domingo, 27 de octubre de 2013

MAMI... TENGO NOVIO



Rosita apenas tiene nueve años y su vecino de 10 ya le confesó que está enamorado de ella. Al principio no le dio mayor importancia y siguió jugando tuja de esconderse con él, pero después se animó y le contó a su mamá lo que le había dicho el pequeño osado. “No le vayás a decir nada a mi papá”, le rogó mientras su madre se sorprendió de su prematuro dilema sentimental.

“¡Qué adelantados que están los muchachos¡”, se repitió a cada rato y se sintió agradecida por que su pequeña tuviera confianza y compartiera con ella aquella intimidad.

El suceso la hizo retroceder unos años atrás y recordar que cuando a ella le tocó avisar a sus padres que tenía un pretendiente le costó ‘muelas’ (claro que era mucho más grande que Rosita). Alargó la cosa lo más que pudo, hasta que tomó coraje para preguntar: “Papá, ¿puedo tener cortejo?”.

“Claro que los tiempos han cambiado, ahora ya no piden permiso, uno se entera así nomás”, le dijo su colega de trabajo, que tiene a un adolescente en casa al que decidió hablarle de sexo de una vez por todas. Le confesó que incluso le compró preservativos y que cada vez, a escondidas, hurga su billetera para ver si sigue allí el pequeño paquete, intacto y sin uso.

Mientras que para los padres asumir que los hijos crecieron y que ya se están iniciando en la vida sentimental puede ser un tormento (exagerando un poco), enamorarse por primera vez es una de las experiencias más fascinantes que la mayoría de las personas viven durante la adolescencia.

Los padres saben que el momento del primer amor ha llegado cuando sus hijos escriben el nombre de una chica o de un chico cientos de veces en sus cuadernos, empiezan a interesarse más en su aspecto personal, en la ropa y en su peinado o hablan continuamente de un amigo o de una amiga especial.

Ante todo, según la opinión de nuestros expertos invitados, para saber si un adolescente está preparado para tener pareja sus padres deben evaluar la madurez de su hijo.

¿Se da permiso a los hijos?
Para el sicólogo Raschid Guardia, el permiso en sí hoy en día es muy relativo, ya que las relaciones que inician los hijos con frecuencia no las comunican, ellos se lanzan a la ‘piscina del amor’ muy niños y esa es la razón por la cual al final los padres son los últimos en enterarse.

“Si el asunto pasa por dar el visto bueno, debe ser recomendable a partir de los 15 años, no porque seamos viejos o caducos con la edad, simplemente porque a esa edad con frecuencia los hombres y mujeres ya han alcanzado una madurez física y comienzan a manejar sus impulsos emocionales de una manera más objetiva, aunque vale recalcar que la madurez emocional les tomará varios años y muchas lágrimas de amor”.

Para la sicóloga Paula Benedict, más que hablar de dar permiso a los hijos para tener cortejo o corteja hay que ocuparse de orientar y de hablar sobre los tópicos de la sexualidad con la suficiente anticipación para que haya un influjo educativo y formativo para la vida sexual de los hijos indistintamente del género.

“Lo adecuado es ayudar a los hijos a que puedan iniciar sus ejercicios de cortejo con seguridad y en un tiempo adecuado, restringiendo con gentileza para evitar situaciones de mucha precocidad. Entre los 12 y 13 años se denota un interés acentuadamente definido por el otro sexo. Lo importante es que se haya creado una situación de confianza de tal forma que el hijo o hija sientan que pueden comunicarse con sus padres al respecto, esa es la forma ideal de tener opción a la supervisión y guía, eso tiene mayor importancia que el permiso”.

Si nos enteramos tarde...
La reacción tiene que ser con calma y de manera natural, aunque el padre o la madre estén al punto de infartar en cualquier instante, ese es el primer consejo de Guardia: “El progenitor debe activar el modo ‘control emocional inmediato’ y ejecutar lo que yo llamo poner cara de ‘póquer’ (inexpresivo total), para que el muchacho o la muchacha no sepan lo que realmente está pasando por la mente de los padres en el momento de la noticia. Recuerde que si usted se descontrola o muestra reacciones poco confiables, hará que su hijo siga con la relación en el más profundo hermetismo y usted tendrá que hacer un curso avanzado de detective privado para poder enterarse de las futuras relaciones de su hijo o hija”.

Benedict cree que muchas veces los jovencitos evitan comunicar lo que les sucede porque no se ha generado el clima de confianza con anterioridad y otros no dicen nada porque empiezan a tener la noción de lo que significa la vida privada, lo cual es normal. “En todo caso, si los padres se enteran de que su hijo o hija tienen una relación de cortejo, será apropiado que les hagan ver que se trata de una relación de aprendizaje muy distinta de una relación adulta”.
Y lo más importante que ella subraya: “Siempre será prudente ayudar a los hijos e hijas a postergar los compromisos de tipo sexual lo más posible para evitar experiencias sexuales que puedan traer consecuencias dolorosas y fuera de la edad”.

