viernes, 24 de febrero de 2017

Gritar al educar es un error

os padres en algún momento de su vida han recurrido a los gritos como medio para educar a sus hijos, en algunos casos para imponer su autoridad y, en otros, para reprender una conducta que les parece incorrecta. Pero, no se han puesto a pensar que al hacerlo incurren en un grave error que a la larga generará violencia en los niños.

Femenina conversó con las psicólogas de Travezia, Paola Miranda y Marcela Montaño, quienes explican el tremendo error que se comete al gritar al niño ya sea en privado y, peor aún, en público, porque esta acción hará que estos niños sean agresivos, con baja autoestima y propensos a la depresión.

“Si recordamos cómo nos sentíamos cuando nuestros papás nos gritaban, no era bien desde luego, sino todo lo contrario, estábamos tristes, deprimidos e incluso había una situación de rechazo hacia el papá o mamá que en algunos casos puede llegar al odio, porque al gritar no solo decimos lo que está mal, sino que agregamos palabras como eres un tonto o un burro palabras fuertes que hiere a los niños”, explica Miranda.

La psicóloga afirma que la palabra hiere y se queda impregnada en la memoria, en particular si se trata de algo que te gritaron y te ha lastimado mucho, que pese a haber transcurrido el tiempo lo evocamos con tristeza y dolor. El grito no debe ser utilizado como un recurso para educar porque esto baja la autoestima del niño.

“El hecho de gritar eres un tonto, un burro, no sabes hacer nada bien, disminuye la autoestima del menor, provocando que ellos se sientan inútiles, no queridos, lo que crea conductas de aislamiento y provoca que los niños se vuelvan tímidos o, por el contrario, muy rebeldes y pueden llegar a ejercer violencia contra sus hermanos, compañeros de curso e incluso con los animales”, asegura Miranda.

COMPARACIÓN

Si se hace una comparación entre el maltrato físico y el psicológico, está claro que ninguno de ellos es bueno. El golpe deja como rastro un área verde o moreteada, pero la palabra cuando se grita o insulta queda grabada en la mente y el corazón de quien la recibe, por esta razón cuando se la recuerda crea tristeza y mucho dolor.

“Un golpe en el ojo o en cualquier parte del cuerpo queda verde o moreteado y duele hasta que se pierde, a diferencia de la palabra que queda en la memoria y peor aún si son dichas en un momento de rabia como: no deberías haber nacido o me has arruinado la vida. El niño crece con esas frases que marcan su vida y hacen que esas palabras se cumplan portándose mal para llamar la atención”, dice la psicóloga.

Miranda señala que el amenazar e insultar son una forma de maltrato psicológico muy fuerte para el niño y puede ser replicado en su clase con el uso de palabrotas que son motivo de llamadas de atención constantes por parte de la maestra, tanto al niño como a sus padres.

“Al gritarles les estamos dando un mal ejemplo a los niños, porque les hacemos pensar que esa es la forma de solucionar un problema, ellos van a reproducir este aprendizaje entre sus iguales. Al gritar les enseñamos que los problemas se resuelven de esa manera y eso es lo que van a mostrar en la escuela o en sus grupos sociales”, afirma Marcela Montaño.

Un niño que es sometido a maltrato psicológico constante, a través de los gritos, es tímido y retraído, le cuesta interactuar con las personas por miedo a ser tratado de la misma manera como lo hacen sus padres. Situación que hace que los niños se tornen rebeldes, agresivos y caprichosos, explica Montaño.

TERAPIA

“Para educar con amor, sin gritos ni golpes es importante hablar con los niños y explicarles desde pequeños por qué una determinada acción está bien y por qué otra no. La idea es no contradecirse y ser consecuente en lo que se dice a los niños para evitar confundirlos y crear situaciones en que él no sabe cómo actuar”, explica Miranda.

La profesional agrega que el educar con amor a los niños significa marcar los límites desde pequeños, involucra decirles qué está bien y qué está mal y ellos ya sabrán a qué atenerse. Porque si los padres no ponen estas referencias exponen a sus hijos a situaciones de peligro.

“Hay un momento en que la situación por la que se vive, por ejemplo, estrés en el trabajo, con la pareja o en la familia, sirve como detonador en el hogar y hace que explotemos y empecemos a gritar. Ahí es cuando debemos respirar profundo, salir de ese ambiente, contar hasta 10 y tomar conciencia de que si en ese instante llamamos la atención a los hijos no va ser de la mejor manera, sino con gritos e insultos”, enfatiza Miranda.

La situación se complica más cuando el niño hace su berrinche, se pone a llorar y cuando se le grita empeora la situación. Entonces es mejor calmarse y despejarse un rato. Dejar que el niño también se calme, porque esto puede conducir a la violencia física que no es agradable para ninguna de las dos partes.

