martes, 29 de agosto de 2017
Cómo ser un adulto resiliente
Gran parte de las investigaciones científicas sobre la resiliencia —nuestra capacidad de recuperarnos de la adversidad— se ha enfocado en cómo desarrollar esta en los niños. Sin embargo, ¿qué hay de los adultos?
Si bien la resiliencia es una habilidad fundamental para un desarrollo saludable en la niñez, la ciencia demuestra que los adultos también pueden tomar acciones para impulsarla; a menudo es cuando más la necesitamos. La adultez puede traer consigo todo tipo de factores que causan estrés, incluyendo un divorcio, la muerte de alguno de los padres, reveses profesionales y preocupación ante la jubilación, pero muchos de nosotros no cultivamos las habilidades para enfrentar tales adversidades, como se requiere para superar estos retos.
La buena noticia es que algunas de las cualidades de una edad más avanzada, como una mejor capacidad para regular las emociones, la perspectiva obtenida a partir de las experiencias de vida y la preocupación por las generaciones futuras, pueden darles a las personas mayores una ventaja sobre las más jóvenes en cuanto al desarrollo de la resiliencia, dijo Adam Grant, profesor de Administración y Psicología de la Facultad Wharton de la Universidad de Pensilvania.
“Hay un conjunto de comportamientos que se pueden aprender de manera natural y que contribuyen a la resiliencia”, dijo Grant, quien escribió junto con Sheryl Sandberg, la directora de operaciones para Facebook, el libro “Option B: Facing Adversity, Building Resilience and Finding Joy”. “Esas son las conductas hacia las que gravitamos cada vez más conforme vamos creciendo”.
El año pasado, Dennis Charney, un investigador de la resiliencia y decano de la Facultad de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí, en la ciudad de Nueva York, salía de una tienda de alimentos cuando recibió un balazo de un exempleado insatisfecho. Charney pasó cinco días en terapia intensiva y tuvo una recuperación difícil. “Después de 25 años de estudiar la resiliencia, yo mismo tuve que ser resiliente”, dijo Charney, coautor del libro “Resilience: The Science of Mastering Life’s Greatest Challenges”. “Es bueno estar preparado de antemano, pero una vez impactado por un trauma no es demasiado tarde para cultivar la capacidad de salir adelante de manera resiliente”.
Los científicos que estudian el estrés y la resiliencia dicen que es importante pensar en esta última como si fuera un músculo emocional, el cual puede fortalecerse en cualquier momento. Aunque es útil desarrollar la resiliencia antes de que se presente una crisis pequeña o grande, también hay pasos activos que podemos tomar durante y después de las crisis para acelerar la recuperación emocional.
Estas son algunas de las formas en las que puedes cultivar la resiliencia en la adultez:
• Practica el optimismo. El optimismo es en parte heredado y en parte aprendido. Así que, si naciste en una familia de pesimistas, de cualquier forma puedes encontrar a tu optimista interior.
Ser optimista no significa ignorar la realidad de una situación difícil. Después de la pérdida de un empleo, por ejemplo, mucha gente se siente derrotada y piensa: “Nunca me recuperaré de esto”. Un optimista reconocerá el reto, pero con más esperanza, y dirá: “Esto será difícil, pero es una oportunidad de replantearme mis objetivos de vida y conseguir un trabajo que realmente me haga feliz”.
Aun cuando suene trivial, tener pensamientos positivos y rodearte de gente positiva en verdad ayuda. Steven Southwick, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Yale y coautor del libro de Charney, señala que el optimismo, al igual que el pesimismo, puede ser contagioso. Así que su consejo es: “Júntate con personas optimistas”.
• Reescribe tu historia. Cuando Charney estaba recuperándose del balazo, sabía que su vida había cambiado para siempre, pero reestructuró la situación, enfocándose en la oportunidad que le presentaba ese duro golpe. “Una vez que eres víctima de un trauma, eso se queda contigo”, dijo. “Pero yo sabía que podía ser un modelo. Tengo a miles de estudiantes que observan mi recuperación. Esto me da la oportunidad de usar lo que he aprendido”.
Ha sido demostrado en un estudio tras otro que podemos beneficiarnos de cambiar el discurso personal que moldea nuestra forma de ver el mundo y a nosotros mismos. En estudios sobre escritura expresiva, obtuvieron mejores calificaciones los estudiantes universitarios a los que se les enseñó a reformular sus conflictos como una oportunidad de crecimiento, y fue menos probable que abandonaran sus estudios. Una investigación realizada en Harvard encontró que las personas que consideraban el estrés como un combustible para un mejor desempeño obtenían mejores resultados en sus exámenes y manejaban mejor el estrés –desde el punto de vista fisiológico– que aquellos a quienes se les había enseñado a ignorarlo.
“Se trata de aprender a reconocer la historia explicativa que tiendes a usar para tu vida”, dijo Southwick. “Observa lo que te dices a ti mismo y cuestiónalo. No es fácil. Requiere práctica”.
• No te lo tomes personal. Tenemos la tendencia de culparnos por las adversidades de la vida y rumiar acerca de lo que podríamos haber hecho diferente. En su momento, una situación difícil parece no tener fin. Para fortalecer tu resiliencia, recuerda que incluso si cometiste un error, con toda seguridad hubo varios factores que contribuyeron al problema; cambia tu enfoque hacia los próximos pasos a seguir.
“Decirte a ti mismo que una situación no es personal, que no lo abarca todo ni es permanente, puede ser extremadamente útil”, dijo Grant. “Casi no hay fracasos que sean completamente personales”.
• Recuerda tus recuperaciones. En tiempos difíciles, a menudo recordamos que otras personas —como los refugiados de guerras o un amigo con cáncer— la han pasado peor. Aunque esto pueda ser cierto, obtendrás un mayor impulso resiliente si te recuerdas a ti mismo los retos que tú ya has superado personalmente.
“Es más fácil identificarte con quien eras antes que con alguien de otro país”, dijo Grant. “Recuerda y di: ‘Ya pasé por algo peor en el pasado. Esto no es lo más horrible que he enfrentado o enfrentaré. Sé que puedo lidiar con esto’”.
Sallie Krawcheck, antigua ejecutiva de Wall Street, dijo que después de un despido bastante público, se recordó a sí misma lo afortunada que era de tener una familia sana y un colchón financiero. Aunque nunca ha estudiado la resiliencia, cree que algunos retos que enfrentó a temprana edad —como el que la molestaran en la secundaria (“Fue brutal”, dijo) o pasar por un divorcio doloroso— la ayudaron a recuperarse también en el ámbito profesional. “Simplemente creo en los resurgimientos”, dijo Krawcheck, quien recientemente fundó Ellevest, una plataforma de inversión en línea para mujeres. “Considero estos reveses como parte de un viaje y no un fracaso que pueda terminar con mi carrera. No había nada que pudieran hacerme en Wall Street que fuera tan malo como la secundaria”.
• Apoya a otros. Los estudios sobre resiliencia muestran que las personas son más resilientes cuando cuentan con redes sólidas de apoyo de amigos y familiares que les puedan ayudar a enfrentar las crisis. Sin embargo, puedes obtener un impulso resiliente aún mayor cuando tú das el apoyo.
En un estudio sobre resiliencia psicológica realizado en 2017 entre veteranos del Ejército de Estados Unidos, quienes tenían niveles más altos de gratitud, altruismo y sentido de propósito también presentaban mayores habilidades de resiliencia.
“Cualquier manera en la que puedas acercarte a otros y ayudarlos es una forma de salir de ti mismo, lo que constituye una forma importante de aumentar tu propia fuerza”, dijo Southwick. “Una parte de la resiliencia es asumir la responsabilidad de tu vida y de crear una vida que consideres significativa y con propósito. No tiene que ser una misión elevada: puede ser tu familia. Mientras aquello en lo que participes tenga sentido para ti, eso puede impulsarte a superar todo tipo de adversidades”.
• Descansa del estrés. Los tiempos de estrés manejable representan una oportunidad de cultivar tu resiliencia. “Debes cambiar la manera en que piensas el estrés”, dijo Jack Groppel, cofundador del Johnson & Johnson Performance Institute, que hace poco comenzó a ofrecer un curso de resiliencia. “Debes invitar al estrés a tu vida. Un ser humano necesita estrés; el cuerpo y la mente quieren estrés”.
La clave, dijo Groppel, es reconocer que nunca eliminarás el estrés de tu vida. Por lo tanto, hay que crear oportunidades frecuentes para que el cuerpo se recupere de este, al igual que harías para dejar descansar a tus músculos entre repeticiones de levantamiento de pesas. Tomar una caminata a modo de descanso, dedicarle cinco minutos a meditar o ir a almorzar con alguna amistad son maneras de darles a tu cuerpo y a tu mente un descanso del estrés.
“El estrés es el estímulo para el crecimiento, y la recuperación es cuando el crecimiento ocurre”, dijo Groppel. “Así es cómo desarrollamos el músculo de la resiliencia”.
• Sal de tu zona de confort. La resiliencia no solo proviene de las experiencias negativas. Puedes cultivar tu resiliencia poniéndote en situaciones desafiantes. Groppel está planeando escalar el monte Kilimanjaro con su hijo, por ejemplo. Así que toma unas vacaciones intrépidas o corre un triatlón. Comparte tus habilidades poéticas secretas con extraños en un evento de lectura de poesía.
“Hay algo biológico en ello”, dijo Charney. “Tus sistemas para regular la hormona del estrés se harán menos reactivos al estrés para que puedas manejarlo mejor. Vive tu vida de manera que adquieras las habilidades que te permitan manejarlo”.
STEVEN SOUTHWICK, PROFESOR DE PSIQUIATRÍA DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE YALE.
“Mientras aquello en lo que participes tenga sentido para ti, eso puede impulsarte a superar todo tipo de adversidades”.
DENNIS CHARNEY, DECANO DE LA FACULTAD DE MEDICINA ICAHN DEL HOSPITAL MONTE SINAÍ.
“Es bueno estar preparado de antemano, pero una vez impactado por un trauma no es demasiado tarde para cultivar la capacidad de salir adelante de manera resiliente”.
Si bien la resiliencia es una habilidad fundamental para un desarrollo saludable en la niñez, la ciencia demuestra que los adultos también pueden tomar acciones para impulsarla; a menudo es cuando más la necesitamos. La adultez puede traer consigo todo tipo de factores que causan estrés, incluyendo un divorcio, la muerte de alguno de los padres, reveses profesionales y preocupación ante la jubilación, pero muchos de nosotros no cultivamos las habilidades para enfrentar tales adversidades, como se requiere para superar estos retos.
La buena noticia es que algunas de las cualidades de una edad más avanzada, como una mejor capacidad para regular las emociones, la perspectiva obtenida a partir de las experiencias de vida y la preocupación por las generaciones futuras, pueden darles a las personas mayores una ventaja sobre las más jóvenes en cuanto al desarrollo de la resiliencia, dijo Adam Grant, profesor de Administración y Psicología de la Facultad Wharton de la Universidad de Pensilvania.
“Hay un conjunto de comportamientos que se pueden aprender de manera natural y que contribuyen a la resiliencia”, dijo Grant, quien escribió junto con Sheryl Sandberg, la directora de operaciones para Facebook, el libro “Option B: Facing Adversity, Building Resilience and Finding Joy”. “Esas son las conductas hacia las que gravitamos cada vez más conforme vamos creciendo”.
El año pasado, Dennis Charney, un investigador de la resiliencia y decano de la Facultad de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí, en la ciudad de Nueva York, salía de una tienda de alimentos cuando recibió un balazo de un exempleado insatisfecho. Charney pasó cinco días en terapia intensiva y tuvo una recuperación difícil. “Después de 25 años de estudiar la resiliencia, yo mismo tuve que ser resiliente”, dijo Charney, coautor del libro “Resilience: The Science of Mastering Life’s Greatest Challenges”. “Es bueno estar preparado de antemano, pero una vez impactado por un trauma no es demasiado tarde para cultivar la capacidad de salir adelante de manera resiliente”.
Los científicos que estudian el estrés y la resiliencia dicen que es importante pensar en esta última como si fuera un músculo emocional, el cual puede fortalecerse en cualquier momento. Aunque es útil desarrollar la resiliencia antes de que se presente una crisis pequeña o grande, también hay pasos activos que podemos tomar durante y después de las crisis para acelerar la recuperación emocional.
Estas son algunas de las formas en las que puedes cultivar la resiliencia en la adultez:
• Practica el optimismo. El optimismo es en parte heredado y en parte aprendido. Así que, si naciste en una familia de pesimistas, de cualquier forma puedes encontrar a tu optimista interior.
