lunes, 14 de octubre de 2013

Ser padres hoy exige mucho control, diálogo y correteos

Padres y madres crean sus propias ‘estrategias’ para criar a los hijos cerca y lejos, a la vez, del reinante consumismo, culto a la belleza, el trago, las drogas, la violencia y hasta de la apabullante tecnología.

El tradicional castigo de la ‘guasca’ es cada vez más desplazado por otro tipo de sanciones dirigidas a quitarle a los hijos lo que más les gusta, como una fiesta, el celular, la computadora, la televisión y demás. Para los padres de hoy este tipo de medidas les da más resultado que un chicotazo, un cocacho o una palmada, aunque confiesan que más de una vez los ‘sacaron de quicio’ y no tuvieron otra que recurrir a un castigo físico.

EL DEBER conversó con cinco padres y madres de familia para recoger sus experiencias personales sobre cómo criar a los hijos frente a cinco situaciones comunes: el castigo ¿guasca o diálogo?; los ‘juntes’ y fiestas; el trago, el cigarro y el sexo; las peleas y otros hechos de violencia; y el uso y abuso de la tecnología.

El pedagogo Álvaro Puente, el director de teatro Adolfo Mier Rivas y el profesor Édgar Lora, coinciden en que la relación de respeto y amistad es clave, pero eso va más allá del saludo o una charla ocasional. Demanda saber escuchar al hijo y más que responder con ‘órdenes’ a ciertas situaciones, ir planteándole preguntas ¿y ahora qué vas a hacer? ¿cómo resolverás ese problema? ¿te parece bien lo que pasó? Esto permite que los hijos maduren en torno a sus propias experiencias con la guía del progenitor.

Según los testimonios, el almuerzo es uno de los momentos más comunes para estas charlas, en el que, incluso los padres, deben poner a un lado celulares, computadoras, IPad, televisión y otros medios de la tecnología, para crear un ambiente propicio. La empresaria de eventos Ximena Jiménez reconoce que algunas veces sus hijas le pidieron que deje su celular a la hora de almorzar, pese a que es su herramienta imprescindible de trabajo. Ella también pone límites y les asigna dos horas diarias a cada una para que hagan uso de la computadora en casa. Los viernes por la noche sale a compartir con sus hijas, de las cuales es padre y madre.

Estar con ellos

La presidenta del Comité Cívico Femenino, Marioly Vincenti de Mansilla confiesa que viene de una familia donde nunca la dejaron ir a un paseo de colegio y que ahora, como mamá, sí les permitió ir a sus hijos, pero acompañándolos. Tampoco es partidaria de que se queden a dormir fuera de la casa.

Mier Rivas dice que, aunque es cansador, personalmente se encargó de recoger a sus hijos de las fiestas o de donde estén.

Que se sientan seguros

Para la sicóloga clínica del Servicio de Orientación Familiar (SOF), Graciela Redivo, cuando hay un problema con los hijos, primero hay que escucharlos. “La guasca lo único que crea es miedo, pero no conciencia”, dice. Aconseja reunirse al menos una vez al día con los hijos para “dialogar y expresarles afecto, que sepan que los quieren, que se sientan seguros, tratar de evitar la soledad de los chicos que por esa razón a veces se juntan y buscan una salida rápida. Acompañarse entre chicos que están desorientados no lleva a nada bueno.

Análisis

No es prohibir, sino poner reglas
Rolando Fernández - Excomandante

Como padre y como miembro de la Policía, creo que la base de todo es que exista un hogar armonioso y con respeto entre padres e hijos. Los padres deben dar buen ejemplo, porque los hijos los toman como modelos. También hay que estar pendientes de los chicos. Si salen, es mejor que el padre o la madre los espere o los recoja, por la seguridad y la tranquilidad ellos mismos.

Se debe poner horarios límites para volver a casa y los permisos deben ser ciertos días de la semana, por ejemplo, un fin de semana. No es cuestión de prohibir las actividades sociales, pero hay que reglamentarlas. Los padres tienen que saber dónde están, con quiénes están y en lo posible que haya comunicación con los hijos en ese intérvalo, llamarlo para saber como está y recordarle la hora acordada para regresar.

Ante el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, hay que aconsejarles que si toman, lo hagan con medida, con ‘cultura alcohólica’ como se dice, no hasta perderse, porque un ebrio está desprotegido y puede tener conductas exageradas o ser víctima de cualquier acto delincuencial

MÁS EXPERIENCIAS

NO FOMENTAR EL CONSUMISMO
“Hay que manejar este valor desde pequeño. Si apenas sale y ya quiere un dulce de la pastillera, pues no, porque el hijo debe saber que la vida no es comprar todo. Se compra cuando se ve necesario”, explica Puente.

NORMAS EN LA FAMILIA
“Yo les decía a mis hijas: Con esa falda no me salís y les mostraba el efecto que se podía causar si se vestían así. Mis hijos han salido a estudiar afuera y hasta ahora los espero y tienen que darme un beso”, cuenta Vincenti.

BESO DE LA NOCHE
“Aceptaba que vayan a fiestas, pero era estricto en saber dónde era, el teléfono de los padres y la hora de retorno. Cuando volvían o las recogía, pasaban por el beso de la noche para ver si no bebieron o fumaron”, dice Lora.

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