Los seres humanos hemos nacido para establecer lazos con los demás, pero nadie nos enseñó a controlar su impacto en nuestra vida. Algunas personas, objetos o ideas actúan como un imán, nos abruman, consiguen que nos pleguemos a sus pies y causan malestar si se alejan. La sensación de dependencia es completa.
El psicólogo clínico Walter Riso dice en su último libro que “si consideramos que algo o alguien es indispensable en nuestra vida, estamos a la sombra de un amo”. EFEsalud ha entrevistado al autor de “Desapegarse sin anestesia” (Editorial Planeta) y le ha preguntado por los poderes del “amo” y cómo puede corrompernos.
Hay quien no concibe la vida sin su novio, madre, teléfono móvil o gimnasio. Ninguno de estos elementos es imprescindible para salir adelante. No podemos decir lo mismo del aire o el agua, por ejemplo. Todos sentimos afecto y simpatía hacia algo o alguien, pero la existencia de ese sujeto no debe condicionar nuestra felicidad. Si no estás dispuesto a la pérdida renuncias a uno de los rasgos innatos del hombre: la autonomía, la capacidad de gobernarte a ti mismo y ser libre.
Primer paso: identificar el apego
Riso define el apego como la “incapacidad de renunciar a un deseo cuando este atenta contra tu salud mental, tu felicidad o tu capacidad de vida”. El quiero dejarlo y no puedo se convierte en una pesadilla para el afectado, subordinado a un amo que decide por él. “Negocias con tus principios, con tu dignidad y con tus valores. Padeces una patología de la libertad”, explica el psicólogo. Hay cuatro claves que nos ayudan a detectar el problema:
Deseo insaciable → Tu sed no se calma. Necesitas cada día más. “Eres un rumiante para poder mantener el mismo sabor del chicle que masticas”, señala Riso.
Falta de autocontrol → No estás capacitado para regular tu conducta frente a determinado objeto, persona o idea.
Malestar → No estar cerca del motivo de tu adicción te provoca ansiedad.
Persistencia → Sabes que las consecuencias de la relación con la persona o aparato son negativas, pero no puedes cortar el vínculo de unión.
Imagina que te dan un salvavidas para cruzar el río porque si no te hundes. Dependes del flotador. ¿No sería mejor aprender a nadar? “Muchos de los apegos existen porque te ayudan y mantienen tu falta de habilidad. Resuelve tus déficits para no engancharte a las soluciones fáciles”, aconseja el psicólogo argentino.
¿Por qué ‘te necesito’?
Muchas personas obsesivas y perfeccionistas adoptan una fuerte rutina de trabajo de la que no pueden despegarse aunque quieran. Otras se angustian al imaginar su vida sin su pareja. Una de las causas de la adicción es la inmadurez emocional: quienes encajan en el perfil tienen poca tolerancia al dolor y a la frustración. “Son vulnerables e incapaces de hacer un buen manejo del placer. Siempre quieren más”, apunta Riso.
La creencia de que el placer es para siempre no ayuda a combatir el apego. Todo se acaba. Las relaciones mueren, los teléfonos móviles se rompen, pero algunos se sorprenden al descubrir en primera persona esta realidad. Nunca están preparados para el duelo. Si a dicha actitud le añadimos la incapacidad de manejar los conflictos sin pedir ayuda para resolverlos, la probabilidad de desarrollar dependencia emocional es mucho mayor. “Si buscas una muletilla cada vez que tienes un problema, te apegarás a ellas”, advierte Riso.
La ambición desmedida es un arma de doble filo: puede provocar trastornos como ansiedad, estrés o depresión y un apego a “querer tener siempre más” y no estar satisfecho nunca.
Perjudicarse a sí mismo
Las consecuencias de la adicción nunca fueron buenas. Para empezar, el dependiente carece de libertad. No sabe tomar decisiones en primera persona. Es cierto que el objeto de deseo brinda una tranquilidad transitoria mientras está ahí, pero cuando desaparece, la sensación es insoportable.
¿Merece la pena vivir con ansiedad por miedo a perder lo que –en teoría– nos da la felicidad?
‘Ya nada me produce tanto placer como conectarme a internet. Si me quitan internet, me quitan la vida’. Cuidado: este hecho indica que tu capacidad de disfrute ante la vida está en peligro. Riso explica que el fenómeno de la reducción hedonista (Búsqueda del placer) hace que solo gocemos con el objeto al que estamos apegados.
Filosofía del desprendimiento
El objetivo de esta teoría es no crear nuevos apegos, eliminar poco a poco los que ya tenemos y encontrar una manera inteligente de tratarlos. Desprenderse de alguien no implica tener indiferencia afectiva, es decir, que tu dolor no me duela y tu alegría no me alegre. “Significa estar contigo pero no sentirme preocupado por la relación, que tú no me definas y yo no te posea”, señala el psicólogo.
Según Riso, “si le dices ‘te necesito’ a tu pareja, vas mal. Deberías decir ‘te prefiero’, porque es una elección”.
El autor propone multitud de estrategias para “desapegarse sin anestesia” en su libro. Aquí tienes algunas de las más importantes:
Aceptar que nada es para siempre. La permanencia no existe. “Las cosas cambian, se transforman y se pierden. Hay que incorporar esta filosofía”, insiste Riso.
Crear resistencia frente a los apegos. El entrenamiento es simple: “métete una barrita de chocolate en la boca y sácatela tal cual está”. Aprende a sobrevivir sin lo que crees que aporta sentido a tu existencia.