Ser optimista no significa ignorar la realidad de una situación difícil. Después de la pérdida de un empleo, por ejemplo, mucha gente se siente derrotada y piensa: “Nunca me recuperaré de esto”. Un optimista reconocerá el reto, pero con más esperanza, y dirá: “Esto será difícil, pero es una oportunidad de replantearme mis objetivos de vida y conseguir un trabajo que realmente me haga feliz”.
Aun cuando suene trivial, tener pensamientos positivos y rodearte de gente positiva en verdad ayuda. Steven Southwick, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Yale y coautor del libro de Charney, señala que el optimismo, al igual que el pesimismo, puede ser contagioso. Así que su consejo es: “Júntate con personas optimistas”.
• Reescribe tu historia. Cuando Charney estaba recuperándose del balazo, sabía que su vida había cambiado para siempre, pero reestructuró la situación, enfocándose en la oportunidad que le presentaba ese duro golpe. “Una vez que eres víctima de un trauma, eso se queda contigo”, dijo. “Pero yo sabía que podía ser un modelo. Tengo a miles de estudiantes que observan mi recuperación. Esto me da la oportunidad de usar lo que he aprendido”.
Ha sido demostrado en un estudio tras otro que podemos beneficiarnos de cambiar el discurso personal que moldea nuestra forma de ver el mundo y a nosotros mismos. En estudios sobre escritura expresiva, obtuvieron mejores calificaciones los estudiantes universitarios a los que se les enseñó a reformular sus conflictos como una oportunidad de crecimiento, y fue menos probable que abandonaran sus estudios. Una investigación realizada en Harvard encontró que las personas que consideraban el estrés como un combustible para un mejor desempeño obtenían mejores resultados en sus exámenes y manejaban mejor el estrés –desde el punto de vista fisiológico– que aquellos a quienes se les había enseñado a ignorarlo.
“Se trata de aprender a reconocer la historia explicativa que tiendes a usar para tu vida”, dijo Southwick. “Observa lo que te dices a ti mismo y cuestiónalo. No es fácil. Requiere práctica”.
• No te lo tomes personal. Tenemos la tendencia de culparnos por las adversidades de la vida y rumiar acerca de lo que podríamos haber hecho diferente. En su momento, una situación difícil parece no tener fin. Para fortalecer tu resiliencia, recuerda que incluso si cometiste un error, con toda seguridad hubo varios factores que contribuyeron al problema; cambia tu enfoque hacia los próximos pasos a seguir.
“Decirte a ti mismo que una situación no es personal, que no lo abarca todo ni es permanente, puede ser extremadamente útil”, dijo Grant. “Casi no hay fracasos que sean completamente personales”.
• Recuerda tus recuperaciones. En tiempos difíciles, a menudo recordamos que otras personas —como los refugiados de guerras o un amigo con cáncer— la han pasado peor. Aunque esto pueda ser cierto, obtendrás un mayor impulso resiliente si te recuerdas a ti mismo los retos que tú ya has superado personalmente.
“Es más fácil identificarte con quien eras antes que con alguien de otro país”, dijo Grant. “Recuerda y di: ‘Ya pasé por algo peor en el pasado. Esto no es lo más horrible que he enfrentado o enfrentaré. Sé que puedo lidiar con esto’”.
Sallie Krawcheck, antigua ejecutiva de Wall Street, dijo que después de un despido bastante público, se recordó a sí misma lo afortunada que era de tener una familia sana y un colchón financiero. Aunque nunca ha estudiado la resiliencia, cree que algunos retos que enfrentó a temprana edad —como el que la molestaran en la secundaria (“Fue brutal”, dijo) o pasar por un divorcio doloroso— la ayudaron a recuperarse también en el ámbito profesional. “Simplemente creo en los resurgimientos”, dijo Krawcheck, quien recientemente fundó Ellevest, una plataforma de inversión en línea para mujeres. “Considero estos reveses como parte de un viaje y no un fracaso que pueda terminar con mi carrera. No había nada que pudieran hacerme en Wall Street que fuera tan malo como la secundaria”.
• Apoya a otros. Los estudios sobre resiliencia muestran que las personas son más resilientes cuando cuentan con redes sólidas de apoyo de amigos y familiares que les puedan ayudar a enfrentar las crisis. Sin embargo, puedes obtener un impulso resiliente aún mayor cuando tú das el apoyo.
En un estudio sobre resiliencia psicológica realizado en 2017 entre veteranos del Ejército de Estados Unidos, quienes tenían niveles más altos de gratitud, altruismo y sentido de propósito también presentaban mayores habilidades de resiliencia.
“Cualquier manera en la que puedas acercarte a otros y ayudarlos es una forma de salir de ti mismo, lo que constituye una forma importante de aumentar tu propia fuerza”, dijo Southwick. “Una parte de la resiliencia es asumir la responsabilidad de tu vida y de crear una vida que consideres significativa y con propósito. No tiene que ser una misión elevada: puede ser tu familia. Mientras aquello en lo que participes tenga sentido para ti, eso puede impulsarte a superar todo tipo de adversidades”.
• Descansa del estrés. Los tiempos de estrés manejable representan una oportunidad de cultivar tu resiliencia. “Debes cambiar la manera en que piensas el estrés”, dijo Jack Groppel, cofundador del Johnson & Johnson Performance Institute, que hace poco comenzó a ofrecer un curso de resiliencia. “Debes invitar al estrés a tu vida. Un ser humano necesita estrés; el cuerpo y la mente quieren estrés”.
La clave, dijo Groppel, es reconocer que nunca eliminarás el estrés de tu vida. Por lo tanto, hay que crear oportunidades frecuentes para que el cuerpo se recupere de este, al igual que harías para dejar descansar a tus músculos entre repeticiones de levantamiento de pesas. Tomar una caminata a modo de descanso, dedicarle cinco minutos a meditar o ir a almorzar con alguna amistad son maneras de darles a tu cuerpo y a tu mente un descanso del estrés.
“El estrés es el estímulo para el crecimiento, y la recuperación es cuando el crecimiento ocurre”, dijo Groppel. “Así es cómo desarrollamos el músculo de la resiliencia”.
• Sal de tu zona de confort. La resiliencia no solo proviene de las experiencias negativas. Puedes cultivar tu resiliencia poniéndote en situaciones desafiantes. Groppel está planeando escalar el monte Kilimanjaro con su hijo, por ejemplo. Así que toma unas vacaciones intrépidas o corre un triatlón. Comparte tus habilidades poéticas secretas con extraños en un evento de lectura de poesía.
“Hay algo biológico en ello”, dijo Charney. “Tus sistemas para regular la hormona del estrés se harán menos reactivos al estrés para que puedas manejarlo mejor. Vive tu vida de manera que adquieras las habilidades que te permitan manejarlo”.
STEVEN SOUTHWICK, PROFESOR DE PSIQUIATRÍA DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE YALE.
“Mientras aquello en lo que participes tenga sentido para ti, eso puede impulsarte a superar todo tipo de adversidades”.
DENNIS CHARNEY, DECANO DE LA FACULTAD DE MEDICINA ICAHN DEL HOSPITAL MONTE SINAÍ.
“Es bueno estar preparado de antemano, pero una vez impactado por un trauma no es demasiado tarde para cultivar la capacidad de salir adelante de manera resiliente”.
Mi hijo es tímido, ¿qué puedo hacer?
De Mamas y de Papas
Un niño tímido lo es en cualquier circunstancia y evento social que se preste. Sin embargo, aunque todos los niños presentan un cierto grado de timidez o vergüenza en algún momento de su infancia y es normal, existen algunos rasgos que diferencian a un niño tímido por naturaleza de lo que se denomina mutismo selectivo o fobia social (un trastorno diferente que no aparece hasta los 18 años).
¿Cuáles son, entonces, los rasgos que presenta un niño tímido? y ¿cómo podemos ayudar al niño?
La vergüenza es un rasgo común en la infancia. A menudo, los niños pequeños pasan por una etapa en la que se comportan de manera más temerosa hacia las figuras de autoridad o influencias en el entorno que ellos consideran negativas y por las que se puedan sentir agredidos. Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEPSIQ) asegura que aparte “de que hay algunos genes relacionados con las conductas de inhibición, lo más relevante es la influencia del entorno”. “Que los niños se muestren tímidos es algo normal, pues es una condición inherente en su desarrollo”, explica. Incluso, el mutismo selectivo, es decir, “niños que no se comunican en el colegio, que son incapaces de leer un libro en voz alta o hablar con sus profesores, pero que hablan cómodamente en casa, también lo es”, añade.
“Normalmente, estos niños se muestran rígidos, sin apenas expresión en la cara, no responden a las preguntas o se camuflan detrás de los pantalones de sus padres”, comenta Bobes. “En estos casos, deben acostumbrarse a exponer sus deberes en el colegio, trabajar en grupos, o realizar actividades que impliquen el contacto verbal con otros niños, si no podrían bloquearse y dar lugar a no atreverse nunca a expresarse en común y comenzar así la evitación social”, agrega el experto. Pero ese es otro tema.
La timidez es un rasgo del carácter
“Es una cuestión de darles seguridad y confianza”, comenta Bobes. “Para no dar lugar a problemas mayores como la evitación social. Lo mejor es involucrar a los niños en actividades de ocio en el colegio: jugar por equipos a cualquier cosa que implique la relación directa con otros niños es lo mejor para empezar”, asegura. Además, Bobes, hace hincapié en la importancia que tiene por parte de los padres el hecho de cuidar el desarrollo sociológico del niño. “Hijos de padres en situación de conflicto -que se pelean mucho- son más propensos a mostrarse más cohibidos en otros contextos sociales, por lo que sería conveniente trasladarlos temporalmente a otros entornos más saludables como los abuelos, o los tíos y primos”, apunta.
Y es que, lo que puede parecer como solo timidez, en realidad tiene sus raíces en la ansiedad, específicamente, es un miedo subyacente a la expectativa de hablar. “Si la ansiedad aparece, habría que apoyar al niño con algún fármaco, pero en principio, la timidez es una forma de ser, una manera diferente de expresarse que, generalmente, se modifica y se supera con el paso del tiempo”. “El trabajo en grupo con sus compañeros del colegio es lo más sencillo para empezar y, otras actividades como el teatro también pueden aportar beneficios para completar el final del proceso”, argumenta.
¿Cuáles son las raíces de la timidez?
La relación entre la ansiedad y el miedo ha sido ampliamente estudiada por los científicos que aseguran que es la causa principal para el desarrollo de la timidez, sin embargo, aún hay mucho por descubrir. Las raíces de la timidez son ambiguas, de hecho, actualmente, un grupo de psicólogos estadounidenses, expertos en el desarrollo emocional infantil, están investigando acerca de su origen.
Vanessa Lobue, profesora de psicología en la RU-N University y una de las autoras, que lleva años observando cómo actúan y reaccionan los bebés en diferentes contextos sociales, sostiene la hipótesis de que los bebés que pasan más tiempo viviendo en entornos hostiles o conviviendo con padres de carácter hosco, arisco o con frecuentes cambios de humor tienen más probabilidades de desarrollar inhibición conductual a medida que envejecen. Por lo tanto, un bebé que pasa más tiempo percibiendo una cara de “enojo puede tener una mayor predisposición a prestar más atención a la información social negativa”, sostiene.
Frente a esto, Bobes considera que los niños, desde que son bebés, deben ser educados en ambientes armónicos ya que son muy sensibles al entorno y cualquier agresión tanto física como psicológica, a la larga, les afecta.
“Lo más recomendable son los ambientes estructurados y sanos, de modo que el niño se pueda desarrollar con la máxima normalidad”, concluye el experto.
¿CONTRIBUYES A LA TIMIDEZ DE TU HIJO?
La educación de un niño tímido puede ser un gran quebradero de cabeza para los padres pues, a menudo, se presentan como personas calladas, temerosas y evitan constantemente las interacciones sociales. Sin embargo, estudios recientes afirman que es una fase por la que todos los niños pasan en algún momento de su infancia. Pero, ¿cómo descubrir la línea que separa un simple comportamiento retraído de una timidez extrema?
La psicóloga clínica Infanto-Juvenil Pino Espegel asegura que el niño tímido sufre cierto malestar en las situaciones sociales, sobre todo, cuando no están presentes sus figuras de apego, en este caso, los padres. “La familia es la base en el aprendizaje de los pequeños. Los niños que aprenden por modelaje -imitación-, si provienen de una familia de padres tímidos, es más probable que ellos lo sean”, explica. “Por otra parte, un niño con padres muy sociales, o que vive bajo la sobreprotección, puede mantener su timidez en el tiempo”, añade.
