jueves, 31 de octubre de 2013
¿Por cuántos años deben llevarse mis hijos?
Hay parejas que prefieren que entre sus hijos haya pocos años de diferencia para facilitar la tarea de sacarlos adelante y para que entre ellos sean compañeros en todo lo que vayan a hacer. Otros optan por lo contrario, para así poder disfrutar de cada retoño por separado.
“No existe una regla. En todo caso, hay más beneficios cuando los niños se llevan por dos o tres años de edad, porque los hermanos mayores son una importante fuente de socialización para los más pequeños”, explica la terapeuta familiar Marcela Losantof.
Esto no significa que el hecho de llevarse por más de tres años de diferencia sea malo. Están las ventajas de la parte práctica y económica —mayor posibilidad de organizarse para el trabajo— y el hecho de que muchos hermanos mayores asumen el rol de protectores, consejeros y son capaces de dar amor. Eso sí, los progenitores deben medir hasta dónde debe llegar la responsabilidad del hijo mayor con el menor, explica la terapeuta.
Además, los padres tienen la opción de disfrutar de su segundo bebé con tiempo y tranquilidad, debido a que su hijo mayor es cada vez más autónomo e independiente.
Si la pareja opta por tener a sus hijos con mucha diferencia de edad, también puede ser porque desean prolongar por más tiempo la presencia de un infante en la familia. “La experiencia del primer bebé suele hacer que los padres valoren con cuidado la situación económica, laboral, social, familiar así como su situación para animarse a tener un segundo niño. Esto exigirá una nueva organización de las rutinas y de los roles cotidianos no sólo para los papás, sino también para el pequeño que ve llegar al hermanito”, se explica en el portal especializado www.guiainfantil.com.
Al respecto, Losantof señala que esto depende de la buena planificación. Tener hermanos es muy importante para el desarrollo de los niños y que haya entre ellos una diferencia de dos o tres años es lo ideal, según la especialista. “Cuando se llevan por poco, tienen más posibilidades de aprender a través de los más grandes la forma de negociar, pelear y defenderse, buscar apoyo, reaccionar y expresarse, entre otros”.
Otra ventaja, si la diferencia es poca, es que pueden sentirse amigos y compañeros de juego, sobre todo, durante la primera infancia.
Sin embargo, se debe tener en cuenta un factor conflictivo: los primeros meses de organización, cuando la diferencia es muy poca, el hijo mayor sufrirá importantes cambios en la relación con sus padres. “Esto dependerá de cómo se lo prepare. Si él sabe que pronto llegará un bebé, deberá recibir orientación sobre los cuidados que requiere un recién nacido”, expone Losantof. Por esto, el niño debe saber que su hermanito recibirá muchas atenciones, por unos meses, pues es el más frágil de la familia. Hay que contarle que lo mismo pasó con él a esa edad.
No es conveniente tener niños con un año de diferencia, pues el primero tendrá que crecer muy independiente debido a que la mayor atención será para el más pequeño.
Celos
Al margen de la edad, cuando el nuevo integrante llegue al hogar, evita mostrar preferencias de algún tipo. De ti depende que los celos no ocasionen una mala relación entre los hermanos a futuro.
Mentalízate
Si te animas por otro niño, vuelve a empezar y renuncia a la independencia que, hasta ahora, ya te concedía la edad del hijo mayor. La organización y predisposición es importante para llevar el cambio en paz.
Disfrutar
Si tu niño llega muchos años después del primero, disfrútalo como si fuera el primero, desde la perspectiva de madurez y confianza que sólo te puede dar la experiencia de haber sido padre o madre antes.
Fuentes: Marcela Losantof, terapeuta familiar. Con datos de: http://www.guiainfantil.com
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