Ambas psicólogas coinciden en que para educar no es necesario gritar. Si en alguna ocasión se requiere llamar la atención por algún motivo, se eleva un poco el tono con firmeza y de manera positiva se le explica la situación al niño. Esa es la manera en que se debe solucionar cualquier problema.

viernes, 17 de febrero de 2017

¿Por qué mi hijo se comporta diferente en la escuela y en la casa?


Es común que los niños controlen sus impulsos en el aula y se liberen más en casa."Ellos se sueltan, porque confían en que usted lo va amar independientemente de cualquier cosa", dice Michele Borba, autora de The Big Book of Parenting Solutions (El gran libro de soluciones para padres) Descubra la manera de que su hijo se comporte bien, incluso cuando regresa de la escuela.

Cree una rutina relajante

Usted puede notar que el momento en que su hijo retorna del colegio se muestra más combativo. Es como si estuviera diciendo "Estoy cansado de tener que escuchar, seguir las reglas y controlar mi comportamiento durante todo el día. Ahora estoy en casa y puedo ser yo mismo".

La solución: Deje que su pequeño tenga tiempo para relajarse y proponga actividades relajantes como hacer burbujas de jabón .¿El motivo? Las respiraciones profundas pueden calmarlo físicamente.Otra opción es 15 minutos de juego fuera de casa, tiempo que necesita para relajarse.



2. Repita las reglas

En la escuela, su hijo puede ser más propenso a comportarse bien, compartir los juguetes, quedarse sentado a la hora de comer y no interrumpir mientras otros están hablando, porque las reglas y las consecuencias son claras. Comience a establecer límites similares en casa. Hable con el maestro de su hijo acerca de las reglas del aula y vea cómo las puede adaptar a su casa.

También puede averiguar lo que hace el profesor cuando las expectativas no se cumplen en el aula e implementar un sistema similar en casa. Es importante que la regla sea válida para todos los hermanos, ya que la mentalidad de grupo es de gran alcance. Su niño puede no querer venir a la mesa a la hora del almuerzo, pero si todo el mundo va, el va querer acompañará al grupo.



3. Prepare el ambiente para el éxito

Cuando se empieza a suavizar la transición de la escuela a la casa, piense en cómo usted puede dividir las tareas en pasos. Por ejemplo, si usted quiere que su hijo cuelgue las cosas cuando llega a casa, como lo hace en la escuela, ponga ganchos a su altura para su mochila.



Una fuerzas

Pregunte a la maestra si ella podría ayudar a fortalecer el progreso del niño. Infórmele acerca de cómo su hijo se está comportando en casa.Eso ayudará a fusionar los mundos de la escuela y el hogar en su cabeza.


Claves para entender a un hijo hiperactivo


Los niños hiperactivos y con déficit de atención sufren "un trastorno cerebral" producto de la lentitud en el crecimiento neuronal, según un estudio internacional publicado en Holanda que pide poner fin al estigma tradicional de "mala educación" para explicar el comportamiento de esos pequeños.


"Hay una base neurobiológica que explica el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Y eso los padres deben tenerlo claro y aprender a lidiar con sus hijos", explica a Efe Marcel Wortel, del hospital universitario de Nijmegen, en Holanda, que dirigió esta investigación.


Hay cinco puntos o regiones visibles en el cerebro que muestra una lentitud en el crecimiento neuronal en las personas con TDAH, lo que no ocurre con los que no lo sufren.
Uno de los trastornos más evidentes localizados por los científicos está en los ganglios basales, la parte del cerebro involucrada en el control de la emoción y la cognición, y que se encuentra cerca de la base del cerebro, dentro del telencéfalo. Esto muestra que el volumen total del cerebro es menor en personas con TDAH, en comparación con personas totalmente sanas.


Dos de los puntos visibles de tamaño reducido están también en la amígdala y el hipocampo.
En la amígdala radican las emociones básicas como el enfado o el miedo; es decir, la región del cerebro que desempeña la regulación de las emociones.


El papel del hipocampo está menos claro -explican los investigadores- pero "posiblemente tenga también que ver con la motivación y la regulación emocional".


En cuanto a la medicación, el estudio demuestra que ésta suprime los síntomas, pero no tiene ningún efecto sobre el volumen cerebral de las personas con TDAH, es decir, no cura el problema original.
Según el estudio, las diferencias son aún más evidentes en niños y adultos jóvenes, que en personas más mayores, y por ello los investigadores asumen que el retraso en el desarrollo del cerebro es una característica del TDAH.