Hablar de sexo
Guardia considera que se debe hablar de sexo desde temprano, pero de acuerdo con la edad de los hijos, y cuando pregunten hay que ser honestos y saber llamar a las cosas por su nombre y con naturalidad.
Benedict señala que a partir de los tres años niños y niñas inician las curiosidades sexuales y los padres deben estar lo suficientemente informados para saber qué contestar en cada edad. “Es mucho mejor que los niños posean información fidedigna y cierta de boca de sus padres que de fuentes desconocidas, siempre será de mayor confianza lo que los progenitores amorosos puedan dar a conocer”.
Agrega que a la edad de los cortejos y cortejas se supone que los hijos ya cuentan con información suficiente para saber cuidarse y regular sus alcances sexuales. “De todas formas es un diálogo que debe renovarse permanentemente, pues la sexualidad de los hijos es dinámica y ellos requieren de buena y completa información, así como de guía y consejo oportuno. En este caso un profesional entendido en sicología juvenil puede ser un buen apoyo cuando hay dudas o algún problema. La información y el diálogo son una buena herramienta para evitar relaciones sexuales precoces y embarazos no deseados. La supervisión y guía van con información”.
Así es que señores padres de familia, no se alarmen, que esto apenas comienza

¿Y si su cortejo no me gusta?
Paula Benedict y Raschid Guardia /Sicólogos
Si existen razones reales para el disgusto, como consumo de drogas, alcohol, conductas violentas o delictivas comprobadas, ausentismo escolar y problemas de ajuste social, diferencia de edad importante, conductas controladoras o invasivas sobre el hijo o hija u otras de riesgo; entonces la intervención se hace necesaria para establecer en su caso prohibiciones o controles.
No hay que olvidar que los celos paternos o maternos también pueden deformar la percepción hasta del mejor candidato.
En otros casos es aconsejable conversar y guiar, así como conocer a la persona para no actuar prejuiciosamente. Se debe tener en cuenta que estas primeras relaciones no evolucionan hacia algo serio, no es lo mismo la relación de jovencitos entre 12 y 16 años que en jóvenes de más edad.
También hay que reconocer que a veces el prospecto que nuestra hija o hijo nos lleva a la casa no alcanza nuestras expectativas porque creemos que se merece una princesa o un príncipe azul.
Si esta es la razón por la que a usted no le simpatiza el joven o la joven, tranquilícese, ya quedó claro que el problema pasa más por usted y no por su hijo (a).

EJERCICIOS PARA AFRONTAR ESTA ETAPA CON ÉXITO
No hay que ser rígidos, pero sí se debe poner reglas
Confianza . Hágase amigo de su hijo, no su amigote, converse, exprese sus sentimientos hacia él, abrácelo, béselo, demuéstrele constantemente que usted lo quiere, que usted cuando pone reglas no es para dañarlo sino por el profundo amor que siente hacia él.
Responsabilidad . Los jovencitos y adolescentes, como cualquier otra persona, tienen obligaciones que deben cumplir con la familia, la escuela y la sociedad, así como con ellos mismos. Las salidas deben dosificarse de forma consensuada con ellos, para que también participen en la administración responsa-

Ble de su tiempo.
Firmeza . Si hay mal rendimiento de su hijo (a) en la escuela, debe recurrir a conversar con los dos jóvenes y poner sobre la mesa y de manera clara los efectos que esto produce, si dicha conversación no prospera en un cambio de actitud, el siguiente paso es ponernos en contacto con los progenitores de la pareja para que colaboren con los resultados que esperamos.
Si aún así el problema continúa, ahora sí debemos proceder a colocar fuertes límites de encuentros en esa relación que no está haciendo ningún bien.

LAS COSAS VAN BIEN SI...

Madurez moral. Demuestra que es una persona responsable a la que no hay que recordarle lo bueno y lo malo. Tiene un sentido de la moral bien fundamentado, sabe que el amor no es un juego, que hay que respetar al otro y que el sexo es algo muy serio que trae consecuencias.

independencia de pensamiento. No se deja influenciar fácilmente, pues tiene un criterio formado y si alienta dudas tiene la confianza para recurrir a sus padres para consultas.

Elección de amigos. Ha demostrado que sabe escoger a sus amigos y que no coquetea con los vicios.

Responsabilidad con relación a las tareas de la escuela. No ha descuidado el colegio por la relación sentimental, todo lo contrario, sabe programarse y seguir horarios.

Respeto hacia la autoridad. Es consciente de las reglas y cuando no está de acuerdo con algo no tira la puerta, sino que habla contigo.

Sabe de horarios. No es frecuente que llegue pasada la hora acordada con excusas.

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