Cuando los resentimientos se han acumulado, cuando las ofensas se han producido y el estado de dolor y de sufrimiento interior se han apoderado del alma de dos personas, la reconciliación suele ser realmente difícil, muy difícil pero no imposible.
Las personas se unen o se casan con el fin de ser felices y lo que suele ocurrir con el paso del tiempo es la aparición de comunicaciones negativas, torpes y ofensivas que van dañando la paz y la confiabilidad que se sentía respecto a la otra persona. Cuando se entra en ese proceso, peor aún si se cae en la trampa de la infidelidad, la inarmonía y la desdicha están garantizadas.
Tratar de conversar y llegar a un punto medio cuando la negatividad se ha instalado en las mentes subconscientes de ambas personas suele ser una tarea destinada al fracaso, pues si aceptan esta situación conscientemente, el inconsciente lo desaprueba y se encarga de retornar a ambas personas a su respectiva negatividad y a sus estados de resentimiento y de rencor originales.
Una mamá que tenía mucho rencor a su hijo por muchas razones y un hijo que sufría y que trataba mal a su madre sin darse cuenta de que estaba destruyendo su propia vida, no encontraban solución a su problema, cada cual tenía muchas razones para portarse negativamente y para amargarse la vida que no se daban cuenta de que ambos se querían en lo profundo de su ser, pero había algo más fuerte que les impedía comunicarse con dulzura, con cariño, con verdad y, sobre todo, con buena voluntad.
Hablé con mi joven amigo y le pedí que me ayudara a realizar una idea que se me había ocurrido como un medio de aprender cosas nuevas, las cuales se experimentan en estos tiempos, hablé también con su mamá y le pedí también que me ayudara a probar una experiencia nueva y sencilla: por un día ambos deberían tratarse con respeto y con buena voluntad y para lograr ese cometido decidí hablar con ambos y preguntarles sí podían comprometerse a mantener y sostener por un día, sólo por un día, una actitud de respeto y de buena voluntad en la cual se cortaba totalmente con su pasado y sólo actuarían en tiempo presente.
La experiencia fue fascinante, la mamá accedió a realizar varios cambios en su manera de cocinar y de ofrecer la comida a su hijo de una manera más amorosa; el muchacho realizó con mucha rapidez y diligencia algunos favores y mandados que su mamá le encargó y según me cuentan, fue el día más lindo de su vida y yo lo creo porque también lo hice en mi propio hogar y funcionó de maravilla.
Al actuar en tiempo presente dejamos de mirar el pasado, que ya ni existe, que es sólo memoria y que perjudica demasiado si no somos capaces de girar nuestro cuerpo y de tomar la decisión de vivir en tiempo presente y de enfocar nuestra mirada hacia el futuro que queremos crear, de manera positiva y nunca de forma destructiva.
Al tomar la decisión de vivir un día, sólo un día, absteniéndonos de mirar el pasado y de actuar en el tiempo presente, sólo en el tiempo presente dentro de un pacto de buen trato y de buena voluntad, podremos aprender a crear nuevos lazos para sanar las relaciones que realmente querramos en nuestra vida.
Si lo desea nuestro querido lector o nuestra fiel lectora, practique esta experiencia y compruebe una hermosa verdad: todos los miembros de su familia son buenos y maravillosos, si se les da la oportunidad de probarlo.
Conocimiento:”Nuestro mundo se corresponde siempre con nuestra manera depensar”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario