jueves, 10 de octubre de 2013

‘Yo fui una madre adolescente’



Acababa de umplir los 15 años cuando me enteré de que iba a ser mamá. Ahora mi hija tiene la misma edad y no quiero que pase por lo mismo. No es que ser mamá esté mal, lo malo es tener que pasar por tanto a una edad en la que una todavía está soñando con el futuro. Soy Rosario, tengo 31 años y decidí llevar a Lucía, mi hija, ahora que tiene los mismos 15 años, para que reciba orientación sobre sexualidad y anticoncepción.

Me quedé sola cuando le dije a mi chico que iba a ser madre. Él se desentendió de todo y mi mamá se molestó mucho, me dijo que había arruinado mi vida, y tenía razón.

Si digo que arruiné mi vida es porque a los 15 años una debe estudiar, salir con amigos... no tendría que estar pensando en cómo conseguir dinero para comprar pañales. Lucía tiene sueños y yo quiero que los cumpla. No le puedo prohibir que tenga relaciones, pero sí hacerle entender que su vida, su tiempo y su edad son valiosos.

Reconozco que no sé todo sobre educación sexual y reproductiva y, antes de decirle cosas erradas, prefiero que mi hija aprenda lo correcto y decida. Ella tiene chico y no se pueden evitar ciertas cosas. Debe saber que tiene opciones.

Lucía y yo somos muy parecidas, tanto físicamente como en el temperamento. Cuando le dije que la llevaría a un centro de salud para que resuelva sus dudas sobre reproducción y sexualidad me miró un tanto atónita. Entiendo que no es lo común, pero Lucía sabe que si hago esto es porque la amo. Yo entro en pánico al pensar que mi hija se embarace o se contagie con alguna enfermedad.

No puedo cerrar los ojos, no quiero ser como las madres de sus compañeras que me dicen: “Mi hija no tiene edad para eso”. Yo sí la tuve. Además, no es cuestión de si tienes 15 o 30 años, es cuestión de saber cómo son las cosas.

Yo soy secretaria, pero soñaba con ser doctora. Con la ayuda de mi mamá terminé mi formación y comencé a trabajar desde los 18. Ha sido muy duro el camino y Lucía lo sabe. Nunca le echo en cara que por cuidarla no pude hacer las mil cosas que soñé, pues ella sabe que tomé mis decisiones y que no fueron las apropiadas para ese momento.

Lucía quizás no entiende la magnitud de lo que hago. Tengo una mezcla de miedo y de amor en el corazón y eso es lo que me mueve a hacer esto que hago ahora en el centro de salud. Si mi hija comete errores que le cuesten lágrimas, no su tranquilidad y menos su vida.

En Bolivia trabajan centros como Cies y Marie Stopes que ofrecen información y orientación gratuita sobre sexualidad.

No es necesario que los adolescentes vayan con sus padres para realizar consultas sobre métodos anticonceptivos o reproducción. Tu página. Comparte tu historia con nosotros. Escríbenos a: mia@la-razon.com

Con base en las declaraciones de Rosario (omitimos el apellido por solicitud suya) en la sala de espera de Cies. Información: Marie Stopes International (2482523) y Cies, salud sexual y reproductiva (2485111).


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