Según un informe publicado en la revista canadiense Today´s Parent, especializada en salud infantil y de familias, los padres, a veces, sin querer, pueden contribuir a la timidez de sus hijos. En la publicación se recogen las declaraciones del reconocido escritor estadounidense y exprofesor de niños Michael Reist, el cual incide en que: “Cuando los padres u otros adultos hacen intentos de corregir la timidez, el niño intercepta el mensaje y se da cuenta de que no encaja, así que, en su lugar, debemos enseñarles que también está bien no hacer o comportarse igual que todos los demás”, explica.
El peligro de la sobreprotección
Una de las causas principales que genera la timidez es la sobreprotección. Proteger excesivamente a tus hijos puede acarrearles serios problemas de inseguridad y miedo, que influyen en los niños tímidos. Un reciente estudio realizado por The New York Times basado en una encuesta realizada a más de 100.000 estudiantes de la Universidad de Pensilvania aseguró que la ansiedad es un problema de salud bastante común entre los estudiantes y que uno de cada seis estudiantes padece de depresión, estrés o ansiedad. El informe aseguraba que una de las razones principales es la sobreprotección de sus padres. Según el informe “Muchos estudiantes que llegan a la Universidad no tienen la misma capacidad de resistencia que las generaciones anteriores y no soportan el malestar ni tener que luchar frente a las adversidades”.
Numerosos expertos aseguran que cuando los estudiantes llegan a la Universidad, continúan bajo una extrema supervisión por parte de sus padres, por lo que muchos de ellos, parecen incapaces de solucionar sus problemas o mantenerse por ellos mismos. De esta forma, se han generado jóvenes más inseguros y menos motivados a desarrollar sus habilidades para afrontar la vida.
Para la escritora y profesora estadounidense, Susan Cain, autora del libro ‘El poder de los introvertidos’, “si el niño presenta falta de progresión a través de un miedo en particular, llora cuando las lágrimas no se ajustan a la situación, se aísla regularmente o tiene frecuentes arrebatos emocionales, podría estar experimentando un trastorno de ansiedad social, por lo que, en estos casos, el niño debe ser evaluado por un profesional”, declara.
Por ello, si un niño en edad temprana manifiesta fobia social de una manera atenuada y persistente, se puede tratar el problema mediante la psicoterapia. Para Espegel, existen muchas técnicas que se pueden aplicar en estos casos, pero lo más importante es el apoyo por parte del entorno del niño. “Es fundamental contar con el apoyo de los dos entornos externos a la consulta como la familia y el colegio, que actúan como agentes reforzadores imprescindibles”, explica.
Timidez Vs. Introversión
Susan Cain, en su libro, asegura que se tiene la creencia universal de que la persona extrovertida es la personalidad ideal, en contraposición a la persona tímida que se le considera ciudadano de segunda clase pero, con mucho talento, sin explotar. “De hecho, algunos famosos introvertidos como Albert Einstein, JK Rowling y el Dr. Seuss demostraron sus cualidades como la innovación, la creatividad y la sensibilidad e hicieron grandes contribuciones a la sociedad y no destacaron precisamente por sus relaciones sociales”, matiza.
Para Cain, los introvertidos tienen preferencia por un ambiente tranquilo y más estimulante, los define como personas que tienden a disfrutar en silencio. “Los introvertidos tienden a pensar más las cosas, son menos imprudentes y tienen la capacidad de centrarse en lo que realmente les importa. Por el contrario, los extrovertidos se energizan con las situaciones sociales y tienden a pensar en voz alta”, expone.
Pino Espegel denomina a los niños introvertidos como “personas inmersas en sus pensamientos o emociones, que disfrutan en soledad y deciden estar más tiempo solos por decisión propia, no por inseguridad ni ausencia de habilidades”, explica.
Por lo tanto, cada niño, manifiesta su timidez de forma diferente, pero, al final, lo más importante es animarle para que se esfuerce en todas las actividades y diferentes áreas de su vida, de forma que se exprese en los ambientes que le resulten más agradables sin presión ni sobreprotección.
viernes, 18 de agosto de 2017
jueves, 17 de agosto de 2017
Mantenerse activo y con proyectos son las claves para envejecer bien
Envejecer bien. Una cuestión en la que se debería empezar a pensar en la juventud, para tomar medidas que allanen el terreno. Comer bien, tener hábitos saludables y trabajar en las relaciones familiares para tener una red de contención y afecto son las estrategias que recomienda Pilar Sordo, la sicóloga chilena autora del libro No quiero envejecer.
La vejez se puede vivir como una experiencia positiva. “Las personas que tienen proyectos de vida y buscan los mecanismos para llevarlos a cabo, se mantienen activas y con ganas de vivir. La realización de actividades significativas permite relacionarse con otros. Estas prácticas son importantes indicadores de una buena vejez”, concluye la guía titulada Calidad de vida en la vejez, elaborada por la Pontificia Universidad Católica de Chile, que agrega un dato importante más, visibilizado gracias a su investigación: las personas que habitan en su domicilio tienen mayor posibilidad de presentar mayores índices de calidad de vida.
Paradójicamente, abandono, violencia familiar y despojo son las tres amenazas más latentes para las personas adultas mayores en nuestro medio, así lo denunciaron los invitados al Foro EL DEBER centrado en este segmento de la población que el 26 de agosto celebrará el Día de la Dignidad del Adulto Mayor.
Lo negativo
En Bolivia, según datos del Instituto Nacional de Estadística, hay 932.000 adultos mayores, de los cuales el 20% está en Santa Cruz. A la vez, la esperanza de vida ha subido a 72 años. Pero para la sicóloga con diplomado en gerontología (sicología de las etapas del envejecimiento) Mónica Lohse, en el país se está viviendo más, pero sin calidad de vida.
A la par el representante del defensor del pueblo, Jorge Paz dijo que la Gobernación y el municipio tienen competencias para trabajar por los adultos mayores, “pero lo que se hace no alcanza”. Además, basándose en las denuncias que recibe, afirmó que hay muchos abusos en contra de los adultos mayores: “Un señor llegó el otro día desde La Guardia porque sus hijos habían decidido quitarle su terreno y lo habían expulsado de su casa. Otro caso reciente se dio en la zona de La Ramada, cuando la hija de una maestra jubilada vendió su casa falsificando su firma y la dejó en la calle”.
Su apreciación fue corroborada por la cabeza de la Dirección del Adulto Mayor, Danny Cadario, que identificó tres amenazas: abandono, violencia doméstica y despojo.
A la problemática se le suma la falta de recursos. La Gobernación cruceña gasta alrededor de Bs 12.000.000 en programas para adultos mayores (mantenimiento a los asilos de ancianos, becas alimenticias y pago de algún personal). En palabras del director de Políticas Sociales, Duberty Soleto, se atiende a los 56 municipios, a través de casi 100 asociaciones de ancianos, a los que se trata de tener activos y llevarles programas sociales.
En el departamento hay tres asilos, uno en la ciudad (Asilo de Ancianos Santa Cruz, al que se aporta con Bs 1.000.000 al año), el de Comarapa y el de Jorochito. El más grande es el de la capital, con capacidad para 200 personas de la tercera edad, y que ya está al tope. “Al día llegan unas 12 solicitudes y se quedan esperando que alguien deje el espacio para entrar a ocupar”, dijo el funcionario y fue corroborado por la hermana Dorys Mesa, que con 75 años es una de las 12 monjitas que atienden a los ancianos.
La otra mala noticia es que las becas alimenticias que brindaban a las asociaciones fueron suspendidas hace seis meses por los recortes presupuestarios. Solo los tres asilos y seis comedores en provincias están recibiendo prediarios de Bs 15 por cada abuelito. “Solo para becas alimenticias se requieren Bs 5.000.000 para atender casi 15.000 ancianitos”.
Lo positivo
La directora municipal del Adulto Mayor, Danny Cadario, invitó a conocer los nueve centros que se levantaron desde 2012 paulatinamente y que están abiertos y trabajando de lunes a viernes en horario de oficina con atención médica, asesoría legal y actividades recreativas. “Cualquiera puede acudir sin costo, ni requisitos, basta con tener de 60 años para arriba, no necesitan personería jurídica ni nada”, informó además de confirmar la atención de emergencias las 24 horas llamando a la línea gratuita 800121111. “La mayoría se extravían”, dijo, a tiempo de indicar que en Facebook (www.facebook.com/AdultosMayores60/) se suben las fotos de las personas encontradas para que sus familiares las recojan.
EL DEBER visitó la central en el distrito 2 y conoció las nuevas instalaciones, la presencia de una dentista, de habitaciones para dar cobijo transitorio y los salones para actividades varias. En la oportunidad, un grupo de damas de cabellos cenizos bien perfumadas estaban elaborando moñas y vinchas que luego se ponen a la venta. De los programas para beneficiar al adulto mayor destacan la campaña para sacar certificado de nacimiento y cédula de identidad gratuita a quienes no los tienen en coordinación con Seresi y Segip. “Se ha hecho un esfuerzo para recabar por ellos los documentos necesarios y se ha conseguido dar validez a los informes sicológico- social, a visitas al médico y otros en lugar de ciertos papeles que quizá la persona ya no tenga”. Este avance es una gran cosa para los adultos mayores, pues con el documento de identidad ya pueden ser sujetos de derechos, como por ejemplo cobrar la Renta Dignidad.
La otra campaña es la de sensibilización sobre el trato preferente al adulto mayor en los medios de transporte público bautizada como Amigo estás ocupando mi asiento y gracias por ceder el asiento. En palabras de Cadario, se detectó esta necesidad dado que los jóvenes suben a los micros, se ponen audífonos y se hacen los dormidos para no ceder el asiento. Incluso resaltó que los dos primeros asientos del micro por ley pertenecen al adulto mayor.
En sus cifras, los nueve centros atendieron 192 casos legales este mes y más de 23.000 adultos mayores se beneficiaron de sus distintos programas en el primer semestre de este año.
Conclusiones
Culturas como la oriental privilegian el rol de los abuelos. Son vistos como fuente de sabiduría y su palabra es respetada y valorada. Pero en nuestro medio, prevalece la cultura del descarte y los adultos mayores son relegados o abandonados, como denunció el papa Francisco. Hay políticas, pero también mucho por hacer.
“Hay que pensar cómo vamos a llegar a ancianos”
Para Mónica Lohse, directora del Centro de Día para la Tercera Edad, la probablidad de vida ha aumentado en Bolivia, pero no la calidad de vida del adulto mayor. Podemos mejorar este aspecto para que este pueda ser compañía dentro de la casa y no vivir aislado.
“Somos seres humanos y necesitamos del calor familiar y su atención para tener buena calidad de vida. Y la preocupación no debe empezar a partir de los 60 años, sino cuando somos jóvenes, que es cuando nos debemos preguntar qué es lo que queremos llegar a ser cuando seamos ancianos y cómo vamos a llegar a esa edad. Somos curativos, pero no preventivos.
Para ella, cuando se pasa de la vida laboral a la pasiva de jubilado, hay un decaimiento. Por lo tanto, hay que generar otros proyectos para no caer en una vida sedentaria de estar “sentado en un sillón agarrado del control de la ‘tele’ y gastando más las pijamas”.
Lohse cree que a veces se ve más el deterioro cognitivo, físico y emocional en los hombres porque la mujer todavía sigue vital muchos años más, haciendo las cosas de la casa y teniendo estimulación motriz.
Concluye que “A veces los hijos nos equivocamos y pensamos que nuestros padres han llegado a una edad en la que ya no deben hacer nada, eso es un error garrafal. O cuando enferman, creemos que para qué se los va a estimular, y que en su silla de ruedas estarán bien. Hay que estimular al que es todavía un ser humano, que es parte de la familia y que puede hacer muchas actividades productivas, tener sueños y proyectos”.
martes, 8 de agosto de 2017
Analizan nuevo cambio de delito Carmen del Pilar Chacón descansa en paz
“Ha fallecido dignamente y al cuidado de sus amigos que la querían mucho”, informó ayer Scarly Ticona, amiga de Carmen del Pilar Chacón, la mujer que fue velada en vida por sus familiares en la funeraria Los Ángeles.
Tras seis días de permanecer en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Hospital del Tórax, cerca de las 10 horas del lunes, un paro cardiaco terminó con su vida luego de que presentara una leve mejoría, informó su hermano Federico Chacón, quien también es uno de los imputados en el caso.
La abogada Scarly Ticona y amiga de Chacón, minutos después de confirmarse la muerte, denunció que los representantes del Ministerio de Justicia nunca se hicieron presentes para coadyuvar con el tratamiento médico como se había comprometido la viceministra de Igualdad de Oportunidades Estefanía Morales.
“Ha fallecido dignamente y al cuidado de sus amigos que la querían mucho (…) nos vamos tranquilos, no como la otra vez que se la llevo aún con vida a una funeraria”, aseveró Ticona.
