La Alimentación Complementaria (AC) de los niños a corta edad es muy importante, porque ayuda a proveerles de los nutrientes necesarios para fortificar su cuerpo en una etapa clave para su desarrollo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) este proceso que comienza cuando la leche materna ya no es capaz de cubrir las necesidades nutricionales del niño por sí sola, por lo que necesita alimentos y líquidos que la acompañen.
Una correcta alimentación en este periodo que se sitúa entre los 6 y 24 meses de edad es crucial y tiene una serie de beneficios. El primero y más importante es que favorece al desarrollo y crecimiento del bebé ya que el consumo de hierro, zinc, selenio y vitamina D es muy importante para fortalecer los sistemas nervioso, cerebral, digestivo y muscular. Otro beneficio es que permite que el niño conozca los diferentes sabores, colores, texturas y temperaturas de la comida. Además, ayuda a prevenir alergias, obesidad, desnutrición, hipertensión arterial y síndrome metabólico en el niño.
¿Cuándo iniciar la AC de los bebés?
La OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) coinciden en que la transición de la lactancia exclusivamente materna hacia la alimentación complementaria, debería darse a partir del sexto mes y mantenerse hasta el año y medio o dos. Según los expertos, esta fase es determinante ya que es cuando mayor malnutrición se ha identificado en los menores de 5 años de todo el mundo, a causa de una alimentación deficiente.¿Por qué es importante esperar hasta esta edad? Porque es cuando el organismo alcanza la maduración necesaria en su sistema nervioso, renal, gastrointestinal e inmune. La principal señal que indica que un bebé está preparado para la AC es su destreza psicomotora, es decir, cuando, por ejemplo, es capaz de mantenerse sentado por sí solo, sostener los alimentos con las manos, llevarlos a la boca, masticar y tragar sin problemas. Entre otros indicadores, se encuentran el interés activo por la comida y la ausencia de extrusión (expulsión de sólidos con la lengua).
Si la AC se implementa antes del cuarto mes en los niños, se corren ciertos riesgos como la posibilidad de que se atraganten, sufran gastroenteritis aguda, infecciones respiratorias y que a largo plazo desarrollen obesidad o diabetes. Por otro lado, si la introducción de alimentos se retrasa más allá del séptimo mes, el niño o niña tiende a sufrir carencias nutricionales de zinc o hierro, el riesgo de alergias e intolerancias aumenta, se complica la aceptación de nuevas texturas y sabores, y crece la posibilidad de alteraciones en las habilidades motoras orales.
Una introducción muy precoz de la Alimentación Complementaria puede conllevar riesgos a corto y largo plazo. Si no hay disponibilidad de leche materna antes de los 6 meses, se deberá utilizar únicamente fórmula de inicio (etapa 1) como sucédaneo. En etapas posteriores, debe pasarse a fórmulas tipo 2, 3 siempre y cuando sean adecuadas y estén preparadas siguiendo las recomendaciones de un especialista.
¿Qué alimentos se recomiendan introducir en la dieta del bebé?
Para lograr el crecimiento óptimo del niño, es importante que la consistencia de los alimentos se incremente de manera gradual. A partir de los seis meses, los bebés van desarrollando la capacidad de masticar y procesar los alimentos por lo que no se debe temer a la introducción de alimentos espesos o sólidos. De esta forma, es más fácil darles mayor suministro de kilocalorías (Kcal) e incluir en su dieta una variedad de ingredientes ricos en nutrientes.La higiene es muy importante en esta etapa. Los utensilios para preparar la comida y alimentar al bebé deben ser exhaustivamente lavados, al igual que las manos tanto del adulto como del niño. En especial, si este último manipulará y comerá los alimentos con las manos.
ALIMENTO
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APORTE
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Carne
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Buena fuente de proteína
y de aminoácidos esenciales: hierro, zinc y ácido araquidónico. Los
nutrientes están más concentrados en la carne magra que en la grasa.
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Cereales
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Buena fuente de fibra, energía,
proteínas de origen vegetal, minerales, ácidos grasos esenciales y vitaminas.
Se recomienda ingesta diaria.
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Frutas, verduras y hortalizas
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Proporcionan vitaminas,
minerales, almidón y fibra. Son una fuente muy importante de vitamina C y B6.
Se recomienda la ingesta diaria, en forma variada.
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Legumbres
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Enriquece el valor
biológico proteico de las verduras.
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Frutos secos
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Buena fuente de energía,
proteínas vegetales y lípidos cardiosaludables. Cuidar que estén machacados y
evitar la ingesta del fruto entero hasta los 3 o 4 años por el peligro de
atragantamiento.
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Alimentos vegetarianos
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Por sí solos, no cubren
los requerimientos de hierro y zinc de un niño de 6 a 23 meses de edad. Es
necesario añadir alimentos de origen animal que contengan suficiente hierro y
zinc.
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Sal
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Se recomienda no añadir
sal a los alimentos y evitar productos muy salados como vegetales en conserva,
pastillas de caldo y sopas en polvo.
Una ingesta
excesiva de sodio en la infancia puede programar el desarrollo de una presión
arterial elevada en etapas posteriores, especialmente en niños genéticamente
predispuestos.
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Aceite
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Se recomienda cuidar el
contenido en grasas. Es preferible el uso de aceite de oliva.
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Azúcar
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No se recomienda añadir
azúcar a las comidas, puesto que contribuye a la aparición de caries y a
padecer obesidad.
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Miel
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No se recomienda hasta
antes del año. Puede contener esporas de Clostridium
botulinum, un bacilo que unido al déficit de ácido gástrico del lactante,
facilita el desarrollo de botulismo.
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Leche de vaca
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La Sociedad Europea para
Gastroenterología Pediátrica (ESPGHAN), recomienda introducir la leche de
vaca y sus derivados después del año de edad, pero no como bebida ni comida
principal. Esta debe ser entera no descremada, ni semidescremada.
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