La investigación se basó en el mayor estudio de neuroimágen realizado hasta la fecha en personas con déficit de atención. En total se compararon imágenes de 1.713 personas con TDAH y 1.529 personas sin este trastorno, todos en edades comprendidas entre los 4 y los 63 años.


"Las diferencias que hemos encontrado pueden explicar el retraso en el desarrollo cerebral que caracteriza este trastorno de atención", aseguran los científicos del centro Radboud de Nijmegen.
El TDAH se caracteriza por síntomas de falta de atención, impulsividad e hiperactividad, y lo sufren uno de cada veinte niños (menores de 18 años) en todo el mundo, y dos tercios sufren sus efectos o mantienen signos en su vida adulta.


"Este es un trastorno del cerebro al igual que lo es la depresión clínica, la esquizofrenia y el trastorno bipolar, también asociados con los volúmenes cerebrales anormales", explica la investigadora Martine Hoogman, del centro médico de Nijmegen.


Los resultados de esta investigación, resalta, exigen poner fin a los estigmas tales como que el TDAH está causado por "la mala educación" o que los niños "son difíciles" de educar, ya que solo es cuestión de que el cerebro madura a otro ritmo.


La investigación, dirigida por la científica holandesa Barbara Franke, ha sido publicada en el último número de la revista científica Lancet Pschiatry. Según la publicación, en investigaciones anteriores se solían detectar "diferencias conflictivas" en los cerebros de un grupo de personas con TDAH, probablemente -añade- debido al uso de una población de estudio muy pequeña y poco comparativa.


Sin embargo, las causas siguen siendo objeto de controversia, por eso los autores de esta investigación piden "no estigmatizar" a los pequeños con hiperactividad y déficit de atención, a la espera de encontrar remedio a este trastorno, si lo hay.


"Sólo hemos encontrado las diferencias, no las causas de estas diferencias o los efectos de un tratamiento", lamenta Wortel, ante la pregunta de cómo deberían lidiar los padres con los niños que sufren este trastorno.




jueves, 16 de febrero de 2017

Psiconeuroacústica despierta capacidades cognitivas en la niñez

Los niños pueden desarrollar sus capacidades cognitivas desde el vientre materno hasta los 2 años de edad, mediante un proceso llamado psiconeuroacústica que utiliza diferentes frecuencias de sonido con el propósito de activar ciertas zonas del cerebro encargadas de almacenar información que será de mucha utilidad para los niños.

Se entiende por capacidades cognitivas aquellas que están relacionadas con el procesamiento de información, atención, percepción, memoria, resolución de problemas, comprensión, establecimiento de analogías, entre otros aspectos que son estimulados mediante la psiconeuroacústica.

“La psiconeuroacústica es una ciencia convergente que pertenece a las ciencias cognitivas, estudia el comportamiento del cerebro ante el estímulo de frecuencias de sonido que ayudan a aumentar las capacidades cognitivas desde el vientre, a partir de la semana 17 hasta los 2 años de edad”, explica el psiconeuroacústico Marco Antonio Ponce Díaz.

Según Ponce, al comenzar la terapia en la semana 17 de embarazo se analiza el estado anímico que tiene la madre porque muchas veces al tener cambios físicos y emocionales están nerviosas o estresadas y esto se detecta mediante la aplicación de test psicológicos, que son recabados en la primera visita al domicilio de la madre.

“Una vez trabajado el cambio del estado anímico de la madre. Recién se procede con la labor en vientre a través de frecuencias de sonido con el bebé mediante sonidos armónicos, que tienen las funciones de relajar y aumentar las capacidades. Incluso se puede controlar la etapa de sueño para enseñarle al niño cuándo debe dormir, con ondas alfa que relajan y jazz cuando queremos que esté despierto”, dice Ponce.

Sucede que cuando los bebés escuchan los cantos armónicos o vibraciones de cuentos tibetanos crean una especie de camino de información en el cual al escuchar una nota musical su cerebro enseguida busca la siguiente nota y al hacer esto ya se estaría produciendo un hecho fundamental para el cerebro.

RECIÉN NACIDO

Una segunda etapa del proceso psiconeuroacústico comienza después del nacimiento del bebé con la logogenización, que consiste en ingresar al cerebro cierto tipo de logos en rojo, blanco y negro hasta los 6 meses, porque los bebés ven borroso y en blanco y negro hasta esa edad.

“A partir de los 6 meses el bebé mira a colores y es cuando se aprovecha para mostrar los bits (unidad básica de información) de inteligencia que son imágenes reales, durante 15 segundos que es el tiempo de concentración que se tiene. En un día se puede enseñar 85 bits y hasta que cumpla un año tendrá una gran cantidad de información almacenada”, recuerda el psiconeuroacústico.

