El trastorno depresivo crónico, con episodios que duran más de 24 meses, afecta a casi la mitad de los pacientes que buscan tratamiento para la depresión y se asocia con una gran carga en términos de discapacidad, sufrimiento y coste sanitario, según información difundida por el Servicio de Información y Noticias (SINC).
Una investigación realizada durante una estancia en la Universidad de Columbia de Nueva York por Mauro García-Toro, científico de la Universidad de las Islas Balears (UIB), junto con investigadores de ambos centros desvela cuáles son los principales factores de riesgo para esta patología.
Publicado en el Journal of Affective Disorders, el estudio analiza diversas variables relacionadas con la salud física y mental de más de 35.000 personas residentes en EEUU, representativas de la población de este país.
A los tres años los investigadores volvieron a contactar con esas mismas personas para observar cómo habían evolucionado todas estas variables, y se centraron en identificar aquellas que aumentan el riesgo de persistencia de depresión grave crónica una vez establecida.
“La identificación de factores de riesgo para la persistencia y remisión de la depresión severa es importante para avanzar en la comprensión de las causas y el desarrollo de tratamientos y terapias preventivas más eficaces”, explica a SINC García-Toro.
Los expertos concluyeron que las variables de mayor riesgo en este sentido eran la precocidad en la aparición de la depresión, el retraso en su tratamiento, el que ésta se asocie a otros problemas de salud física o mental, y los abusos sexuales en la infancia.
“Cuanto más tiempo persiste la depresión hay una mayor probabilidad de que los sujetos entrevistados refieran haber padecido abusos sexuales, lo que sin duda implica haber estado expuesto en muchas ocasiones a un estrés grave durante los primeros años de vida”, apunta García-Toro.
Cambio en la estructura
De hecho, el investigador subraya que “además del trauma psicológico habitual, se ha demostrado que dicho estrés modifica la neuroquímica y la estructura del cerebro haciéndolo más vulnerable a la depresión”.
Otra secuela de los abusos
Los resultados revelan que el 10 por ciento de todas las personas entrevistadas afirmaron haber sufrido abusos sexuales en la infancia, pero en aquellas que padecían depresión severa durante más de cinco años, la proporción de los que habían sufrido esta situación se acercaba al 40 por ciento.
“Estos datos son de hombres y mujeres”, puntualiza el investigador. Por ello, “como sabemos que los abusos sexuales son mucho más frecuentes en niñas, es muy probable que en la población de mujeres más de la mitad de aquellas cuya depresión severa dura más de cinco años hayan sufrido abusos sexuales infantiles”.
Para los autores, es importante destacar esta situación para detectarla –ya que no siempre los pacientes lo cuentan espontáneamente – y así poder intervenir sobre ella para mejorar la respuesta al tratamiento de las personas que sufren depresión crónica.
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