Santa Cruz de la Sierra ha cambiado en su tamaño como ciudad y en su vida cotidiana. Esto ha incidido en las costumbres y en la familia, un aspecto que merece ser analizado para rencauzar la sociedad, refiere Javier Urey Higazy, consultor familiar y autor del libro: Padres trabajadores, hijos ricos, nietos pobres.
Como consultor, sostiene la necesidad inexcusable de invertir todo, absolutamente todo, en la familia.
Con motivo del Día del Padre acudimos a Javier para conversar sobre el rol del papá en esta sociedad que se va acomodando al ritmo acelerado de los adelantos tecnológicos y que altera
los principios tradicionales.
“La vida de familia, los amigos del barrio, la tranquilidad de salir a jugar pelota en nuestras calles, el mocochinchi a la salida del colegio, son pequeños detalles de un nuevo estilo de vida que nuestros hijos difícilmente podrán apreciar. Es que los efectos de un mayor desarrollo económico y la apertura de la sociedad cruceña, que es cada vez más cosmopolita, tiene sus efectos en nuestras tradiciones y costumbres.
Y esto es una lucha permanente que debemos asumir para no perder el sentido de la auténtica familia.
Debemos respetar ciertos símbolos y buscar espacios de encuentro hogareño, conscientes de que nuestros hijos se están criando en una sociedad más tecnológica y están expuestos a una vida social muy intensa”, expresa.
¿Es preciso la religión para tener una familia unida?
-Si no tenemos a Dios en nuestra vida como prioridad, las probabilidades de equivocarnos son infinitas. La gran responsabilidad de los padres es transmitir la fe a los hijos e inculcarles los valores y principios que contribuirán a que sean hombres y mujeres de bien, y llegado el momento, sepan tomar la mejor decisión. Los padres debemos educar en la fe a nuestros hijos con normalidad, sin presiones, enseñándoles con el verdadero ejemplo.
¿Qué hace falta para ser buen padre?
Recordar que la principal empresa y el mejor negocio en nuestra vida será siempre la familia.
Ser padre no es una tarea fácil. Nadie está libre de fallas. Lo esencial es demostrarles amor a los hijos, escucharlos, hacerlos sentir seguros, o sea que están protegidos y que pueden confiar. Mantener la disciplina, elogiarlos cuando aprendan algo nuevo o se comportan bien; criticar el comportamiento, no a ellos. Decirles “lo hiciste mal”, no que son malos. Hay que pasar con ellos la mayor parte del tiempo que sea posible y no compararlos con otros niños.
¿En qué se inspiró para escribir Padres trabajadores?
Al retornar de mis estudios en Chile, me pregunté por qué las empresas exitosas de los años 70 en Santa Cruz ya no eran protagonistas en el mercado y muchas habían desaparecido. Eso me llevó a conocer empresas familiares que no trascienden generacionalmente. Hoy el empresario boliviano ha empezado a preocuparse por la sucesión de los hijos en sus emprendimientos.
¿Practica deportes? ¿Cuál y con quiénes?
Soy un apasionado por el tenis y juego con mis hijos y amigos, pero lo más importante es que el deporte blanco me ha permitido conocer grandes personas e integrarme a la gran familia del Club de tenis Santa Cruz.
En Internet se lee que usted es un devoto enamorado de su familia. Este detalle sirve de consejo, ¿no es cierto?
¡Me emociona su pregunta! La razón de ser de todo lo que hacemos es y debe ser siempre la familia. Amo a mi esposa y a mis hijos que son lo más importante en el caminar de nuestra vida
Hay cosas que debemos tomar muy en cuenta
PRINCIPALMENTE NO olvidar que la familia es el principio, la razón y la meta de nuestra existencia. Cuando lleguemos al final los hijos nos preguntarán qué hicimos, y debemos responder.
POR OTRO LADO debemos buscar espacios de encuentro en la familia, por el factor de la unidad. Compartir es algo fundamental.
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