El especialista afirma que al aumentar estas capacidades cognitivas a temprana edad con una visión futura, asegura que el desenvolvimiento del niño será mucho mejor en todo sentido, por ejemplo en el campo de las matemáticas que para muchos resulta difícil, les facilitará en gran manera el haber estimulado esta inteligencia.

“El ser humano tiene múltiples inteligencias que se van potenciando. Y cuantas más capacidades almacenadas en la biblioteca interna (cerebro) se tenga será más sencillo el tomar una decisión en el momento preciso. Y en los niños esto es maravilloso porque están en un momento que absorben todo como esponjas”, dice Ponce.

El trabajo que el especialista realiza lo hace en la sala multisensorial del Centro Integral de Desarrollo Cognitivo, creado con el fin de estimular el desarrollo cognitivo en los niños de manera distinta mediante colores, formas, olores, texturas y desde luego con frecuencias de sonido específicos para cada caso.

“Hasta los 2 años se puede aumentar las capacidades cognitivas y hasta los 4 el proceso de aprendizaje. El ser humano cambia su estructura neural tres veces: del nacimiento a los 2 años, de los 3 a los 16 y luego de los 65 años en adelante”, asegura el psiconeuroacústico.

Ponce utiliza en su trabajo frecuencias y vibraciones de sonidos bineurales y sincrónicos mediante el uso de audífonos que tienen una lámina de grafeno, lo cual permite transmitir esa vibración que puede ser colocada en los oídos o en diferentes partes de la cabeza dependiendo de lo que se requiera.

“La aplicación de la acústica en los niños, por lo general, no pasa de los 15 minutos, pero en otros casos aumenta. Y como son pequeños se aprovecha la hora de la siesta para hacerlo, se les da una frecuencia de sonido específica para aumentar la actividad neuronal si es alfa de 15 a 20 minutos, gama de 60 a 90 minutos y beta hasta 2 horas, dependiendo de cada caso”, enfatiza Ponce.

Esta técnica también puede ser utilizada con niños con capacidades especiales: autistas, down y sordomudos, entre otros, quienes durante los primeros años están en el momento ideal para potencializar sus capacidades y para que tengan una mejor calidad de vida, en lugar de hacerlo tardíamente cuando el proceso está muy avanzado.

El Centro Integral de Desarrollo Cognitivo, dirigido por Martín Portocarrero, tiene el principal objetivo de estimular la actividad cognitiva de los niños mediante el proceso psiconeuroacústico y por esta razón ha creado un ambiente especial como la sala multisensorial destinada a lograr este propósito. Alli se aplica esta técnica.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Cómo encarar el primer día de clases de los niños

El ingreso de los hijos al sistema escolar es, para muchos padres y madres, motivo de estrés y preocupación. Es importante entender que este momento es una etapa más que se debe atravesar y que como cualquier otra, implica cambios a los que la familia debe acomodarse.

La explicación la realiza la psicóloga Anahí Navarro. Es un periodo trascendental para los niños y adultos. Los chicos se enfrentan a un nuevo escenario y los padres encaran la individualidad de sus hijos. “Ellos ahora tendrán sus propias actividades, su propio entorno y experiencias, establecerán nuevas relaciones e incluso tendrá una nueva figura de autoridad, admiración y respeto”.

En este lugar el niño o niña desarrollará su personalidad y tomará sus decisiones. Lejos de los padres. Esto puede ser complicado de asimilar, especialmente, por los padres primerizos.

Sin embargo, se puede adoptar también una actitud más positiva ante esta situación. Es importante recordar que en un principio el primer objetivo como padres es formar a los hijos para salir al mundo, para pararse en sus propios pies, cometer sus errores y aprender sus lecciones. Navarro habla de la importancia de educarlos para que sean capaces de desenvolverse en la vida por sí mismos y este es el primer paso.

Por tanto, para el primer día de clases corresponde prepararlos. Se lo debe hacer hablándoles de lo que se viene, de los horarios, de las clases, de los recreos, de los amigos, del comportamiento que se espera. “Pero más que nada, emocionarlos con este futuro que les espera”.

La preparación también debe ser para los padres por los cambios que vendrán en los horarios y rutinas. “Deben trabajar para fortalecer la relación de comunicación y confianza pues la principal forma de conocer el mundo nuevo de los niños será a través de lo que ellos nos digan”.

Y cuando llegue el momento de la separación en el que uno debe quedarse en la puerta mientras el otro entra en un mundo nuevo, la despedida debe ser con alegría. Tienen que dejar claro que se dará un reencuentro “porque en unas horas estaremos nuevamente a su lado para escuchar todo sobre su vivencia de esta nueva experiencia”.

