domingo, 23 de marzo de 2014

Los pequeños momentos en familia sí cuentan



La hora del almuerzo era sagrada para la familia de Héctor. Sus padres, él y sus cuatro hermanos se reunían al mediodía para compartir no solo los alimentos, sino también una charla amena.

Pasó el tiempo, ahora Héctor ya tiene su propio hogar, pero no ha logrado mantener ese hábito entre su esposa y sus tres hijos, todos, incluido él, se dejan absorber por las múltiples actividades de su entorno (escolares, laborales y sociales) y cada vez son menos los días que coinciden en sentarse juntos a almorzar.

Muchas familias consideran importante comer juntos, pero la realidad es que esa costumbre va quedando en el pasado.

En ciertos casos, el desayuno se toma cuando hay tiempo, a veces en el mismo vehículo, en el trabajo o en la calle. A la hora del almuerzo, los integrantes de la familia llegan con ‘cuentagotas’; algunos ya ni aparecen y la cena termina siendo un acto solitario o en compañía de la TV.

No hay que darse por vencidos. Si bien hoy vivimos con más compromisos que consumen el tiempo personal y familiar, se pueden ‘fabricar’ momentos e improvisar espacios para no perder esos valiosos instantes, coinciden los sicólogos y terapeutas.

Ocio compartido en familia
Todo depende de la creatividad de cada uno de los familiares. Por ejemplo, se pueden establecer los ‘sábados de pizza’ o ‘los domingos de día de campo’. También se pueden programar actividades de un momento a otro, como caminatas al aire libre, paseos en bicicleta, jugar o mirar una película en casa, etc.

Cada fin de semana es ideal también para recuperar el tiempo lejos del hogar. El sicólogo Raschid Guardia aconseja organizar actividades para el sábado y el domingo cargadas de una participación interactiva. “Son momentos para dedicarlos de lleno a la familia y olvidarse por un momento del trabajo y de otras preocupaciones”, exhorta.

Por su parte, la sicóloga Paula Benedict recomienda planificar y fijar horarios para el trabajo y las ocupaciones personales. De ese modo se podrá reservar tiempo para los encuentros de familia. Benedict cree que puede ser más sencillo recuperar los tiempos perdidos de integración familiar cuando los hijos son pequeños. En cambio, cuando ya son adolescentes, los vástagos van tomando distancia, muchas veces difícil de acortar. No obstante, cree que no hay que dejar de intentar el acercamiento.

La recompensa es grande
Los sicólogos y expertos en terapia familiar coinciden en afirmar que dedicar un momento del día a la familia tiene muchos beneficios: mejora el clima y la comunicación familiar, incrementa los vínculos afectivos, fomenta el desarrollo de los hijos (físico, social, afectivo, cognitivo, etc.) y favorece el conocimiento y aprendizaje mutuo (padres-hijos). Asimismo, ayuda a liberar el estrés y refuerza la confianza.

Los encuentros familiares también aumentan la autoestima de los niños y promueven un desarrollo social y mental más saludable, menciona por su parte la sicóloga Arminda Carrasco.
“Es muy importante la socialización afectiva y efectiva con la familia en los primeros años de vida del niño, pues es cuando biológicamente se desarrolla más el cerebro”, puntualiza.

Momentos ‘clave’
Si bien cualquier instante es perfecto, hay ciertos momentos y fechas para compartir en familia que no se deben pasar por alto, en criterio de los expertos.

La hora de comer (al desayunar, almorzar o cenar) es muy valiosa. Algunas investigaciones indican que comer en familia no solo mejora la comunicación, sino también la salud.
“Un estudio realizado por la Universidad de Minnesota en adolescentes encontró que aquellos que comían en familia, desayunaban más seguido y consumían más frutas. Además quienes compartían con la familia eran menos propensos a la depresión, al sobrepeso y al riesgo de padecer algún desorden alimenticio”, según indica un artículo publicado por el Instituto de Nutrición y Salud Kellogg’s.

Sentarse a la mesa todos juntos también favorece a la cooperación y a una alimentación sana, de acuerdo con esa publicación. “Quizá no todos colaboren en la preparación de los alimentos, pero se puede ayudar en otras actividades, como poner la mesa, preparar una ensalada o recoger la mesa y lavar platos. Los chicos también pueden valorar más la nutrición y aprender buenos modales y hábitos de higiene en la mesa”, señala.

Fechas festivas
Hay otras fechas clave para no perderse de disfrutar en familia. Entre ellas los cumpleaños familiares, así como la celebración de Navidad, Semana Santa, el Día de la Madre, Día del Padre y otras fechas festivas importantes.

No obstante, la sicóloga Paula Benedict aclara que las convenciones sociales (cumpleaños y aniversarios) resultan insuficientes para crear los lazos emocionales y de compromiso familiar que se requieren realmente para forjar una familia exitosa.

En su criterio los encuentros familiares son una oportunidad para forjar el temple y carácter de los hijos, y eso es una tarea de largo aliento. “El liderazgo de los padres para programar encuentros familiares requiere de un estado de conciencia y de voluntad para llevarlos a cabo como una estrategia para fortalecer las relaciones familiares. Para ello se requiere una dosis importante de paciencia y de trabajo ininterrumpido”, remarca Benedict.

La calidad de tiempo vale
Juan es médico, vive en la zona norte de Santa Cruz y trabaja en un hospital al otro extremo de la ciudad, en la zona sur. Ingresa al laburo a las 7:30 y sale a eso de las 20:00. Solo tiene una hora y media de descanso al mediodía. Demora 45 minutos en llegar a su casa, por eso prefiere quedarse a comer en el trabajo. En la noche, al llegar a casa encuentra a sus hijos a punto de irse a dormir y le queda poco tiempo para interactuar con ellos.
En el mundo cada vez más competitivo en que vivimos, las exigencias y responsabilidades en el trabajo se han ido incrementando, lo que limita de gran manera poder compartir más tiempo con la familia, reflexiona el sicólogo Raschid Guardia.
Sin embargo, asegura que no existe excusa para no disfrutar de momentos en familia y que se pueden aprovechar las fechas festivas que promueven la profundización de los valores y lazos de unidad de la familia.
“La calidad del tiempo que se le dedique es lo que importa”, agrega la sicóloga Arminda Carrasco. “Haga que cada minuto cuente. Use cada momento que pasen juntos para aprender y escuchar a los demás. Hágales saber cuán importantes son”, dice
Relata que hace un tiempo atendió a un adolescente de 14 años que fue llevado por su abuela a una consulta. La mujer se quejaba del mal comportamiento del joven. Ella había quedado al cuidado del menor, ya que su hija (la madre del adolescente) se fue a trabajar a España hace cinco años.
“El chico estaba bien vestido y usaba modernos ‘gadgets’ tecnológicos. Mostraba una actitud soberbia y beligerante al hablar, pero de un rato a otro rompió en llanto y dijo: ‘No me interesa todo esto, ni la plata que me dan. Lo único que quiero es tener a mi mamá cerca”, relata a tiempo de resaltar la importancia de la presencia afectiva de los padres.
La sicóloga Liliana Zabala considera que hay que cuidar y fortalecer el diálogo. “La comunicación debe ser fluida. Cuando eso se pierde, navegamos como un barco a la deriva”, ejemplifica.
Esta profesional observa que los dispositivos tecnológicos están atrapando también buena parte del tiempo familiar. Por ello cree que no hay que esperar fechas ni horas para expresar amor a nuestros seres queridos. “Cualquier ocasión es propicia. Puede ser durante el almuerzo o la cena, los fines de semana o feriados. Un abrazo por la mañana o un ‘te extrañé’ por la noche son como agua de vida”, indica

PARA ESTAR EN ALERTA

Síntomas

Prioridades. Los padres o hijos dedican tiempo excesivo a las actividades personales, sociales o laborales en desmedro de la atención integral a la familia.

