejemplo para que aprenda a hacerlo bien.

– Muéstrate disponible. Él necesita que estés ahí a cada momento para sentirse seguro y esta base firme es la que, más adelante, le va a permitir vivir sin su madre y sin ti y hacerse independiente.

Y por último debemos tener presentes que la relación de papás que se tenga con su pareja, en matrimonio, separados o divorciados el rol del papá y de la mamá es fundamental para el desarrollo psicológico de los hijos, por lo tanto ambos deben elegir la mejor forma de educar, buscar alternativas que sean adecuadas para que sus hijos puedan ser personas seguras y con buen autoestima, para que en lo posterior aprendan a sobrellevar las dificultades que puedan presentarse en diferentes etapas de sus vidas.

Padres jóvenes ¿Qué opinan sus hijos de ellos?

La paternidad es una de las etapas más importantes en la vida del hombre. En la actualidad ellos han aprendido nuevas formas de ser padres, porque han tenido que cambiar sus prácticas cotidianas en las acciones y compromisos de crianza, que los ha llevado a reconocer sus limitaciones, temores, relaciones de autoridad, pero a su vez han disfrutado de la convivencia con sus hijos..

Al respecto Femenina entrevisto a Ricardo Aguirre y Ramiro Videa, dos padres jóvenes que decidieron ejercer su paternidad, por las ventajas que representaba el hacerlo. Conoceremos la opinión de sus hijos en relación con los consejos que reciben de ellos y cómo los ponen en práctica en su vida diaria.

RICARDO AGUIRRE

Tiene 40 años, es padre de tres hijos, Camila, Jorge y Constanza Aguirre Velarde. Estudió Administración de Empresas en Lander University, en la actualidad se desempeña como gerente Nacional de Marketing en Hansa y fue uno de los mejores jugadores de tenis profesional del país.

“Me casé a los 24 años y al año siguiente nació Camila. Al tenerla en brazos por primera vez fue una emoción enorme y una alegría indescriptible tanto para mí como para mi señora. Nos gustó tanto que decidimos repetir dos veces más. Una de las ventajas de ser papá joven es que puedes disfrutar las diferentes etapas de tus hijos y en particular cuando tengas nietos vivir con ellos a plenitud”, expresó Aguirre.

Para el ejecutivo de Hansa el ser padre ha significado una gran responsabilidad, porque en su criterio no solo consiste en proporcionar un hogar adecuado para la crianza de un hijo, sino también en formar a una persona de bien para la sociedad.

Le consultamos cómo ha logrado combinar el ser papá con el trabajo. Al respecto dijo: “Soy gerente nacional de Marketing de Hansa en la división automotriz, tengo a mi cargo la marca de Volkswagen. Lo difícil de trabajar y ser papá es que uno trata de darle todo el cariño a los hijos, pero con el trabajo no se puede hacer lo que uno quisiera y con los años se debe hacer mayor esfuerzo. Por eso los fines de semana trato de compartir todas mis actividades con mis hijos jugando tenis o de paseo”.

Recordemos que Aguirre fue uno de los mejores jugadores de tenis de Bolivia desde sus 10 hasta sus 21 años fue campeón nacional. Jugó 4 años consecutivos la Copa Davis y obtuvo una beca en Lander University y en la actualidad fue electo como presidente de la Federación Boliviana de Tenis por las gestiones 2017- 2020.

Ricardo asegura que los tres mejores consejos que puede dejarle a sus hijos son: amar a Dios por sobre todas las cosas, que ellos se amen a sí mismos para que sean buenos mayordomos de su cuerpo y el enseñarles a lidiar con las presiones externas como ser el alcohol, droga y sexo.

Así describió a su papá Constanza: “Mi papá es alto, fuerte y muy simpático. Muy buena persona, es cariñoso, juguetón y no siempre es tan estricto conmigo. Me enseña a mejorar mi técnica en el tenis y considero que es mejor papá que pueda existir. Lo quiero mucho y espero que siempre esté junto a mí”.