Y si sucede, que el miedo se hace presente y se muestra a través de lágrimas o la negativa a quedarse, se debe asumir la actitud de confianza y seguridad que ellos necesitan.

Es indispensable recordar que, como adultos, es el momento de mostrar la calma y tranquilidad que quisiéramos ver en ellos. Hay que reafirmar la confianza en que volveremos y nos encontraremos y evitar comportamientos como las escabullidas sin despedidas. Tampoco se tiene que mostrar enojo como respuesta al miedo del niño ni hacer amenazas. “Recordemos que la mejor herramienta contra el miedo, es el amor porque brinda seguridad”.

Otras recomendaciones son llevar al niño solo durante unas horas a la escuela infantil y, poco a poco, aumentar el horario. No hay problema si el niño quiere llevar a la escuela su juguete preferido, o algo que le sea familiar y le mantenga unido con su hogar.

Es conveniente que la madre o el padre le lleven y le recojan personalmente. Esta rutina le proporcionará seguridad y facilitará su adaptación al cambio.

lunes, 13 de febrero de 2017

9 características de los padres que tienen hijos exitosos



No existe una fórmula, un manual o cursos para ser un padre perfecto y lo que antes funcionaba, hoy puede no servir y por si fuera poco, lo que funciona con un hijo, no necesariamente marcha con el otro. Los consejos por lo general no se adecuan a todos los casos, ya que cada persona es diferente, y nunca falta la “fulanita” que tiene hijos “perfectos” y te dice qué hacer. Pero en realidad no se debe tener desánimo en este asunto, ya que todos los padres quieren y esperan lo mejor para sus hijos y aunque este anhelo parece sonar a veces más a una utopía que a la realidad misma, ciertas investigaciones llevadas a cabo en el campo de la psicología revelan que sí existen algunos condicionantes que pueden favorecer el futuro éxito en la vida de nuestros retoños.

Se trata de ciertas estrategias que pueden llevarte a ayudar a desarrollar hijos exitosos. Cabe mencionar que el éxito no se mide en base a los ingresos económicos, puestos ejecutivos o poder, sino, a que los hijos consigan lograr lo que se proponen, que sean responsables y buenos en lo que hacen, amén de que sean buenas personas.



Pautas para lograrlo

No cabe duda que ser padres es una de las tareas más difíciles, pero también definitivamente la más gratificante sobre todo cuando vemos a nuestros hijos crecer y convertirse en adultos felices y realizados. Científicos y expertos en el tema revelan algunas de las características comunes en los padres que educan hijos que serán adultos con éxito:



Pauta 1: Realizar tareas dentro del hogar. Suele ser frecuente que los hijos no participen de los quehaceres en el hogar, pero es muy importante que ellos colaboren y sean parte.

Julie Lythcoot-Haims, autora del libro “How to Raise An Adult” asegura que aquellos niños que se ocupan de ayudar con las tareas como sacar la basura, entre otras actividades de ayuda en el hogar, son después buenos compañeros de trabajo, son capaces de asumir tareas de manera independiente y tienen más empatía. Por ello es aconsejable asignarles diferentes labores de acuerdo con su edad, pero creándoles un sentido de responsabilidad y un sentimiento de contribución. Desde tender su cama, poner la ropa donde corresponde, es decir si está limpia al armario y si está sucia al cesto, hasta ayudar a poner la mesa y lavar platos.



Pauta 2: Hablar de dinero con ellos dentro del hogar. Es importante que sepan el valor de las cosas y la importancia de cuidarlas. Según psicólogos que abordan el tema es muy importante inculcarles a realizar ciertas tareas y que reciban alguna gratificación por ellas pero para ello no se debe dar grandes montos sino más bien una suma poco significativa, para que ellos comiencen a valorar sus ingresos, a ahorrarlos, y más adelante podrás ayudarlos a que tengan una cuenta en un banco y así también aprenderan los términos bancarios y cómo funcionan.



Pauta 3: Déjalos cometer errores. Como mamás deseamos lo mejor para ellos, y deseamos evitarles dolor y sufrimiento, sin embargo, ambos sentimientos son necesarios en el crecimiento. Por ello los expertos aseguran que debemos dejarlos sentir, experimentarlos y aprender a manejarlos, incluso para que aprendan a desarrollar tolerancia a la frustración. Si les permitimos cometer errores en una edad temprana, podremos acompañarlos en su proceso de aprender de cada una de las experiencias y poder sacar grandes enseñanzas de cada una de ellas.



Pauta 4: La importancia del deporte. El deporte es salud, y la salud es vida. Una vida complementada con un deporte que ellos disfruten, puede apoyarlos a que los niños desarrollen disciplina y constancia, cualidades importantes para la vida laboral, así como alejarlos de las drogas, el alcohol y la vida sedentaria.