Relación. Los padres no han aprendido a comunicar y a gestionar bien las relaciones familiares.

Reacción. Inhibiciones personales impiden comunicar y compartir con los familiares (hijos y pareja).

Comunicación. Desconocimiento de las necesidades evolutivas y de comunicación con cada hijo.

Fallas. Desvalorización y fallas de la voluntad para crear oportunidades creativas para compartir tiempo con los seres queridos.

El problema. Familias disfuncionales o padres separados o en conflicto que desatienden los espacios de comunicación con sus hijos.

Consecuencias

En la relación con los hijos. La falta de integración familiar puede producir indiferencia y dificultades para establecer acuerdos de convivencia entre padres e hijos; disminución de la confianza para establecer diálogos; relaciones rutinarias y comunicación superficial, además de un bajo nivel de colaboración con el grupo familiar y un desplazamiento de los afectos y de la confianza hacia personas ajenas a la familia (en el caso de hijos adolescentes).

Con la pareja. La pareja se ve afectada por la disminución en la calidad de la comunicación y en la negociación de objetivos comunes, dificultad para establecer normas en el hogar, deterioro de la vida íntima de la pareja y otros aspectos. Paula Benedict. Sicóloga/Sicoanalista

CÓMO CREAR ESPACIOS DE OCIO FAMILIAR

Planifique. Es importante conocer los gustos de los hijos y negociar actividades que sean del agrado de todos y también que estén acordes con el momento evolutivo de ellos. Refuerce y apoye cualquier propuesta que se lance.

Involucre. Una opción productiva puede ser invitar a los amigos de los hijos a que realicen actividades con la familia. Para ello escuche y acepte actividades que ellos proponen.

Sea optimista. Piense en positivo. Conserve la alegría y el optimismo a la hora de planificar y desarrollar las actividades en familia. Evite hacer críticas sobre las propuestas.
Objetivo. La propuesta de actividades familiares debe ser variada y, en la medida de lo posible, cíclica. Todas deben cumplir el triple propósito de: divertir, relajarse y educar.

Innove. Empiece nuevas tradiciones como el ‘sábado de pizza’, el ‘domingo de día de campo’, etc. Pasen tiempo juntos al aire libre. Salga a caminar mientras sus hijos pasean en bicicleta.

Juegue. Planifique un tiempo y espacio para jugar, más allá de las actividades formativas y deportivas que los padres desean que hagan los niños. La familia es muy importante en la socialización de los niños.

Las familias más famosas de la TV

Inspiradas en la familia, varias series de televisión muestran los distintos valores y hábitos que se han forjado a lo largo del tiempo en el seno de los hogares. Un ranquin de las familias televisivas que mejor representaron a la sociedad de su época es incluida en una publicación reciente del portal 20minutos.es

Entre ellas, se mencionan a: La familia Ingalls (1973-1983), una de las series estadounidenses más recordadas de la TV que muestra a Charles, Caroline y a sus tres hijas siempre cuidando la unión familiar y tratando de ser felices pese a las adversidades.

Por orden de votación, el ranquin señala en primer lugar a Los Simpson (1989), serie de dibujos animados con amplia audiencia pero cuestionada por su contenido. Le siguen Los Picapiedras (1960-1966), versión ficticia de una familia de la edad de piedra con una sociedad similar a la de EEUU a mediados del siglo XX.

Además están: La familia Addams (1964-1966), El principe del Rap (1990-1996), Los Supersónicos (1962-1987), Los Monsters (1964-1966), Alf (1986-1990), Bonanza (1959-1973), El Show de Bill Cosby (1984-1992), Lazos Familiares (1982-1989), Ocho son suficientes (1977-1981), entre otras series muy vistas.

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