Convertirse en un banco de niebla. Eres un ser nebuloso que no atrapa insultos ni críticas. Si dejas que las palabras dolorosas te atraviesen, evitarás depender de la aprobación de los demás, por ejemplo. “Es mejor que te aplaudan a que te silben, pero si no puedes vivir sin el aplauso, tienes un problema”, apunta Riso.
Dosis de realismo. “Hay que ver las cosas como son. Los budistas enseñan una virtud: la desesperanza”, relata el psicólogo.
Aprender a perder es importante para no toparse con la realidad y sufrir en exceso.
Miedo al cambio
Querer a la familia no está reñido con tener autonomía. “Hay que estar pendiente, pero no ser dependiente“, sugiere el psicólogo.
Quizá a veces no estamos preparados para un cambio tan brusco. Riso afirma que la crisis nos saca de la rutina y nos educan a la fuerza.
Por otro lado, estar enganchado a bienes materiales es muy común. Buena parte de las personas que acuden a la consulta de Walter Riso son adictas a la tecnología (internet, telefonía móvil), a la moda y a la belleza. Es el caso de las “pacientes quirúrgicas insaciables” o los adictos al gimnasio.
¡Ojo! El psicólogo nos cuenta que el apego a la salud ya es una realidad. Hay quien se obsesiona con el consumo de alimentos orgánicos o con llevar una vida saludable.
¿ERES UN DEPENDIENTE EMOCIONAL?
1. A la hora de tomar una decisión…
a. Prefiero que las personas significativas para mí estén de acuerdo, pero si no lo están sigo adelante.
b. Necesito que las personas significativas para mí me animen y estén de acuerdo conmigo.
c. Necesito que las personas significativas para mí me animen a pesar de que no estén de acuerdo conmigo.
2. Tener al lado a una persona más fuerte que uno mismo para afrontar diferentes situaciones…
a. Es indispensable en la vida.
b. Viene bien, pero con quien tienes que contar es contigo mismo.
c. Es importante, pero no indispensable en la vida.
3. Cada vez que me pongo enfermo…
a. Me las arreglo solo; no quiero que me cuiden.
b. Pido ayuda si me hace falta.
c. Tengo a todo el mundo en torno a mí.
4. Cuando no llego a fin de mes…
a. Me busco la vida solo.
b. Se lo pido a… (mi padre, hermano o pareja), incluso para caprichitos.
c. Si puedo pido ayuda.
5. Cuando tengo que decidir qué ponerme…
a. Lo elijo yo solo/a.
b. Siempre le pregunto a mi pareja o persona significativa.
c. Me gusta contar con la aprobación de mi chico/a o persona significativa.
6. En lo que respecta a mi iniciativa…
a. Considero que es bastante buena.
b. Necesito que las personas significativas para mí me den el primer empujoncito.
c. Es inexistente; siempre me animan las personas significativas.
7. Cuando no tengo pareja o persona muy cercana (por ejemplo un mejor amigo/a):
a. No me siento bien.
b. Prefiero encontrarla, pero si no la tengo también estoy bien.
c. Me encuentro bien si me va bien.
8. La opinión de mi pareja (u otra persona significativa) para mí es…
a. Menos importante que la mía.
b. Igual de importante que la mía.
c. Más importante que la mía.
9. Cuando quiero iniciar un curso o llevar a cabo algún cambio en mi vida:
a. Me quedo más tranquilo si mi pareja o persona significativa está de acuerdo conmigo.
b. Valoro las ventajas e inconvenientes yo solo.
c. No lo hago si mi pareja o persona significativa no lo ve claro.
10. ¿Con qué frecuencia sientes malestar (miedo, tristeza) cuando no tienes cerca a personas significativas para ti?
a. Frecuentemente.
b. A veces
c. Casi nunca.
11. ¿Qué opinan las personas significativas para ti de tu capacidad de autonomía cuando debes hacer cosas solo/a?
a. Que lo hago bien.
b. Que siempre necesito a alguien.
c. Que me cuido más o menos bien y sé cuándo pedir ayuda.
12. ¿Con qué frecuencia dejas de llevar a cabo proyectos cuando no te animan personas significativas para ti?
a. Muchas veces.
b. Pocas veces.
c. Algunas veces.
Resultados
Suma las puntuaciones obtenidas y comprueba si sabes ser independiente y valerte por ti mismo, si eres equilibrado o por el contrario tienes que revisar por qué dependes tanto de otras personas.
1. a= 0 b=2 c=1
2. a= 2 b=0 c=1
3. a= 0 b=1 c=2
4. a= 0 b=2 c=1
5. a= 0 b=2 c=1
6. a= 0 b=1 c=2
7. a= 2 b=1 c=0
8. a= 0 b=1 c=2
9. a= 1 b=0 c=2
10. a= 2 b=1 c=0
11. a= 0 b=2 c=1
12. a= 2 b=0 c=1
0-8 puntos (Independiente)
Sencillamente vas a tu aire. Eres una persona muy independiente y esto tiene muchas ventajas, pero también inconvenientes si no sabes integrar a otras personas en tu vida. Déjales un hueco, déjate querer.
8-16 puntos (Equilibrado)
Sabes dónde está el límite en el que seguir solo pudiendo contar con la ayuda de los que te quieren es una cabezonería. Aprovechar el apoyo social es bueno y tú lo sabes. Continúa con esta pauta y enorgullécete de tus propios éxitos.
16-24 puntos (Dependiente)
Estás enganchado a una o varias personas que a su vez seguro que son co-dependientes de ti. Y si no lo son, no se debe apostar tan alto por alguien. De la única persona que debes depender es de ti mismo, pues uno mismo nunca se falla.
(Fuente: webconsultas.com)
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