En la jornada del sábado, se conoció que los médicos del Hospital del Tórax pidieron que la paciente sea evaluada por un hematólogo y se le realice una tomografía para lo cual no se tenía recursos y los amigos de la señora estaban recolectando dinero.
DELITO
Son seis personas imputadas bajo el delito de “feminicidio en grado de tentativa” cinco de ellas están detenidas en diferentes centros penitenciarios de La Paz.
Paola Barriga, abogada de Federico Chacón, hermano de la mujer de 63 años, señaló que la tipificación del delito penal debe ser analizada luego de contar con el informe oficial de la autopsia.
Si se comprueba que el fallecimiento de Chacón fue a causa del maltrato o falta de cuidado por parte de los familiares, el tipo de delito penal puede cambiar y agravarse para los implicados en el caso.
Recordemos que en un inicio, el fiscal departamental minimizó el hecho al instruir que el caso sea investigado bajo la figura del delito de “homicidio piadoso”, que causó el repudio de la sociedad y tras una mejor investigación se modificó el tipo penal.
Karina Cuba, fiscal asignada al caso, reveló que se modificó el tipo penal, tras conocer el informe médico forense que menciona que Chacón presentaba una contusión en la cabeza.
HERMANO
La abogada Barriga informó que ya se tiene una orden de aprehensión en contra de su cliente pero esperan que la misma se active luego de que pase el entierro.
Federico Chacón es imputado debido a que fue uno de los que firmó el alta médica solicitada por los familiares, para sacarla del Hospital del Tórax el anterior miércoles y llevarla a la funeraria aún con vida.
Barriga explica que su cliente firmó dicha solicitud, debido a que una de las hijas de Chacón le aseguró que no había esperanza y el tratamiento por el cual su madre estaba internada desde el 22 de julio era muy caro, por lo que decidieron llevarla a su casa.
Pero no imaginó que su sobrina llevaría a su madre a una funeraria para que termine de agonizar.
Los primeros detenidos del caso fueron hija de Chacón, Claudia B. y su esposo Daniel T., además de Silvia B., tía de ambos.
El sábado por la madrugada corrieron la misma suerte, Joaquín B., hijo de Chacón; el gerente de la funeraria Los Ángeles, Antonio Chirinos, y Alicia Chacón, sobrina de la víctima.
Tras seis días de permanecer en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Hospital del Tórax, cerca de las 10 horas del lunes, un paro cardiaco terminó con su vida luego de que presentara una leve mejoría, informó su hermano Federico Chacón, quien también es uno de los imputados en el caso.
La abogada Scarly Ticona y amiga de Chacón, minutos después de confirmarse la muerte, denunció que los representantes del Ministerio de Justicia nunca se hicieron presentes para coadyuvar con el tratamiento médico como se había comprometido la viceministra de Igualdad de Oportunidades Estefanía Morales.
“Ha fallecido dignamente y al cuidado de sus amigos que la querían mucho (…) nos vamos tranquilos, no como la otra vez que se la llevo aún con vida a una funeraria”, aseveró Ticona.
En la jornada del sábado, se conoció que los médicos del Hospital del Tórax pidieron que la paciente sea evaluada por un hematólogo y se le realice una tomografía para lo cual no se tenía recursos y los amigos de la señora estaban recolectando dinero.
DELITO
Son seis personas imputadas bajo el delito de “feminicidio en grado de tentativa” cinco de ellas están detenidas en diferentes centros penitenciarios de La Paz.
Paola Barriga, abogada de Federico Chacón, hermano de la mujer de 63 años, señaló que la tipificación del delito penal debe ser analizada luego de contar con el informe oficial de la autopsia.
Si se comprueba que el fallecimiento de Chacón fue a causa del maltrato o falta de cuidado por parte de los familiares, el tipo de delito penal puede cambiar y agravarse para los implicados en el caso.
Recordemos que en un inicio, el fiscal departamental minimizó el hecho al instruir que el caso sea investigado bajo la figura del delito de “homicidio piadoso”, que causó el repudio de la sociedad y tras una mejor investigación se modificó el tipo penal.
Karina Cuba, fiscal asignada al caso, reveló que se modificó el tipo penal, tras conocer el informe médico forense que menciona que Chacón presentaba una contusión en la cabeza.
HERMANO
La abogada Barriga informó que ya se tiene una orden de aprehensión en contra de su cliente pero esperan que la misma se active luego de que pase el entierro.
Federico Chacón es imputado debido a que fue uno de los que firmó el alta médica solicitada por los familiares, para sacarla del Hospital del Tórax el anterior miércoles y llevarla a la funeraria aún con vida.
Barriga explica que su cliente firmó dicha solicitud, debido a que una de las hijas de Chacón le aseguró que no había esperanza y el tratamiento por el cual su madre estaba internada desde el 22 de julio era muy caro, por lo que decidieron llevarla a su casa.
Pero no imaginó que su sobrina llevaría a su madre a una funeraria para que termine de agonizar.
Los primeros detenidos del caso fueron hija de Chacón, Claudia B. y su esposo Daniel T., además de Silvia B., tía de ambos.
El sábado por la madrugada corrieron la misma suerte, Joaquín B., hijo de Chacón; el gerente de la funeraria Los Ángeles, Antonio Chirinos, y Alicia Chacón, sobrina de la víctima.
jueves, 3 de agosto de 2017
¿Eres de la generación mimi?
Mi bienestar, mi felicidad. El abuso del pronombre posesivo en cada vez más aspectos de nuestra vida ha dado origen a la generación ‘mimi’. Y es que es una forma (egoísta) de ver la realidad que, sin darnos cuenta, hemos ido adoptando a través de las redes sociales. Es como si, al no compartir un momento especial, este dejase de existir por completo. ¿De verdad necesitamos la continua aceptación de la gente que nos rodea?
“Obsesionados por estar conectados, los ´mimis´ defienden una nueva forma de entender la vida, de expresarla y, también, de consumirla. Porque ahora cualquier recuerdo pasa por el filtro del móvil y toda decisión tiene un único fin: parecer ser feliz y, por supuesto, que todos así lo vean”, explica el psicólogo Jesús Matos.
Dentro de este perfil, el experto sitúa a todos los jóvenes de entre 18 y 31 años que permanecen siempre online.
De hecho, esta obsesión también ha llegado al mundo VIP haciendo que personalidades de la talla de Kendall Jenner o Gigi Hadid decidiesen tomarse unas vacaciones para ‘desintoxicarse’ de las redes sociales. Es más, ambas coincidían en la necesidad de darse un respiro y de recuperar el control de su vida. Al menos, de la que exponen en la red. Uno de los motivos por los que, por ejemplo, la modelo Essena O’Neill, de 18 años abandonase sus exitosas publicaciones, es haberse sentido consumida por las redes sociales. En concreto, ella confesó que para conseguir la foto perfecta hacía cientos de tomas, e incluso dejaba de comer si lo creía necesario. Su vida se basaba en aparentar otra muy distinta. Al final, decidió cortar con todo y promover la Real Life.
NO SABEMOS ABURRIRNOS. LO QUEREMOS TODO YA
“Vivimos en un mundo en el que prima la inmediatez. No nos educan para tolerar la frustración ni la incertidumbre. Queremos todo y lo queremos ya, pero no estamos dispuestos a esforzarnos por ello. No sabemos aburrirnos”, asegura Matos. “Es la época más fácil para estar conectado con cualquier persona desde cualquier lugar y, sin embargo, estamos más solos que nunca”, añade con rotundidad.
¿Y si esa constante búsqueda de felicidad y aceptación se hubiese convertido en nuestro mayor obstáculo? Según Matos, en los últimos años se ha incrementado el interés por el propio bienestar, y ese ansioso deseo de ser feliz se está convirtiendo en una obsesión. “Buscamos resultados inmediatos y nos cuesta tolerar la incertidumbre. Los problemas surgen cuando aparecen la tristeza, la ira o la ansiedad”, añade. Sobre esto, asegura que no somos capaces de aceptar que esas también son emociones necesarias para la supervivencia y que “desde el punto de vista biológico y evolutivo, estar siempre feliz es un gasto innecesario de energía, que se multiplica si, además, necesitas la aprobación de todos”. ¿La solución? Reconectar con nosotros mismos y con el mundo real. Algo que solo conseguirás olvidándote de las pantallas.
“Obsesionados por estar conectados, los ´mimis´ defienden una nueva forma de entender la vida, de expresarla y, también, de consumirla. Porque ahora cualquier recuerdo pasa por el filtro del móvil y toda decisión tiene un único fin: parecer ser feliz y, por supuesto, que todos así lo vean”, explica el psicólogo Jesús Matos.
Dentro de este perfil, el experto sitúa a todos los jóvenes de entre 18 y 31 años que permanecen siempre online.
De hecho, esta obsesión también ha llegado al mundo VIP haciendo que personalidades de la talla de Kendall Jenner o Gigi Hadid decidiesen tomarse unas vacaciones para ‘desintoxicarse’ de las redes sociales. Es más, ambas coincidían en la necesidad de darse un respiro y de recuperar el control de su vida. Al menos, de la que exponen en la red. Uno de los motivos por los que, por ejemplo, la modelo Essena O’Neill, de 18 años abandonase sus exitosas publicaciones, es haberse sentido consumida por las redes sociales. En concreto, ella confesó que para conseguir la foto perfecta hacía cientos de tomas, e incluso dejaba de comer si lo creía necesario. Su vida se basaba en aparentar otra muy distinta. Al final, decidió cortar con todo y promover la Real Life.
NO SABEMOS ABURRIRNOS. LO QUEREMOS TODO YA
“Vivimos en un mundo en el que prima la inmediatez. No nos educan para tolerar la frustración ni la incertidumbre. Queremos todo y lo queremos ya, pero no estamos dispuestos a esforzarnos por ello. No sabemos aburrirnos”, asegura Matos. “Es la época más fácil para estar conectado con cualquier persona desde cualquier lugar y, sin embargo, estamos más solos que nunca”, añade con rotundidad.
¿Y si esa constante búsqueda de felicidad y aceptación se hubiese convertido en nuestro mayor obstáculo? Según Matos, en los últimos años se ha incrementado el interés por el propio bienestar, y ese ansioso deseo de ser feliz se está convirtiendo en una obsesión. “Buscamos resultados inmediatos y nos cuesta tolerar la incertidumbre. Los problemas surgen cuando aparecen la tristeza, la ira o la ansiedad”, añade. Sobre esto, asegura que no somos capaces de aceptar que esas también son emociones necesarias para la supervivencia y que “desde el punto de vista biológico y evolutivo, estar siempre feliz es un gasto innecesario de energía, que se multiplica si, además, necesitas la aprobación de todos”. ¿La solución? Reconectar con nosotros mismos y con el mundo real. Algo que solo conseguirás olvidándote de las pantallas.
miércoles, 2 de agosto de 2017
El grito como daña a muchas familias
El grito sobreexcita nuestro cerebro, nos pone en alerta y atenta contra el sutil equilibrio de nuestras emociones. Lamentablemente, esa forma de comunicación hiriente basada en un tono de voz siempre elevado es algo muy común en el seno de muchas familias. Así, el malestar y las agresiones invisibles impactan en unos y en otros dejando secuelas muy profundas.
Decía el siempre genial Jardiel Poncela que quien no tiene nada que decir, lo dice a gritos. Sin embargo, por curioso que parezca hay quien no entiende otra forma de comunicación más que esa donde el grito le sirve para pedir el cubierto que está en frente, para llamar la atención del hijo que tiene al lado o incluso para comentar el programa de televisión que está viendo en familia. Hay personas que no saben comunicarse sin ansiedad, la de ellas o la que proyectan.
“No lo puedo evitar”, se justifican. Evitar levantar la voz escapa a su control porque es el timbre y es el tono que han escuchado desde la más tierna infancia, porque es el grito quien les ha servido desde siempre para hacerse notar, para marcar territorio para enarbolar la autoridad y también, por qué no, para canalizar rabias, frustraciones y egos contenidos que buscan válvulas de escape.
No por alzar la voz nos van a oír mejor, lo sabemos, pero a menudo se necesita del grito porque es la única frecuencia que conocemos para comunicar, el único canal con el que visualizarnos ante los demás sin saber que si uno grita es muy probable que el otro responda del mismo modo, dando forma así a una dinámica relacional desordenada y coercitiva. Algo que lamentablemente, abunda en muchas familias…
DESTRUYE LAS RELACIONES
El grito, más allá de lo que pueda parecer tiene una finalidad muy concreta en la propia naturaleza, tanto del ser humano como del resto de animales: salvaguardar nuestra supervivencia y la del grupo ante un peligro. Pongamos un sencillo ejemplo. Estamos en medio de la selva, paseando, disfrutando de ese equilibrio natural. De pronto, se escucha un grito, es un mono capuchino que emite un chillido agudo que se clava en nuestro cerebro.