Pauta 5: Mamá es mujer antes que mamá. Aunque son nuestra prioridad y dedicamos gran parte de nuestra vida por y para ellos, una de las grandes enseñanzas que se les debe inculcar es que aprendan a respetar a la mujer como tal, sobre todo cuando de hijos hombres se trata. Por lo general y más en sociedades como la nuestra, el machismo esta latente y no se respeta a la mujer. Es tiempo de cambiar esto.



Pauta 6: Enséñales el “grit”. Angela Duckworth, psicóloga de la Universidad de Pensilvania reveló en 2013 un poderoso rasgo de personalidad llamado “grit” que impulsa el éxito.

Se define como “tendencia a sostener el interés y el esfuerzo hacia objetivos a muy largo plazo”. Se trata de enseñar a los niños a imaginar un futuro que quieren crear y comprometerse con él.



Pauta 7: Padres con relaciones saludables. Un estudio de la Universidad de Illinois reveló que los niños criados en familias desestructuradas o conflictivas, ya estén juntos o separados, suelen tener un futuro peor que aquéllos cuyos padres se llevan bien.

El profesor Robert Hughes Jr., del Colegio de ACES de la Universidad de Illinois observó que los niños en familias monoparentales no conflictivas son mejores adultos que los niños nacidos en familias biparentales conflictivas. Los adultos que se divorcian de forma conflictiva también están produciendo un daño en el futuro de sus hijos.



Pauta 8: Ayúdalos a tener habilidades sociales. Investigadores de las Universidades de Duke y Pensilvania encontraron una relación entre las habilidades sociales en la guardería y el éxito como adultos 20 años más tarde, en un estudio realizado con 700 niños de todos los rincones de EEUU.



Pauta 9: Ten expectativas para sus hijos. Tras una encuesta a 6.600 niños nacidos en 2001, el profesor Neal Halfon y sus colegas de la Universidad de California descubrieron que las expectativas que los padres tienen puestas en sus hijos son determinantes para su futuro.

“Los padres que vieron la universidad en el futuro de su hijo, parecían dirigirlos hacia esa meta, independientemente de sus ingresos y otros activos”, aseguraron.

Este es el resultado del llamado efecto Pigmalión: “lo que una persona espera de otra puede llegar a servir como profecía autocumplida”. Eso sí en este punto se debe tener cuidado de no caer en esperar que tus hijos sean o hagan lo que tú no pudiste.


miércoles, 8 de febrero de 2017

La importancia del afecto en la adolescencia



EN LA ADOLESCENCIA ACONTECEN UNA SERIE DE CAMBIOS Y VIVENCIAS GENERADORAS DE ANSIEDADES, PREOCUPACIONES O FRUSTRACIONES | HAY MANERAS DE APOYAR A LOS HIJOS PARA QUE PASEN POR ESTA FASE DE MANERA TRANQUILA.

No se puede hablar de edades precisas, esto puede variar de acuerdo a la genética, nutrición y género. Los adolescentes presentan grandes preocupaciones y angustia por aspectos del futuro, ya que viven de alguna manera en una paradoja, buscando independencia y autonomía y al mismo tiempo tienen sentimientos de miedo e inseguridad frente a las responsabilidades.

“Uno de los cambios que convierten en nítida la transformación del niño en adolescente es corporal. Este cambio y el descubrimiento de la sexualidad serán, entre otros, los aspectos que dan cuenta de la llegada a la adolescencia. Las transformaciones corporales provocan en el adolescente alteraciones a nivel afectivo y emocional, surge el descontento con las antiguas referencias que tenía y que le permitían entender y comprender el mundo. Siente que no le sirven o les generan una especie de apatía ya que ellos están en busca de nuevas formas de ser, de nuevas posibilidades, nuevos referentes y objetos de identidad. Muy diferente de la infancia en la cual el niño vive en un ambiente donde depende absolutamente de los padres”, explica Pilar Gamboa, psicóloga y Magister en Neuropsicología Clínica.



CAUSAS DE LOS CAMBIOS DE ACTITUD

A la vez que se producen cambios físicos, también se dan cambios psicológicos que fundamentalmente tienen que ver con tres aspectos: su identidad, relaciones con la familia, amigos y con lo que quieren llegar a ser.

“Este es el momento de la afirmación de la identidad, la diferenciación y la oposición. Es la etapa del desarrollo de habilidades intelectuales y ampliación de la conciencia reflexiva. También es el momento en el que se termina de construir la autoimagen y la autoestima, en algunos casos cuando se producen inconvenientes con los padres, ya que en esa búsqueda de identidad y de afirmación de sí mismo puede reaccionar con brusquedad. Frente a estas situaciones, los padres no saben cómo reaccionar ya que a veces hay poca comprensión por lo que el adolescente viene atravesando. Asimismo, habrá un cambio en las relaciones con los amigos, que son muy importantes para ellos por lo que se afianza la relación con los pares”, indica.