RAMIRO VIDEA

Tiene 42 años, es padre de dos niños Ana Martina y Santiago Videa. Fue campeón nacional de tenis a sus 14 años y a los 16 estaba entre los mejores jugadores del país. A sus 22 años realizó estudios para ser entrenador de tenis y en la actualidad trabaja en el Club de Tenis La Paz.

“La paternidad ha significado lo más importante en mi vida. He querido ser padre joven por esta razón quise tener a mi primer bebé a los 30 años y así fue con Ana Martina, quien nació por parto natural en el cual estuve presente, y cuando el médico me puso en brazos a la bebé fue una mezcla de sensaciones de miedo y euforia a la vez, al verla tan pequeña e indefensa”, recordó Videa.

Preguntamos a nuestro entrevistado cómo combina su paternidad con la actividad laboral a lo que respondió: “Muchas veces he tenido que viajar por meses para hacer algunos cursos y tuve que dejar a mis hijos, tiempo en el que los extraño mucho, ellos saben que debo trabajar. Les doy calidad de tiempo, porque cuando estoy con ellos los abrazo, beso y juego lo más que puedo”.

Videa recordó que en una ocasión estando en un torneo en Sucre, Martina que tenía por entonces 6 meses se enfermó de gastroenteritis y estuvo internada, porque no comía y estaba con sueros. Tuvo que regresar en un vuelo de inmediato tiempo en el cual sintió mucha desesperación por saber cuál era el estado de salud de su hija.

“Lo mejor que un padre deja a sus hijos es todo lo que son, valores y principios. Yo quiero que tengan un mejor nivel de tenis que el que tuve y todo eso se consigue con trabajo constante. Martina comenzó a los 5 años al principio no le gustaba, pero yo hice que le guste y Santiago en poco tiempo participará en un torneo en Tarija”, dijo Videa.

Así hablan de su papá Ana Martina y Santiago Videa. “Mi papá es bueno, divertido y a la vez estricto. Me dice que adelante la tarea en lugar de dejarla para el último momento. Me inscribió en el tenis y comencé a practicar, él también me entrena. Ha sido un ejemplo para mí”. Santiago agregó: “Es un papá cariñoso con nosotros y me da un buen ejemplo. Me gusta que nos lleve al Megacenter a cenar y que me haya inscrito en el tenis, si antes me gustaba ahora me encanta estar en la cancha”.

Cada padre tiene una historia

Cuando llega el día del padre solemos evocar un recuerdo a veces cariñoso o a veces distante y en ocasiones menos intenso que el recuerdo de una madre; sin embargo, si nos ponemos a analizar no solamente con nuestra mente crítica si no con nuestra inteligencia profunda e imaginativa, podemos descubrir a una persona, a una criatura del universo llena de mucho amor, con sus desafíos propios y con sus muchas acciones ignoradas y olvidadas y con sus muchos logros que tal vez nunca llegamos a escuchar: una charla sincera siempre ha sido una gran necesidad y un gran deseo, a veces imposible de alcanzar por diferentes razones.

Cada padre tiene también un corazón, una dignidad y una conciencia; tiene también una vida y una historia que son y representan la ganancia de cada espíritu, de cada padre que ha logrado dar de sí, lo más que pudo por sus hijos.

Existen muchas personas que valoran y aprecian a su padre y son personas honestamente buenas y también personas correctas que saben apreciar y entender que el padre no sólo es un ser humano, es también un ser simbólico que representa el orden, la disciplina, la seguridad, el apoyo incondicional y el recurso poderoso que facilita el funcionamiento y la vida de todo hogar.

Cuando tenemos buenas relaciones con nuestro padre, todos los aspectos vinculados a la fuerza masculina se desenvuelven con éxito en nuestra vida; cuando nuestra relación con nuestro padre es negativa, todos los aspectos vinculados al éxito profesional y al éxito en nuestros asuntos vitales se ven truncados por los pensamientos negativos que emergen de dicha relación enfermiza.