Ahora bien, ese grito no solo sirve de “alarma” de aviso para los suyos. La mayoría de animales de ese entorno, al igual que nosotros reaccionamos con miedo, con expectación. Es un mecanismo de defensa que controla una estructura muy concreta del cerebro: la amígdala. Basta con escuchar un sonido agudo, un tono de voz elevado para que al instante esta pequeña área cerebral lo interprete como una amenaza y active nuestro sistema nervioso simpático para activar la huida.
Sabiendo eso, entendiendo esta base biológica e instintiva, podemos deducir ya lo que supone por ejemplo, crecer en un entorno donde abundan los gritos y donde la comunicación se produce siempre con un tono de voz alto.
El cerebro vive en un estado de alarma constante. La adrenalina siempre está ahí, la sensación de que tenemos que defendernos de “algo” nos sume en un estado de estrés crónico, de angustia permanente, desquiciante.
Por otro lado, lo que intensifica aún más esta realidad, es que ante un estilo de comunicación agresiva es común generar respuestas defensivas con la misma carga emocional, con el mismo componente ofensivo. De este modo, caemos consciente o inconscientemente en un círculo vicioso y en una dinámica tan destructiva donde todos acumulamos secuelas en esta compleja selva de las relaciones humanas donde la calidad de la comunicación lo es todo.
Familias que se comunican con gritos
Laura tiene 18 años y acaba de darse cuenta de algo en lo que no había caído hasta el momento. Habla con un tono de voz muy elevado. Sus compañeros de universidad le señalan a menudo que su voz es la que más se oye en clase
y que cuando están en grupo su forma de comunicar resulta algo amenazante.
Laura quiere controlar ese aspecto de su persona. Sabe que no va a ser fácil, porque en su casa, sus padres
y sus hermanos siempre se comunican de ese modo: con gritos.
No es necesario que exista ninguna discusión, sencillamente, ese es el
tono de voz con el que ha crecido siempre y al que se ha acostumbrado. Sabe también que en su casa, quien grita es quien se hace escuchar,
y que alzar la voz es necesario porque la televisión siempre está abierta,
porque cada cual está en sus cosas
y porque… no hay excesiva armonía.
En este caso, Laura debe entender
que no se puede cambiar una dinámica familiar de un día para otro. No puede cambiar a los demás, ni a sus padres ni a sus hermanos, pero sí a sí misma.
Lo que puede y debe hacer es controlar cognitivamente sus propio estilo verbal para entender que quien grita agrede, que no hace falta alzar la voz para ser escuchada y que a menudo, un tono de voz sereno y calmado sirve para conectar mucho mejor con los demás.
Con este sencillo ejemplo queremos dejar claro algo muy simple: en ocasiones, no podemos cambiar a quienes nos educaron, no podemos editar nuestro pasado o borrar esas dinámicas familiares donde el grito siempre estaba presente aunque fuera solo para preguntarnos la hora o cómo nos había salido el examen.
No podemos cambiar el pasado pero sí impedir que ese estilo de comunicación nos caracterice a nosotros en nuestro presente, en las relaciones de amistad
o pareja, en nuestros propios hogares.
LOS GRITOS DAÑAN
EL CEREBRO INFANTIL
Pedro González Núñez
“Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad”, dijo una vez Diego Luis de Córdoba. Sin embargo, la educación poco tiene que ver con la imposición y nada con el grito. De hecho, este último puede producir daños importantes en el cerebro infantil.
Porque educar gritando es poco útil, o al menos, así lo señalan diferentes estudios. Además, detrás de muchos de estos gritos solo se encuentra la impotencia de los padres para trasmitir la información que desean de otra manera. Así, los gritos son una liberación de energía que no se trasmite necesariamente al contenido que tratan de imponer y más cuando los receptores son los niños.
IMPOTENCIA
Autores, como Aaron James, afirman que gritar más no te hace tener más razón ni te confiere necesariamente una posición de ventaja en una discusión. Así lo ha confirmado en sus estudios, refiriéndose incluso al actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump. De esta manera, si queremos tener la razón, no será gritando como esta nos asistirá. Más bien habrá que razonar los motivos en vez de alzar la voz.
Por lo general, los gritos aparecen cuando alguien pierde el control. De manera que son el mensaje y el esta-do emocional los que se apoderan del control de la expresividad, haciendo que las formas emborronen precisamente el propio mensaje. Además, si con los adultos pasa, el efecto devastador de los gritos se vuelve exponencial cuando los receptores de los mismos son los niños.
SECUELAS IMBORRABLES
Ahora, según un nuevo estudio publicado desde la Universidad de Pittsburgh, se ha descubierto que estos gritos, especialmente cuando son emitidos con regularidad hacia el cerebro infantil, encierran un buen número de riesgos para su desarrollo psicológico.
Es decir, que todos aquellos que opten de manera frecuente por los gritos, con el objetivo de dirigir o regañar, están aumentando este riesgo del que hablábamos. De hecho, como consecuencia de los gritos es fácil que los niños emitan como respuestas conductas agresivas o defensivas.
El estudio fue llevado a cabo entre casi mil familias con niños entre uno y dos años. En él descubrieron que las formas de crianza que recurrían habitualmente a los gritos estaban asociadas con la aparición de síntomas depresivos y problemas conductuales durante su adolescencia, a partir de los 13 y 14 años.
De hecho, también publican que el grito no solo no minimiza los problemas, sino que los agrava. Por ejemplo, en lo referente a la desobediencia. Mientras, los padres más cálidos con sus hijos lograban que el impacto del grito se minimizase en gran medida.
Sin embargo, este no es el único estudio al respecto que se ha llevado a cabo. También, desde la prestigiosa Escuela de Medicina de Harvard, concretamente desde su departamento de psiquiatría, afirman que el maltrato verbal, el grito, la humillación o la combinación de los tres elementos alteran de for- ma permanente la estructura cerebral infantil.
Decía el siempre genial Jardiel Poncela que quien no tiene nada que decir, lo dice a gritos. Sin embargo, por curioso que parezca hay quien no entiende otra forma de comunicación más que esa donde el grito le sirve para pedir el cubierto que está en frente, para llamar la atención del hijo que tiene al lado o incluso para comentar el programa de televisión que está viendo en familia. Hay personas que no saben comunicarse sin ansiedad, la de ellas o la que proyectan.
“No lo puedo evitar”, se justifican. Evitar levantar la voz escapa a su control porque es el timbre y es el tono que han escuchado desde la más tierna infancia, porque es el grito quien les ha servido desde siempre para hacerse notar, para marcar territorio para enarbolar la autoridad y también, por qué no, para canalizar rabias, frustraciones y egos contenidos que buscan válvulas de escape.
No por alzar la voz nos van a oír mejor, lo sabemos, pero a menudo se necesita del grito porque es la única frecuencia que conocemos para comunicar, el único canal con el que visualizarnos ante los demás sin saber que si uno grita es muy probable que el otro responda del mismo modo, dando forma así a una dinámica relacional desordenada y coercitiva. Algo que lamentablemente, abunda en muchas familias…
DESTRUYE LAS RELACIONES
El grito, más allá de lo que pueda parecer tiene una finalidad muy concreta en la propia naturaleza, tanto del ser humano como del resto de animales: salvaguardar nuestra supervivencia y la del grupo ante un peligro. Pongamos un sencillo ejemplo. Estamos en medio de la selva, paseando, disfrutando de ese equilibrio natural. De pronto, se escucha un grito, es un mono capuchino que emite un chillido agudo que se clava en nuestro cerebro.
Ahora bien, ese grito no solo sirve de “alarma” de aviso para los suyos. La mayoría de animales de ese entorno, al igual que nosotros reaccionamos con miedo, con expectación. Es un mecanismo de defensa que controla una estructura muy concreta del cerebro: la amígdala. Basta con escuchar un sonido agudo, un tono de voz elevado para que al instante esta pequeña área cerebral lo interprete como una amenaza y active nuestro sistema nervioso simpático para activar la huida.
Sabiendo eso, entendiendo esta base biológica e instintiva, podemos deducir ya lo que supone por ejemplo, crecer en un entorno donde abundan los gritos y donde la comunicación se produce siempre con un tono de voz alto.
El cerebro vive en un estado de alarma constante. La adrenalina siempre está ahí, la sensación de que tenemos que defendernos de “algo” nos sume en un estado de estrés crónico, de angustia permanente, desquiciante.
Por otro lado, lo que intensifica aún más esta realidad, es que ante un estilo de comunicación agresiva es común generar respuestas defensivas con la misma carga emocional, con el mismo componente ofensivo. De este modo, caemos consciente o inconscientemente en un círculo vicioso y en una dinámica tan destructiva donde todos acumulamos secuelas en esta compleja selva de las relaciones humanas donde la calidad de la comunicación lo es todo.
Familias que se comunican con gritos
Laura tiene 18 años y acaba de darse cuenta de algo en lo que no había caído hasta el momento. Habla con un tono de voz muy elevado. Sus compañeros de universidad le señalan a menudo que su voz es la que más se oye en clase
y que cuando están en grupo su forma de comunicar resulta algo amenazante.
Laura quiere controlar ese aspecto de su persona. Sabe que no va a ser fácil, porque en su casa, sus padres
y sus hermanos siempre se comunican de ese modo: con gritos.
No es necesario que exista ninguna discusión, sencillamente, ese es el
tono de voz con el que ha crecido siempre y al que se ha acostumbrado. Sabe también que en su casa, quien grita es quien se hace escuchar,
y que alzar la voz es necesario porque la televisión siempre está abierta,
porque cada cual está en sus cosas
y porque… no hay excesiva armonía.
En este caso, Laura debe entender
que no se puede cambiar una dinámica familiar de un día para otro. No puede cambiar a los demás, ni a sus padres ni a sus hermanos, pero sí a sí misma.
Lo que puede y debe hacer es controlar cognitivamente sus propio estilo verbal para entender que quien grita agrede, que no hace falta alzar la voz para ser escuchada y que a menudo, un tono de voz sereno y calmado sirve para conectar mucho mejor con los demás.
Con este sencillo ejemplo queremos dejar claro algo muy simple: en ocasiones, no podemos cambiar a quienes nos educaron, no podemos editar nuestro pasado o borrar esas dinámicas familiares donde el grito siempre estaba presente aunque fuera solo para preguntarnos la hora o cómo nos había salido el examen.
No podemos cambiar el pasado pero sí impedir que ese estilo de comunicación nos caracterice a nosotros en nuestro presente, en las relaciones de amistad
o pareja, en nuestros propios hogares.
LOS GRITOS DAÑAN
EL CEREBRO INFANTIL
Pedro González Núñez
“Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad”, dijo una vez Diego Luis de Córdoba. Sin embargo, la educación poco tiene que ver con la imposición y nada con el grito. De hecho, este último puede producir daños importantes en el cerebro infantil.
Porque educar gritando es poco útil, o al menos, así lo señalan diferentes estudios. Además, detrás de muchos de estos gritos solo se encuentra la impotencia de los padres para trasmitir la información que desean de otra manera. Así, los gritos son una liberación de energía que no se trasmite necesariamente al contenido que tratan de imponer y más cuando los receptores son los niños.
IMPOTENCIA
Autores, como Aaron James, afirman que gritar más no te hace tener más razón ni te confiere necesariamente una posición de ventaja en una discusión. Así lo ha confirmado en sus estudios, refiriéndose incluso al actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump. De esta manera, si queremos tener la razón, no será gritando como esta nos asistirá. Más bien habrá que razonar los motivos en vez de alzar la voz.
Por lo general, los gritos aparecen cuando alguien pierde el control. De manera que son el mensaje y el esta-do emocional los que se apoderan del control de la expresividad, haciendo que las formas emborronen precisamente el propio mensaje. Además, si con los adultos pasa, el efecto devastador de los gritos se vuelve exponencial cuando los receptores de los mismos son los niños.
SECUELAS IMBORRABLES
Ahora, según un nuevo estudio publicado desde la Universidad de Pittsburgh, se ha descubierto que estos gritos, especialmente cuando son emitidos con regularidad hacia el cerebro infantil, encierran un buen número de riesgos para su desarrollo psicológico.
Es decir, que todos aquellos que opten de manera frecuente por los gritos, con el objetivo de dirigir o regañar, están aumentando este riesgo del que hablábamos. De hecho, como consecuencia de los gritos es fácil que los niños emitan como respuestas conductas agresivas o defensivas.
El estudio fue llevado a cabo entre casi mil familias con niños entre uno y dos años. En él descubrieron que las formas de crianza que recurrían habitualmente a los gritos estaban asociadas con la aparición de síntomas depresivos y problemas conductuales durante su adolescencia, a partir de los 13 y 14 años.