“Si bien la adolescencia es un periodo de grandes cambios, cada persona y cada familia pasarán por una experiencia particular y única. En general, las familias saludables que mantienen la comunicación fluida desde que sus hijos son pequeños, no tendrán mayores conflictos en su relacionamiento. Los miembros de estas familias interactúan, dialogan e intercambian opiniones delante de los conflictos que surgen. En cualquier, caso los padres o el adulto que está a cargo de un adolescente deben tener en consideración todos estos aspectos mencionados más adelante para que puedan comprender, apoyar y generar siempre la posibilidad de diálogo y comunicación con su hijo”, explica Gamboa.

“Los pares en edad juegan un rol muy importante ya que el adolescente busca interactuar con los mismos por una simple razón. Al sentirse “incomprendido” por los adultos, sabe que los amigos están atravesando por una situación similar y surge la necesidad de pertenencia a un grupo, donde crean sus propias reglas, se identifican con similares valores e ideales. Lo que también es importante puntualizar es que esta necesidad de pertenecer, de ser parte de un grupo en particular a cualquier costo, puede conllevar riesgos. Cuando se habla de un grupo de adolescentes “saludable”, con las particularidades de la misma, no amerita mayor comentario. Sin embargo, es de especial cuidado cuando los grupos comienzan a consumir bebidas alcohólicas, drogas, lo cual en algunos casos conduce a problemas más serios como violencia, suicidio, conformación de pandillas, entre otros”, indica.



ETAPAS A REFORZAR EN LA ADOLESCENCIA

“Muchas veces la incomprensión de los padres hacia los hijos no surge en la adolescencia, sino se intensifica a partir de los cambios que se producen en la misma. Las relaciones saludables con los hijos deben ser creadas y fortalecidas en todo momento. La confianza que tengan los hijos con los padres se crea a través de las experiencias vividas. Es importante que cualquier persona que tiene a cargo a un adolescente sepa de los cambios que se presentarán y el apoyo que se le puede brindar. Los adolescentes precisan de acompañamiento, de guía, pero sobre todo de respeto y afecto. Respetar las diferencias significa que el adolescente prueba sus límites, construye su estilo de personalidad por medio del reconocimiento de sus diferencias. Los padres pueden informar, aconsejar, imponer límites o sanciones cuando el hijo transgrede las reglas, pero respetándolo, es decir, evitando descalificarlo como persona”, asegura.

Es importante que en la adolescencia se incentive el diálogo, lo que significa conversar de lo importante, no de lo urgente. Es decir proporcionar la oportunidad para poder escuchar lo que tiene que decir el otro (en este caso el adolescente), que pueda expresar emociones y sentimientos. Se debe tener en cuenta que por todos los cambios que están aconteciendo, esta es una etapa donde se sentirá en ocasiones vulnerable, con baja autoestima y por lo tanto el rol del adulto es el de acompañar, mostrarse disponible para cuando lo necesite, explica la experta.

“Invertir en el afecto es otro aspecto relevante para crear cercanía con el adolescente y demostrarle cariño, manifestarle el afecto que se siente por él. Las familias saludables tienen el hábito de hacerlo desde que sus hijos son pequeños por lo tanto no tendrán dificultad de mantener ese lazo en la adolescencia. En los casos en los que no aconteció de esta manera, el intento de establecer una relación adecuada de manera sincera siempre tiene buenos resultados”, concluye Gamboa.


‘Huérfanos digitales’, un problema cada vez más visible en familias




“Huérfanos digitales”, es un concepto que aplica a aquellos padres y madres ausentes por estar más interesados en las redes sociales que en sus hijos, y está cada vez más visible en familias bolivianas. Uno de los efectos es que los niños crecen con baja autoestima, alertó Voces Vitales.

“Mi mamá no deja el celular ni para manejar el auto, ni para comer”, fue la queja de un niño de 11 años, quien contó que se aburría cada vez que salía con sus padres, pues ellos estaban más pendientes de sus celulares y otros artefactos que del pequeño, relató Karen Flores, directora de Voces Vitales, una organización que estudia la violencia escolar y digital.

En otro caso, un padre se enteró que su hijo sufría bullying luego de siete meses. Confesó que no se percató de las señales del acoso escolar debido a su trabajo, que está relacionado con las redes sociales, según nota publicada en la versión impresa de La Razón.

