Niños insoportables

Tienes un hijo entre los 8 y 12 años y siente que su voz de mando no causa efecto en él o ella porque su humor es insoportable y teme que la situación empeore? No hay que preocuparse, pues una sicológa y una visitadora social señalan que en esta etapa el mal genio de los chicos es terrible, pero nada que no tenga solución. Hacer deportes, trabajos livianos en casa, compartir en familia, darle espacio con los amigos son algunos del los tips que permitirán que ese futuro adolescente mejore su estado de ánimo.

Normal. La visitadora social, Silvia Soruco, sugiere que para contrarrestar esa situación tensa, que tienen estos niños producto de los cambios hormonales es necesario recurrir a oficios o tareas prácticas que les permitan descansar y dormir bien. "Una mamá me decía que quería arrancarse los cabellos ya que no entendía por qué su hija de 10 años estaba tan insoportable. Recuerden que los muchachos que están en etapa de crecimiento para llegar a la adolescencia tienen un sinfín de cambios no solamente son irritables, llegan hasta a llorar de nada, a dormir poco, comer menos o viceversa. En el tema específico del mal humor, hay como ayudarlos a superar ese trance natural de la vida", aseguró la profesional.

Obligaciones y juegos. Para la sicóloga, Mirtha Morales, los padres deben ser astutos y comprensivos. "Castigarlos o levantarle la voz no será necesario si saben cómo llegar a ellos", apuntó la profesional, que recomendó tener mucha paciencia y no perder el ojo de las actividades que ellos realizan. La experta recomendó que los niños también se estresan y merecen tener tiempo para ellos.

"Es muy importante que su hijo tenga tiempo para relajarse, motívalo a la lectura, que escriba un diario, que pase más tiempo con los hermanos u otros miembros de la familia, que tenga mayor afinidad. Los amigos son importantes en esta etapa, pero se tiene que conocer a esos amigos", apuntó la profesional, que recalcó que igual debe cumplir con tareas aunque sea mínimas en casa, como acomodar su cama, doblar la ropa u ordenar los libros en su escritorio.