Ahora que sabemos de dónde vienen estas situaciones negativas y perjudiciales de nuestra vida, podemos ponerles remedio realizando un tratamiento, el tratamiento del perdón que puede incluir varios días de trabajo de afirmaciones manuscritas que tendrán como consecuencia, la resolución aparentemente misteriosa de problemas financieros que se repetían una y otra vez.

Cuando se resuelven en nuestra mente inconsciente los conflictos que tenemos guardados con nuestro padre, comenzamos a ponerle orden a nuestra relación con el dinero, con nuestras finanzas y con el proceso de autoestima que toda persona debería tener.

Ahora vamos al ejercicio: Escriba la siguiente afirmación durante nueve días en series de diez: “Perdono a mi padre por completo y me pongo en paz con él”; escriba esta afirmación, atrévase a hacerlo sobrepasando su incredulidad y persevere durante los nueve días y los resultados que se materializarán le causarán muchas gratas satisfacciones.

Papás que se hacen niños

“Mi padre es grande, grande de verdad, cada vez que se convierte nuevamente en un niño”. Así cantaba un coro infantil en un festival no hace mucho tiempo. Y es que dentro de cada padre, de cada madre, se esconde siempre el haber sido un niño. A veces sale a la luz este “niño escondido”. Otras veces ese niño permanece oculto, invisible, pero no por eso deja de estar allí.

¿Qué significa que un padre “se convierte en un niño”? La pregunta implica responder a otra pregunta: ¿qué significa ser niño? El niño es siempre explosión de vida, de alegría, de aprendizaje, de juego, de iniciativa, de sorpresas, de lágrimas que desaparecen pronto o de alegrías más o menos estables. El niño es cariño, aunque a veces también algo de egoísmo. El niño es observación, curiosidad, búsqueda. El niño es inquietud incontenible, actividad incansable, movimiento extenuante...

De nuevo, la pregunta: ¿cómo debería ser un papá que se convierte en niño? Pues está claro: debería ser capaz de dejar el traje que lo aprisiona, los asuntos importantes que lo tienen siempre ocupado, las prisas por cumplir toda una serie de requisitos... Dejar de lado tantas cosas para sentarse en el suelo y jugar, con un coche en miniaturas, a carreras con su hijo, o a doctor de las muñecas de la hija, o a veterinario de las tortugas del más pequeño...

Para muchos la idea de que uno ha llegado a adulto es sinónimo de estabilidad, de algo de aburrimiento, de monotonía. No hay tiempo para convertirse en un niño, si es que a veces no se cae en el triste peligro de no tener ni tiempo para estar con los hijos... Hay niños que sólo ven a sus padres en la noche, antes de acostarse, y, por las prisas y los cansancios de la jornada, apenas si hay tiempo para un saludo y un “hasta mañana”. El fin de semana, quizá, los padres están algo de tiempo en casa, pero es el momento en que los chicos salen fuera con los amigos, o van a un club, o simplemente quedan pegados al aparato de la televisión o a un juego electrónico para no molestar a los papás.

Sin embargo, ¡qué bonita es la familia en la que tanto papá como mamá dedican lo mejor de su tiempo a sus hijos! Hoy es papá quien coge una novela y la lee a quien, con sus pocos años, empieza a pelearse con las letras. Mañana es mamá quien juega a la niñera con la hija pequeña, y las dos peinan juntas a la muñeca favorita. Pasado mañana son los dos, papá y mamá, que acompañan a los pequeños a cazar mariposas, perseguir lagartijas o tirar piedras a la superficie de un estanque... Y cada día, al caer la noche, pequeños y grandes saben rezar juntos, como si todos fuesen igualmente niños e igualmente grandes, oraciones sencillas y cariñosas como el “Jesusito de mi vida” o el “Dulce Madre...”