Flores alertó que su organización atiende cada vez más casos de “huérfanos digitales” y mencionó que de cada 10 familias que acuden a Voces Vitales, tres llegan por situaciones relacionadas con esta problemática. (08-02-2017)

martes, 7 de febrero de 2017

De egoístas en familia a egoísmo familiar

Nuestro vínculo familiar, sobre todo con nuestros padres, es sin duda la expresión más desinteresada e incondicional del amor humano. Por esto mismo es la que nos da estabilidad, pone sentido y trascendencia a nuestras vidas. No olvidemos que muchas veces elegimos nuestro futuro con nuestra brújula familiar, así en nuestro medio es normal conocer familias que hace generaciones son comerciantes, militares, médicos, abogados etc…

Hoy por hoy, la psicología y sociología han hecho exhaustivos estudios acerca de las relaciones familiares, como nunca antes en la historia poseemos infinidad de libros que hablan sobre el tema. Pero contradictoriamente es también en nuestro tiempo que se castiga más los vínculos entre padres e hijos.

En nuestros días, varios grupos de intereses perversos conspiran contra esa larga cadena de relevos que transmitían una tradición, en la cual las generaciones pasadas se impregnaban de un acervo moral y cultural haciendo de éstas, suyas, para luego transmitirlas a la generación siguiente. Buena parte de este acerbo consistía en que los miembros de una familia tenían una lazo indisoluble, participaban de un objetivo común, eran responsables de cuidar el honor y buen nombre del apellido que compartían, y de velar por los miembros de la familia ayudándose en lo que más pudieran los unos a los otros.

Pero los cimientos de este modelo de familia tradicional fueron minados por el egoísmo, el pensamiento individualista prioriza los logros individuales a los del grupo, incluso si este grupo es tu familia.

El individualismo trajo consigo el antinatalismo, que no es otra cosa que querer disfrutar tu individualidad en pareja, sin que esta relación conlleve responsabilidades, es decir sin descendencia, sin vínculos permanentes.

Ahora aparecen nuevas modalidades de familia, que quieren hacer de la procreación un servicio a la carta, en el que a los hijos se les priva de su filiación completa.

Actualmente las personas se centran más en el éxito laboral y profesional, y se posterga y descuida la crianza de la prole. Los miembros de la familia van cada uno a lo suyo, creando desequilibrio emocional y afectivo de padres a hijos, y somos perfectamente conscientes del descuido de los lazos emocionales intrafamiliares de hecho han sido desatendidos con nuestro beneplácito o por lo menos con nuestra pasividad. Y es que sabemos que hemos abandonado terriblemente nuestras obligaciones y responsabilidades, y tratamos de reemplazar éstas llenando de bienes materiales a nuestros hijos, convirtiéndolos en tiranos materialistas.

"Los primeros educadores son los padres", es una frase que conocemos y repetimos todos, sin embargo los padres de hoy se han convertido en meros proveedores de confort, que han reducido la formación de sus hijos a consejos inseguros de futuro, y temen hacer uso de su autoridad.

Para que los padres sean esos primeros educadores como reza la sabiduría popular, las familias deben crear comunidades de vida, que se identifiquen como un todo, creando lazos estables y permanentes entre sus miembros, y que asuman sus responsabilidades como grupo.

Pero si la comunidad de vida es supeditada a otros bienes, llámense libertad individual, realización personal o como se quiera. Y si sus responsabilidades se subordinan a la consecución de tales o cuales logros vitales o profesionales, entonces la familia ha dejado de existir para convertirse en una mera agregación humana, cada vez más relegada y menos necesaria.

La vida moderna que carece de un sentido profundo y transcendental, desconoce los lazos que van más allá de lo material o lo sanguíneo sino que se perciben como espirituales y por tanto sagrados.

Las familias de hoy se están convirtiendo en colectivos casuales y pasajeros sin tradición ni autoridad, sin capacidad para transmitir una visión del mundo, ni para hacer crecer a quienes vienen detrás. En tales familias no puede haber educación responsable, pues allá donde hay un vacío de tradición y autoridad o donde entran en conflicto tradiciones y autoridades contrapuestas o desentendidas entre sí o debilitadas por falta de comunicación entre los padres, sólo es posible criar hijos huérfanos de afectos o empalagados de afectos cojos que los lleva a convertirse en caprichosos chantajistas emocionales, carentes también de un criterio para enjuiciar la realidad, y por lo tanto condenados a la dispersión a la desorientación y al caos.

Siendo la familia nuestro vínculo fundamental con el mundo, no podemos quedarnos de manos cruzadas ante su decadencia, más bien debemos esforzarnos para recuperar nuestros lazos familiares y con ellos recuperaremos también nuestra dicha, nuestra salud y nuestra humanidad.