martes, 26 de noviembre de 2013

Disciplina y orden, marcan la diferencia

Cuando el hijo entra en la preadolescencia, toda la familia puede sentir un cimbronazo. La onda adolescente se contagia a hermanos y padres, las rutinas cambian, se complican las salidas y las vacaciones. ¿Cómo hacer para atravesar esta etapa?
Lo ideal es poner normas y límites para evitar que se dé un caos total.

Sin embargo la disciplina es una herramienta básica en la formación de una persona responsable y estable, así que es muy importante tener unas normas y límites bien definidos y exigir que todos los respeten.

Por ejemplo, si un hijo preadolescente le pega a un hermano menor, es importante preguntarle por qué lo ha hecho, y hacerle ver que hay otras formas de desahogar su enfado. O cuando ese chico logra comportarse como es debido. Vale decir, si llega a casa a la hora acordada por ejemplo, darle las gracias. Si obtiene buenas notas en la escuela, darle la enhorabuena y "premiarlo" con responsabilidad

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