Los padres, ciertamente, tienen que trabajar y luchar para que los niños puedan tener lo mejor. En ese esfuerzo por ayudarles también hay que encontrar maneras para compartir cariño (que es la cosa más grande que un papá puede dar a sus hijos). El niño será más feliz con un papá y una mamá que juegan con él al escondite que con un costoso juego electrónico que usa sin que nadie disfrute de sus victorias.

Sí: los padres son grandes cuando se hacen como niños. Es entonces cuando también los niños aprenden que es posible ser grandes dando todo el cariño y las energías a los demás. ¿No es esta la mejor educación que podemos ofrecer a nuestros hijos?

jueves, 3 de marzo de 2016

Respeta a la familia de tu pareja


El ser humano es sociable por excelencia, nuestro primer grupo social es la familia y es obligación de todos los componentes hacer agradable la convivencia, en la medida en que a cada cual le corresponda.

Ese convivir trae consigo un sinfín de contrariedades y disgustos que únicamente se pueden superar, cuando los miembros ponen de su parte. El hogar es el refugio donde se debe encontrar la paz y la armonía que perdemos por los problemas que se hacen presentes cada día.

La primera experiencia social por la que todos pasamos, es el seno mismo de la familia, donde debemos lograr las mejores relaciones humanas, poniendo de manifiesto la educación.

Se debe considerar como propia a la familia de nuestra pareja, es allí donde debemos poner en práctica nuestra educación, pues de ésta dependerá el futuro éxito o fracaso de nuestra relación, no podemos pretender llevar una vida conyugal plena si hay conflictos familiares.

Para evitar inconvenientes, tengamos siempre la mejor predisposición, basada en los principios de la educación que hemos adquirido en el primer hogar. No es preciso ser falsos, tan sólo anteponer ante cualquier adversidad, un poco de paciencia y tolerancia, buscando la mejor manera de sobrellevar los problemas.

El dialogo con nuestra pareja es vital, con un poco de amor y sana complicidad podemos conducir la relación entre ambas familias.

Aceptemos las recomendaciones o consejos que nos dan nuestros suegros, aunque luego no lo apliquemos, un poco de cortesía nunca esta demás.

Correspondamos de buena manera las atenciones que tienen con nosotros, recibamos con agrado sus obsequios, no lo veamos como una ofensa, definitivamente no lo es…

El respeto a la familia de nuestra pareja, es tan importante como el amor que nos une, a nadie le gustaría que falten el respeto a nuestros padres, provocaríamos una reacción automática y un conflicto innecesario que podría haber sido evitado, siempre recordemos que para todos, la familia es lo más sagrado.

Nunca hablemos mal de la familia de nuestra pareja, no la ofendamos, evitemos mencionarlos durante esas discusiones que son normales en la pareja. No olvidemos que para lograr una relación duradera, la base será siempre la comunicación y el respeto.

La convivencia bajo el mismo techo no debería ser una molestia, ya que la unión espiritual de todos los componentes, da origen a la verdadera familia.

Nuestra educación debe alcanzar y favorecer a todo el entorno familiar, incluido el personal de servicio, las palabras “por favor” y “gracias” siempre deben estar presentes en nuestro vocabulario, recordemos que en muchas ocasiones ellos comparten un sentimiento sincero con los componentes de la familia, hacen suyas las penas y alegrías, lo que nos sugiere que no debemos ser indiferentes ante eventuales problemas o gozos que ellos también experimentan, no debemos ser ajenos a sus preocupaciones, ellos cumplen funciones que alivian nuestros días y merecen nuestra consideración.

El ejemplo es la mejor manera de ser correspondido, seamos amables, respetuosos, detallistas, tolerantes, comprensivos y verán que la convivencia en cualquier entorno será placentera.

Por otra parte, nuestra apariencia es tan importante como el respeto, “Como te veo, te trato”. Debemos lucir siempre presentables, además de ser una de las fórmulas para ser exitosos, es una muestra de respeto y consideración hacia los demás.