De hecho, también publican que el grito no solo no minimiza los problemas, sino que los agrava. Por ejemplo, en lo referente a la desobediencia. Mientras, los padres más cálidos con sus hijos lograban que el impacto del grito se minimizase en gran medida.
Sin embargo, este no es el único estudio al respecto que se ha llevado a cabo. También, desde la prestigiosa Escuela de Medicina de Harvard, concretamente desde su departamento de psiquiatría, afirman que el maltrato verbal, el grito, la humillación o la combinación de los tres elementos alteran de for- ma permanente la estructura cerebral infantil.
martes, 1 de agosto de 2017
Cómo averiguar si su hijo será un psicópata (Con tan solo 5 años)
Cuando oímos hablar de psicópatas solemos pensar en el cine: Norman Bates, Hannibal Lecter, Jack Torrance. Nos dieron tanto miedo que recordamos sus nombres como si hubieran existido de verdad. Pero no hace falta ponerse delante de una pantalla para cruzarse con alguien capaz de dañar a la sociedad. “Puede ser el jefe, un compañero, la pareja, un vecino…”, dice la psicóloga Alicia Banderas, autora de “Pequeños tiranos” (Libros Cúpula, 2010) y miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (España).
“Podríamos definir al psicópata como la persona que carece de sentimientos importantes en el ámbito social, como la empatía o el cuidado de los demás. Para él, los otros son un medio para llegar a su fin”, señala Abel Domínguez Llort, psicólogo infanto-juvenil y director del gabinete Domínguez Psicólogos, de Madrid. Alicia Banderas también destaca como rasgo principal del prototipo de psicópata la carencia de empatía, y lo resume como “la imposibilidad de conectar con el dolor ajeno”.
La psicopatía se puede detectar a través de varios tests. Entre ellos están el clásico Test de empatía (Kerr y Speroff, 1954) y el Inventario de dureza e insensibilidad (Frick, 2004). Hasta hace poco se centraban solo en adultos y adolescentes pero, el año pasado, un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) se propuso averiguar si estas pruebas también son válidas para augurar futuras conductas problemáticas en niños de tan solo cinco años. Y resultó que sí, que los pequeños con resultados más alarmantes en los tests también eran los que presentaban más dificultades a la hora de reconocer expresiones faciales, y prestaban menos atención a la angustia ajena, lo que indica una mayor propensión a ser antisociales y agresivos en la adultez.
EL PSICÓPATA... ¿NACE O SE HACE?
Un estudio de 2015, realizado por psicólogos de varias universidades británicas y publicado en Biological Psychiatry, sometió a una curiosa prueba a 213 bebés de cinco semanas: los pusieron frente a un rostro humano y un objeto inanimado (una pelota roja) y anotaron cuál de las dos cosas atraía más su atención. Cuando cumplieron dos años y medio, pidieron a los padres que rellenaran un cuestionario sobre los rasgos emocionales de sus hijos. Tras cruzar los datos, se dieron cuenta de que los niños con mayor índice de rasgos de dureza e insensibilidad eran aquellos que de bebés habían centrado una mayor atención en el objeto inanimado.
“Los psicólogos estimamos que el 50% de este trastorno tiene un origen genético, sobre todo en cuanto a la frialdad, pero luego hay una parte ambiental y educativa, que responde al otro 50%”, sostiene Alicia Banderas. Al margen de los experimentos científicos, hay detalles que se manifiestan en el día a día de los niños. "Los primeros indicadores se dan en torno a los cinco o seis años de edad -señala Banderas-. Puede haber más brotes en la preadolescencia, más o menos a los 10 años, para luego irrumpir hacia los 15".
Estos son algunos de los comportamientos que aparecen más temprano, y pueden estar advirtiendo a los padres de que su hijo es un psicópata en potencia:
Es cruel con los animales: Esa actitud es una clara muestra de su falta de empatía con el dolor ajeno. “También es posible que exprese esa crueldad con otros niños e incluso con bebés”, indica Abel Domínguez Llort.
No tiene remordimientos: Ni se arrepiente de sus malas acciones, ni tiene sentimientos de culpa. “Puede llegar a pensar que la otra persona se merece lo que él le ha hecho”, dice Banderas.
Es insumiso: Desafía los límites, las normas y la autoridad en general. “He visto a muchos niños que dicen: ‘Quién se ha creído que es mi madre para decirme que no vaya a una fiesta’. Someten a los padres y terminan confundiéndose los roles: el hijo es quien acaba mandando”, añade la psicóloga.
Cuando algo no le sale bien, lo destruye: Se frustra con facilidad. Alicia Banderas pone un ejemplo: “Si está jugando con piezas de construcción y lo que quiere hacer no le sale, es capaz de tirarlo todo. No sabe autorregular sus emociones”.
Se cree el centro del mundo: Es muy egocéntrico y exigente: lo quiere todo y lo quiere ya. “Y cuando no lo obtiene, agrede, insulta o escupe", dice la especialista.
Es vengativo: Piensa que merece tener privilegios, y cuando considera que han sido injustos con él, su respuesta es hacer daño. “Tuve un caso en el que el niño había roto unas cartas manuscritas porque sabía que tenían mucho valor sentimental para su madre”, recuerda Banderas.
Miente más que habla: “Como quiere salirse con la suya, utilizará una mentira, pero para taparla tendrá que utilizar cien más”, asegura la experta.
Los castigos le resbalan: “Aunque tenga que estar una semana sin usar la tableta, le da igual. Antepone su objetivo a las posibles represalias, porque ante estas buscará una venganza y hará el mal, que es lo que le mueve”, dice Banderas. "No son niños felices -añade- y cuando les castigan no se sienten peor, porque ya se sentían mal antes de ese momento".
¿Ha reconocido a su hijo en este repertorio de señales? No se asuste, está a tiempo de reconducir la situación. Los expertos sostienen que el componente antisocial de la psicopatía se puede revertir. Domínguez Llort recomienda intensificar el entrenamiento de la empatía (“hacerles ver las consecuencias que han tenido sus acciones”) y de las habilidades sociales (“para que el niño aprenda a decir las cosas de forma asertiva, pidiendo lo que necesita pero sin hacer daño a otros”).
A modo de prevención, “en las casas hay que poner unos límites”, afirma Banderas. “Por ejemplo, mediante lo que llamamos ‘economía de fichas’: para ganar derechos, tienen que cumplir con obligaciones. Hemos visto que esta frialdad y esta tiranía se expanden más en familias muy permisivas y también en el otro extremo, en familias muy autoritarias”.
“Podemos leerles cuentos especialmente creados para inculcar esas habilidades sociales”, aconseja Domínguez Llort, así como "fomentar el trabajo en equipo, ya sea en el ámbito del deporte o haciendo excursiones. Es fundamental dar el ejemplo: que vean que la solidaridad es buena. Hay que pedir a los hijos, por ejemplo, que compartan sus chuches, aunque ellos no vean la necesidad de hacerlo. También debemos ayudarles a enfrentarse a determinados mensajes que nos envía la sociedad y que empujan al individualismo”.
Hacer crucigramas rejuvenece
Las personas mayores aficionadas a los pasatiempos de palabras son mejores en tareas relacionadas con la atención, el razonamiento y la memoria, según un estudio.
Las personas mayores que hacen con regularidad juegos de palabras, como los crucigramas, tienen un cerebro 10 años más joven que lo que corresponde a su edad, según un gran estudio online realizado en Gran Bretaña. Los participantes, personas sanas a partir de 50 años, mostraron ser mejores en tareas relacionadas con la atención, el razonamiento y la memoria.
Expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter y del Kings College de Londres analizaron datos de más de 17.000 mayores de 50 años o más, presentados en un gran experimento por Internet para evaluar los aspectos centrales de la función cerebral.
El equipo preguntó a los participantes con qué frecuencia hacían crucigramas, autodefinidos u otros juegos de palabras. A partir de sus resultados, comprobaron que los que tenían estas aficiones respondían con capacidades propias de personas 10 años más jóvenes en las pruebas de velocidad de razonamiento gramatical y precisión de memoria a corto plazo. Así lo anunciaron en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer 2017, que se celebra en Londres.
Las personas mayores que hacen con regularidad juegos de palabras, como los crucigramas, tienen un cerebro 10 años más joven que lo que corresponde a su edad, según un gran estudio online realizado en Gran Bretaña. Los participantes, personas sanas a partir de 50 años, mostraron ser mejores en tareas relacionadas con la atención, el razonamiento y la memoria.
Expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter y del Kings College de Londres analizaron datos de más de 17.000 mayores de 50 años o más, presentados en un gran experimento por Internet para evaluar los aspectos centrales de la función cerebral.
El equipo preguntó a los participantes con qué frecuencia hacían crucigramas, autodefinidos u otros juegos de palabras. A partir de sus resultados, comprobaron que los que tenían estas aficiones respondían con capacidades propias de personas 10 años más jóvenes en las pruebas de velocidad de razonamiento gramatical y precisión de memoria a corto plazo. Así lo anunciaron en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer 2017, que se celebra en Londres.
Suegras tóxicas?
¿Es un mito urbano pensar que las suegras son entrometidas, controladoras y matriarcas sobre cuando se trata de sus hijos hombres? Pues parece que no, y aunque no todas son así, existen algunas que realmente sí son de temer y esto acarrea muchos problemas sobre todo si el hijo no pone freno a esa intromisión.
También existen nueras que son terribles, si que las hay, pero en esta edición abordaremos el tema suegra, sobre todo cuando son tóxicas.
Para la psicóloga Cristina Rubín de Celis, todo comienza desde el Complejo Edípico no resuelto: la madre “mujer ideal”, “mujer omnipotente”, la que domina en la opinión de los protagonistas de la familia nuclear que busca consciente o inconscientemente anular a la nuera.
“No olvidemos que el machismo comienza con la M de mamá, por lo tanto, el hijo que permite que su mamá se entrometa en su hogar, proviene de una madre machista”, explica la psicóloga.
Lastimosamente, en la mayoría de los casos, los hijos de mamás controladoras y dominantes se dan cuenta de esa intromisión después de uno o varios fracasos matrimoniales o de pareja. Lo más irónico de todo es que el hijo también pierde porque está al medio de dos mujeres que quiere. Las mamás deben pensar en eso también, si terminan con la relación, su hijo sufrirá.
¿Tóxica?
En el último tiempo se ha escuchado mucho el término tóxico cuando se habla de ciertas personas que puede ser desde un amigo, un novio, una novia, una hermana, e incluso se habla de familias enteras. En el caso de la suegra, Rubín de Celis explica que es aquella que se convierte en la perfecta saboteadora de la felicidad matrimonial de su hijo.
“Una suegra tóxica es la que va criticando a magnitud los defectos de la nuera con su hijo, incluso argumentando lo irreal para convencerlo de los defectos de su esposa, y también lo hace con los demás miembros de la familia, haciendo que todos vean a la nuera como la mujer defectuosa, por supuesto jamás miembro de su ´perfecta´ familia”, explica la psicóloga y nada más cierto que eso, sobre todo en sociedades como la nuestra.
Los expertos apuntan que los problemas surgen cuando en el clan hay celosos, con tendencia a amargar a los demás o cuando la mamá siente que pierde a su hijo cuando esté se casa.
“En realidad, no sólo se trata de celosos o de amarguras, si no de envidias y ambiciones. Generalmente ocurren estos casos, cuando la nuera pertenece a otro contexto social (cultural o económico) que moviliza complejos ya sean de superioridad o de inferioridad.
Parte de un menosprecio inconsciente de la madre por si misma ante el hijo (ya no seré la mejor mujer para mi hijo, por lo tanto, debo extinguir a esta mujer)”, asegura.
Testimonios y ejemplos
Quienes han tenido o tienen la desdicha de tener una suegra con esas características, saben que es un verdadero dolor de cabeza y un problema serio porque pone en peligro la unión de la familia, sobre todo si el hijo no pone un alto a esta situación y hacerlo una misma, es difícil también.
M realizó un sondeo con 25 mujeres casadas para saber cómo se sienten con relación a su suegra y sí la consideran tóxica. Trece de ellas dijeron tener suerte porque tienen una buena suegra y 12 aseguraron lo contrario. A continuación te contamos algunos ejemplos de las actitudes que tienen algunas suegras que fueron contadas por nuestras encuestadas, quizá con algunos testimonios te sientas identificada.
“A mi suegra parece que le encanta hablar de las ex novias o ex parejas de su hijo y lo hace en presencia de todos. A veces nombra a nuevas mujeres de forma intrigante, supongo que es para generar desconfianza y malestar entre nosotros”, cuenta una de las esposas que participó de nuestro sondeo.
También, aunque puede sonar exagerado, existen mamás que dan consejos maliciosos al hijo con el fin, inconsciente en muchos casos, de separarlo de su pareja.
