miércoles, 27 de noviembre de 2013

LA VERDADERA PAZ

Había un grupo de personas tratando de describir una situación, escenario o símbolos que representara la paz.

Uno dijo “para mí, una paloma es un símbolo de paz, es blanca, frágil, indefensa y a la vez puede volar alto, como que sobrepasara todo impedimento y dificultad”.
Otra persona se refirió al tema así “no hay como un hermoso paisaje para evocar la paz, un cielo azul, con frondosos árboles, un riachuelo de aguas cristalinas, el trinar de las aves y el fresco aroma de las flores, eso para mí es un lugar donde te encuentras cara a cara con la paz”.

“Un momento en mi habitación a solas, con música clásica, un buen libro y luz tenue me invita a sentir paz”, dijo otro. Hubo también quien dijo que lo más placentero y que le hacía experimentar la sensación de paz era después de una tormenta cuando las flores, los árboles y toda la vegetación aún están húmedas con pequeñas gotas de agua y se apreciaba nuevamente la calma.

Uno a uno fue describiendo con mucho entusiasmo sus percepciones, las cuales todas eran hermosas. Sin embargo, hubo un hombre que habló al final y dijo “para mí el escenario donde yo experimenté la verdadera paz fue en la cárcel, tras los grises barrotes de hierro y las húmedas paredes de cemento.

Hasta ese entonces había vivido en medio del caos, la violencia, el desprecio, el odio, la persecución, cuando un día, alguien me predicó acerca de un hombre que había dado su vida por mí, que había muerto en la cruz para liberarme de todo el peso de mis pecados y mi maldad, me dijo que si me arrepentía y aceptaba a Jesús como mi Señor y Salvador podría volver a nacer. Así lo hice, lloré noches enteras, arrepentido por todo el daño que había causado, por los malos caminos que había caminado, entró en mi ser una convicción total de mi culpa y al fin acepté con firmeza pagar mi condena. Poco a poco fui experimentando el perdón, no solo de Dios sino también de mis seres queridos, cada vez que me sumergía en su palabra, sentía como me iba limpiado y convirtiendo en un hombre nuevo

No hay comentarios.:

Publicar un comentario