“Mi suegra le dice a mi esposo que salga con sus amigos, la escucho decir: tienes derecho…” o le dice “no le des dinero, malgasta tu plata… si quiere algo que trabaje y se compre”, “Hijito abrí una cuenta a tu nombre sin que se entere”, cuenta otra encuestada.
La pena es que estas “recomendaciones” en muchas ocasiones son tomadas en cuenta por el hijo que sigue los “consejos” de su madre posesiva y dominante, madre que quizá pasó por esos daños.
La psicóloga asegura que las mamás que inducen al hijo a infidelidades, se deba quizá a que la suegra quiere que su nuera padezca lo que ella posiblemente sufrió de niña o en su matrimonio.
“Induce al hijo a que beba, en algunos caso hasta que insulte o golpee a su esposa como ella vivió, y argumenta: si te perdona y sigue contigo después de eso es porque te ama de verdad, así como yo soporté a tu padre”, dice Rubín de Celis y aunque pueda sonar extremo, si pasa en la realidad.
Otra de las participantes del sondeo cuenta un tanto amargada que es evidente cuando su esposo viene con el “cerebro lavado”.
“Conozco bien a mi esposo y es tan obvio cuando quiere seguir el consejo de su mamá. Por ejemplo decidimos comprar un sillón y estamos contentos con ese hecho, pero de repente (cuando vuelve de la casa de mi suegra) ha cambiado de opinión y me dice: estamos gastando mucho….creo que es un capricho tuyo…no es necesario, etc.,”.
Esta es una realidad también ya que como dice la Psicóloga consultada por M existen algunas suegras que incluso quieren controlar la actividad económica del hijo en su matrimonio, queriendo manejar o dirigir las finanzas y otras se inmiscuyen en cosas relacionados directamente con la casa de su nuera.
“Nos compramos un departamento y mi esposo quería darme una sorpresa entonces como es tan unido a su mamá ellos compraron el living, el comedor, los edredones para nuestra cama, etc. Es demasiado, mi esposo y sus hijos no han cortado el cordón umbilical con su mamá”, asegura una de las 25 mujeres que participaron del sondeo.
Otra dice bastante molesta que su suegra es demasiado machista y que tiene actitudes terribles.
“Me vive diciendo cómo debería hacer las cosas, se entra a mi casa sin tocar la puerta y me dice que tengo que atender a su hijo, pero lo más terrible es que siempre se hace a la enferma para manipular a sus hijos y así lograr que ellos estén pendientes y al servicio de ella”, cuenta.
Así existen miles de situaciones que generan malestar en las nueras, los ejemplos podrías ser interminables, pero como en todo, tendrá que ser hasta donde uno lo permita, aunque obviamente el primero que debe poner orden es el hijo, pero en la práctica no es así ya que vienen de mamás dominantes y controladoras.
Actitudes intolerables
Por lo general las suegras tóxicas tienen actitudes comunes que por su puesto causan mucha molestia en sus nueras y es que algunas sobrepasan los límites del respeto al prójimo y hasta rayan en la mala educación.
1 “Le traje su comida favorita”. Rubín de Celis asegura que de forma muy celosa, quieren competir y marcar territorio con el hijo ante la nuera, para marcar tiempos y territorios, que el hijo festeja y no limita. Obviamente la esposa jamás podrá igualar esa receta familiar, ese toque especial que tiene los platos de su mamá. Es una pérdida de tiempo competir en realidad, cada una tendrá una forma distinta de sazonar.
2 Abren la heladera. “Este hecho parte no sólo de la mala educación, mala costumbre, si no de un abuso de confianza. Esto crea por supuesto susceptibilidades “por qué miró”, “qué quería encontrar” “seguro me va a criticar”. Si la suegra no aporta con la alimentación del hogar de su hijo y aunque así fuera, no tiene por qué opinar sobre el contenido u orden de la heladera”, dice la psicóloga.
3 Su hijo nunca tiene la culpa. Cualquier error del hijo o mala conducta, para la suegra tóxica no tendrá importancia, (por el contrario, la festejará), ya que no aceptará que la nuera trate de mostrar o corregir errores en la educación de su hijo.
“Uno de los mayores problemas que afectan a la vida de pareja es cuando las suegras socapan conductas de su hijo y peor aún las justifican. Y en sociedades machistas como la nuestra suele ser común que no tenga nada de malo que “su pobre hijo” que “trabaja como burro” pueda irse de parranda cada que le viene en gana y pueda llegar a la casa cuando quiera y en el estado que quiera, pero si la nuera sale de casa “es una mujerzuela”, explica Rubín ce Celis.
4 La suegra que siempre critica a su o sus nueras. Siguiendo el dicho: dime de qué pregonas te diré de qué careces. Las personas que critican son las que anhelan tener lo que el otro hace o tiene, en este caso son las suegras que quisieran mantener al hijo a su lado haciendo lo que la nuera hace, pero “hace mal”, ya que para ellas son catalogadas de imperfectas en todos los sentidos, porque son las que “arrebataron” a su hijo de sus brazos.
Con este tipo de suegra nunca se tiene las de ganar. Hagas lo que hagas siempre está criticando y hablando a las espaladas. Además tienen habilidades para poner al hijo “en contra” de su esposa y la familia de ella conduciendo a susceptibilidades, incluso a “dimes y diretes”, asegura la psicóloga.
La mayoría de estas suegras tiene también la habilidad de lanzar indirectas tóxicas en reuniones familiares, pero nada peor que la suegra que pone sobrenombres peyorativos a las nueras, realzando defectos físicos.
5 Constantemente monitorean lo que la nuera hace. Parece extremo pero sí existen suegras que parecen pertenecer algún servicio secreto.
¿Qué hacer?
La psicóloga asegura que el primer paso lo debe dar el hijo. “Él debe confiar en su mujer, recordar con qué ilusión se casaron. Luego, debe mantener distancia, física y emocional. Vivir lejos de ella, llamarla día por medio o 1 vez al día pero no para contarle de su vida matrimonial o sus finanzas y es que no es aconsejable, prudente y racional, comentar los problemas maritales a los padres o familiares, a no ser que sean casos extremos y de ayuda inmediata”, dice Rubín de Celis a tiempo de recalcar que aquel hijo que comenta sus problemas a su madre, no puede esperar que ésta sea neutral y además porque abrirá espacios de intromisión a la relación de pareja y de mayor crítica a la nuera.
La clave para evitar que haya conflictos en la pareja y que el problema sea la suegra está en educar a los hijos en valores de libertad, sin posesión ni límites y con sentido de independencia y de la autoexploración absoluta, para que pueda vivir en libertad.
“El lazo de madre e hijo es irrompible, esta suegra tóxica doblegará al hijo con chantajes emocionales y el hijo, aunque mantenga distancia o se coloque en posición neutral, sentirá culpa. El hijo es quien debe mantener distancia, y marcar espacios y roles. De no funcionar estas opciones, la nuera de manera diplomática y directa deberá marcar su territorio si quiere que en su hogar reine la armonía.
“Ambos deben dialogar y ser firmes en la convicción del amor de pareja para que exista fortaleza en su matrimonio”, aconseja la psicóloga.
Pax Dettoni en su obra “La inteligencia del corazón”, dice que la libertad y la felicidad están en muchas ocasiones en esas milésimas de segundo entre el momento en el que recibimos un estímulo que nos enfada y el que reaccionamos. Si bien la autora está consciente de que no se deben reprimir las reacciones, pero sí se debe aprender a gestionarlas con reglas de educación emocional. Pax Dettoni apunta a que «quien no es dueño de sí mismo nunca será libre» y propugna que cuando se sienta un ataque por parte de la suegra por ejemplo, se respire profundamente, se sienta en el cuerpo la emoción y se espere a que se pase el enfado para decidir cuál es la mejor reacción. Algo que en muchos casos pasa por esbozar una sonrisa y no hacer nada más. Pero como mencionamos antes tampoco es bueno callar y dejar que te digan y hagan lo que quieran.
Definitivamente si tu marido no tiene los pantalones para delimitar su vida y la de su esposa e hijos, tendrás que armarte de valor y hacerlo tú para defender tu familia, puedes hacerlo de forma educada y respetuosa, pero tajante. De hecho, una persona hará lo que se le permita hacer. Si desde el primer episodio se le dice, amablemente, que no se entrometa en asuntos que no le incumben, hay más posibilidades de que eso quede solo como una anécdota, tal y como dice el refrán, mejor un momento colorado a mil amarillos.
También existen nueras que son terribles, si que las hay, pero en esta edición abordaremos el tema suegra, sobre todo cuando son tóxicas.
Para la psicóloga Cristina Rubín de Celis, todo comienza desde el Complejo Edípico no resuelto: la madre “mujer ideal”, “mujer omnipotente”, la que domina en la opinión de los protagonistas de la familia nuclear que busca consciente o inconscientemente anular a la nuera.
“No olvidemos que el machismo comienza con la M de mamá, por lo tanto, el hijo que permite que su mamá se entrometa en su hogar, proviene de una madre machista”, explica la psicóloga.
Lastimosamente, en la mayoría de los casos, los hijos de mamás controladoras y dominantes se dan cuenta de esa intromisión después de uno o varios fracasos matrimoniales o de pareja. Lo más irónico de todo es que el hijo también pierde porque está al medio de dos mujeres que quiere. Las mamás deben pensar en eso también, si terminan con la relación, su hijo sufrirá.
¿Tóxica?
En el último tiempo se ha escuchado mucho el término tóxico cuando se habla de ciertas personas que puede ser desde un amigo, un novio, una novia, una hermana, e incluso se habla de familias enteras. En el caso de la suegra, Rubín de Celis explica que es aquella que se convierte en la perfecta saboteadora de la felicidad matrimonial de su hijo.
“Una suegra tóxica es la que va criticando a magnitud los defectos de la nuera con su hijo, incluso argumentando lo irreal para convencerlo de los defectos de su esposa, y también lo hace con los demás miembros de la familia, haciendo que todos vean a la nuera como la mujer defectuosa, por supuesto jamás miembro de su ´perfecta´ familia”, explica la psicóloga y nada más cierto que eso, sobre todo en sociedades como la nuestra.
Los expertos apuntan que los problemas surgen cuando en el clan hay celosos, con tendencia a amargar a los demás o cuando la mamá siente que pierde a su hijo cuando esté se casa.
“En realidad, no sólo se trata de celosos o de amarguras, si no de envidias y ambiciones. Generalmente ocurren estos casos, cuando la nuera pertenece a otro contexto social (cultural o económico) que moviliza complejos ya sean de superioridad o de inferioridad.
Parte de un menosprecio inconsciente de la madre por si misma ante el hijo (ya no seré la mejor mujer para mi hijo, por lo tanto, debo extinguir a esta mujer)”, asegura.
Testimonios y ejemplos
Quienes han tenido o tienen la desdicha de tener una suegra con esas características, saben que es un verdadero dolor de cabeza y un problema serio porque pone en peligro la unión de la familia, sobre todo si el hijo no pone un alto a esta situación y hacerlo una misma, es difícil también.
M realizó un sondeo con 25 mujeres casadas para saber cómo se sienten con relación a su suegra y sí la consideran tóxica. Trece de ellas dijeron tener suerte porque tienen una buena suegra y 12 aseguraron lo contrario. A continuación te contamos algunos ejemplos de las actitudes que tienen algunas suegras que fueron contadas por nuestras encuestadas, quizá con algunos testimonios te sientas identificada.
“A mi suegra parece que le encanta hablar de las ex novias o ex parejas de su hijo y lo hace en presencia de todos. A veces nombra a nuevas mujeres de forma intrigante, supongo que es para generar desconfianza y malestar entre nosotros”, cuenta una de las esposas que participó de nuestro sondeo.
También, aunque puede sonar exagerado, existen mamás que dan consejos maliciosos al hijo con el fin, inconsciente en muchos casos, de separarlo de su pareja.
“Mi suegra le dice a mi esposo que salga con sus amigos, la escucho decir: tienes derecho…” o le dice “no le des dinero, malgasta tu plata… si quiere algo que trabaje y se compre”, “Hijito abrí una cuenta a tu nombre sin que se entere”, cuenta otra encuestada.
La pena es que estas “recomendaciones” en muchas ocasiones son tomadas en cuenta por el hijo que sigue los “consejos” de su madre posesiva y dominante, madre que quizá pasó por esos daños.
La psicóloga asegura que las mamás que inducen al hijo a infidelidades, se deba quizá a que la suegra quiere que su nuera padezca lo que ella posiblemente sufrió de niña o en su matrimonio.
“Induce al hijo a que beba, en algunos caso hasta que insulte o golpee a su esposa como ella vivió, y argumenta: si te perdona y sigue contigo después de eso es porque te ama de verdad, así como yo soporté a tu padre”, dice Rubín de Celis y aunque pueda sonar extremo, si pasa en la realidad.
Otra de las participantes del sondeo cuenta un tanto amargada que es evidente cuando su esposo viene con el “cerebro lavado”.
“Conozco bien a mi esposo y es tan obvio cuando quiere seguir el consejo de su mamá. Por ejemplo decidimos comprar un sillón y estamos contentos con ese hecho, pero de repente (cuando vuelve de la casa de mi suegra) ha cambiado de opinión y me dice: estamos gastando mucho….creo que es un capricho tuyo…no es necesario, etc.,”.
Esta es una realidad también ya que como dice la Psicóloga consultada por M existen algunas suegras que incluso quieren controlar la actividad económica del hijo en su matrimonio, queriendo manejar o dirigir las finanzas y otras se inmiscuyen en cosas relacionados directamente con la casa de su nuera.
“Nos compramos un departamento y mi esposo quería darme una sorpresa entonces como es tan unido a su mamá ellos compraron el living, el comedor, los edredones para nuestra cama, etc. Es demasiado, mi esposo y sus hijos no han cortado el cordón umbilical con su mamá”, asegura una de las 25 mujeres que participaron del sondeo.
Otra dice bastante molesta que su suegra es demasiado machista y que tiene actitudes terribles.
“Me vive diciendo cómo debería hacer las cosas, se entra a mi casa sin tocar la puerta y me dice que tengo que atender a su hijo, pero lo más terrible es que siempre se hace a la enferma para manipular a sus hijos y así lograr que ellos estén pendientes y al servicio de ella”, cuenta.
Así existen miles de situaciones que generan malestar en las nueras, los ejemplos podrías ser interminables, pero como en todo, tendrá que ser hasta donde uno lo permita, aunque obviamente el primero que debe poner orden es el hijo, pero en la práctica no es así ya que vienen de mamás dominantes y controladoras.
Actitudes intolerables
Por lo general las suegras tóxicas tienen actitudes comunes que por su puesto causan mucha molestia en sus nueras y es que algunas sobrepasan los límites del respeto al prójimo y hasta rayan en la mala educación.
1 “Le traje su comida favorita”. Rubín de Celis asegura que de forma muy celosa, quieren competir y marcar territorio con el hijo ante la nuera, para marcar tiempos y territorios, que el hijo festeja y no limita. Obviamente la esposa jamás podrá igualar esa receta familiar, ese toque especial que tiene los platos de su mamá. Es una pérdida de tiempo competir en realidad, cada una tendrá una forma distinta de sazonar.
2 Abren la heladera. “Este hecho parte no sólo de la mala educación, mala costumbre, si no de un abuso de confianza. Esto crea por supuesto susceptibilidades “por qué miró”, “qué quería encontrar” “seguro me va a criticar”. Si la suegra no aporta con la alimentación del hogar de su hijo y aunque así fuera, no tiene por qué opinar sobre el contenido u orden de la heladera”, dice la psicóloga.
3 Su hijo nunca tiene la culpa. Cualquier error del hijo o mala conducta, para la suegra tóxica no tendrá importancia, (por el contrario, la festejará), ya que no aceptará que la nuera trate de mostrar o corregir errores en la educación de su hijo.
“Uno de los mayores problemas que afectan a la vida de pareja es cuando las suegras socapan conductas de su hijo y peor aún las justifican. Y en sociedades machistas como la nuestra suele ser común que no tenga nada de malo que “su pobre hijo” que “trabaja como burro” pueda irse de parranda cada que le viene en gana y pueda llegar a la casa cuando quiera y en el estado que quiera, pero si la nuera sale de casa “es una mujerzuela”, explica Rubín ce Celis.
4 La suegra que siempre critica a su o sus nueras. Siguiendo el dicho: dime de qué pregonas te diré de qué careces. Las personas que critican son las que anhelan tener lo que el otro hace o tiene, en este caso son las suegras que quisieran mantener al hijo a su lado haciendo lo que la nuera hace, pero “hace mal”, ya que para ellas son catalogadas de imperfectas en todos los sentidos, porque son las que “arrebataron” a su hijo de sus brazos.
Con este tipo de suegra nunca se tiene las de ganar. Hagas lo que hagas siempre está criticando y hablando a las espaladas. Además tienen habilidades para poner al hijo “en contra” de su esposa y la familia de ella conduciendo a susceptibilidades, incluso a “dimes y diretes”, asegura la psicóloga.
La mayoría de estas suegras tiene también la habilidad de lanzar indirectas tóxicas en reuniones familiares, pero nada peor que la suegra que pone sobrenombres peyorativos a las nueras, realzando defectos físicos.
5 Constantemente monitorean lo que la nuera hace. Parece extremo pero sí existen suegras que parecen pertenecer algún servicio secreto.
¿Qué hacer?
La psicóloga asegura que el primer paso lo debe dar el hijo. “Él debe confiar en su mujer, recordar con qué ilusión se casaron. Luego, debe mantener distancia, física y emocional. Vivir lejos de ella, llamarla día por medio o 1 vez al día pero no para contarle de su vida matrimonial o sus finanzas y es que no es aconsejable, prudente y racional, comentar los problemas maritales a los padres o familiares, a no ser que sean casos extremos y de ayuda inmediata”, dice Rubín de Celis a tiempo de recalcar que aquel hijo que comenta sus problemas a su madre, no puede esperar que ésta sea neutral y además porque abrirá espacios de intromisión a la relación de pareja y de mayor crítica a la nuera.
La clave para evitar que haya conflictos en la pareja y que el problema sea la suegra está en educar a los hijos en valores de libertad, sin posesión ni límites y con sentido de independencia y de la autoexploración absoluta, para que pueda vivir en libertad.
“El lazo de madre e hijo es irrompible, esta suegra tóxica doblegará al hijo con chantajes emocionales y el hijo, aunque mantenga distancia o se coloque en posición neutral, sentirá culpa. El hijo es quien debe mantener distancia, y marcar espacios y roles. De no funcionar estas opciones, la nuera de manera diplomática y directa deberá marcar su territorio si quiere que en su hogar reine la armonía.
“Ambos deben dialogar y ser firmes en la convicción del amor de pareja para que exista fortaleza en su matrimonio”, aconseja la psicóloga.
Pax Dettoni en su obra “La inteligencia del corazón”, dice que la libertad y la felicidad están en muchas ocasiones en esas milésimas de segundo entre el momento en el que recibimos un estímulo que nos enfada y el que reaccionamos. Si bien la autora está consciente de que no se deben reprimir las reacciones, pero sí se debe aprender a gestionarlas con reglas de educación emocional. Pax Dettoni apunta a que «quien no es dueño de sí mismo nunca será libre» y propugna que cuando se sienta un ataque por parte de la suegra por ejemplo, se respire profundamente, se sienta en el cuerpo la emoción y se espere a que se pase el enfado para decidir cuál es la mejor reacción. Algo que en muchos casos pasa por esbozar una sonrisa y no hacer nada más. Pero como mencionamos antes tampoco es bueno callar y dejar que te digan y hagan lo que quieran.
Definitivamente si tu marido no tiene los pantalones para delimitar su vida y la de su esposa e hijos, tendrás que armarte de valor y hacerlo tú para defender tu familia, puedes hacerlo de forma educada y respetuosa, pero tajante. De hecho, una persona hará lo que se le permita hacer. Si desde el primer episodio se le dice, amablemente, que no se entrometa en asuntos que no le incumben, hay más posibilidades de que eso quede solo como una anécdota, tal y como dice el refrán, mejor un momento colorado a mil amarillos.
Cuidados del niño en invierno
Las enfermedades respiratorias, los procesos gripales y catarrales son las patologías más frecuentes que tratan los pediatras en las consultas cuando llega el invierno. Para abordar este tema, es necesario saber por qué enferman más los niños en esta temporada, conocer las enfermedades más comunes, cómo prevenirlas y los errores típicos que cometen los padres.
¿POR QUÉ LOS NIÑOS ENFERMAN MÁS EN INVIERNO?
“No es el frío por sí mismo el que nos enferma, pero sí propicia a que los virus se reproduzcan más rápidamente”, explica a M de Mujer el pediatra Moisés Ismael.
El especialista ejemplifica también una de las situaciones más comunes: “como hace frío, tendemos a mantener a nuestros niños mayor tiempo dentro de casa, usualmente en ambientes cerrados. Al estar conviviendo varias personas en una habitación cerrada, es mucho más probable que pasen los virus de una persona a otra a través de gotas de saliva al hablar, estornudar o al toser”.
Ismael expone que en invierno, nuestro sistema de defensas es menos efectivo: los cilios, que son las pequeñas vellosidades que tenemos en la nariz, tienden a moverse menos y son menos efectivos en filtrar el aire que respiramos. “Los niños pequeños son particularmente susceptibles a enfermarse en invierno porque su sistema inmune es inmaduro, con menor capacidad para defenderse. Además sus vías aéreas son muy pequeñas, tienen más glándulas secretoras por centímetro cuadrado y esto hace que generen mayor cantidad de secreciones, lo cual los hace más susceptibles a desarrollar problemas obstructivos o neumonías”, indica.
LAS ENFERMEDADES MÁS FRECUENTES Y CÓMO PREVENIRLAS
Ismael señala que las enfermedades más comunes son principalmente las de vías respiratorias como la gripe, faringitis, amigdalitis, bronquitis, neumonía, otitis y bronquiolitis.
Para prevenirlas, el especialista recomienda:
• Lavado frecuente de manos, sobre todo si limpiamos la nariz de nuestros pequeños, antes de tocar diferentes objetos, después de estar en contacto con mucha gente en la calle o en el trabajo (evitar la propagación del virus a través de las manos).
• Ventilar la habitación periódicamente abriendo ventanas, permitiendo que circule el aire (aunque haga frío).
• Utilizar productos de limpieza para evitar que los diferentes objetos en la habitación permanezcan contaminados por los agentes infecciosos.
Desde el portal EFE Salud recomiendan otros cuidados como:
• Evitar los cambios bruscos de temperatura y mantener la casa templada: no utilizar la calefacción a tope, sino permitir al organismo que utilice sus propios mecanismos reguladores de adaptación al frío.
• Mantener la casa con un adecuado nivel de humedad, el ambiente seco agrava las enfermedades respiratorias.
• Abrigar lo justo: evitar tanto el exceso de abrigo en ambientes calefaccionados como la falta de abrigo en la intemperie. Cubrir boca y nariz al salir a la calle o a espacios libres.
• Dentro de lo posible, mantener al niño alejado de personas enfermas.
• Evitar que comparta utensilios con otros niños como vasos, platos, cubiertos, toallas y por supuesto chupetes.
• Incluir en la dieta infantil frutas y verduras, especialmente alimentos ricos en vitamina A y C.
• Otra medida preventiva es la vacuna contra la gripe. Se recomienda solo a los pequeños que padecen ciertas enfermedades crónicas, a partir del sexto mes de vida. /
LOS ERRORES MÁS COMUNES DE CUIDADO EN TEMPORADAS FRÍAS
Muchas veces los padres caen en el error pensando que más bien están realizando un acierto. El pediatra Moisés Ismael señala y explica cuáles son los más comunes:
Uno de los principales errores es mantener a nuestros pequeños en habitaciones cerradas, usualmente conviviendo con varias personas (algo que se denomina hacinamiento). Al no ventilar las habitaciones, se facilita la propagación de los virus, además de la aparición de otros organismos como hongos y bacterias.
Evitar el contacto con el agua, no lavando o bañando a nuestros pequeños: muy común el dicho “nadie se muere de frío” lo cual hace que vayan propagando el virus por toda la habitación, propiciando el contagio al tocar otras personas los objetos contaminados (libros, ropa, juguetes, manijas de las puertas, teléfonos, etc. El contagio no solo es a través del aire, sino también por objetos contaminados.
La automedicación. No ir a la farmacia y pedir al dependiente que nos venda un medicamento para el resfrío. Sobre todo no dar antibióticos sin haber visitado al pediatra de su confianza. Recomienda no seguir consejos de la amiga, del vecino, de la prima sobre qué le hace bien a su niño.
Enviar al niño enfermo a la escuela, solo están contribuyendo a propagar el agente infeccioso entre los compañeros de clase.
MOISÉS ISMAEL
“Los niños pequeños son particularmente susceptibles a enfermarse en invierno, porque su sistema inmune es inmaduro, con menor capacidad para defenderse”.
“El contagio no solo es a través del aire, sino también por objetos contaminados”.
El Dr. Moisés Ismael Cuzmar es pediatra y cirujano pediatra. Trabaja en el Centro Clinimed (Cochabamba).
moises.ismael@gmail.com
Con datos de EFE Salud
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