Muchas veces se subestima la importancia de la lonchera escolar, a pesar de que este pequeño equipaje de alimentos es fundamental para la salud y desarrollo de un niño. Una merienda nutritiva brinda la energía necesaria para realizar las actividades escolares de manera efectiva y aporta al proceso de crecimiento de nuestros hijos. Asimismo, la merienda es una buena opción para completar las raciones diarias de frutas, cereales y lácteos, alimentos fundamentales para un desarrollo saludable.
"Los niños sufren un desgaste de energía por las actividades desarrolladas durante las horas de clase, recreo y práctica de deportes”, explica Cecilia Soliz, nutricionista de Nestlé. Esa pérdida de energía debe ser recuperada con la merienda que lleva el niño en su lonchera. De esta manera, su cuerpo contará con los nutrientes necesarios para prestar mayor atención y concentrarse más fácilmente en clases. Sin embargo, el mayor problema que enfrentan muchos padres en este ámbito es que la lonchera retorna a casa casi intacta, dejando a los padres con la necesidad de usar su creatividad para que este refrigerio sea una experiencia más divertida.
Por este motivo, Cecilia Soliz recomienda planear con anticipación el menú de la lonchera del niño: "La idea es tener disponibles los ingredientes para preparar una lonchera variada y atractiva para el niño”, sostiene la nutricionista "En este sentido, es importante incluir todos los grupos de alimentos. En primer lugar, tenemos los carbohidratos que proporcionan energía, como ser los cereales, galletas y pan. Por otra parte, están los insumos de origen animal que aportan las proteínas encargadas de ayudar al crecimiento, tales como huevos, leche, yogurt o carnes. Por último tenemos los alimentos encargados de proveer vitaminas, minerales y fibra al cuerpo, entre ellos se consideran las frutas y las verduras.
Teniendo esto en cuenta, la nutricionista de Nestlé nos brindó algunos consejos para lograr una lonchera nutritiva y divertida con la participación de los hijos:
Preparación compartida
El modo más efectivo para hacer de este bocadillo una experiencia atractiva para el pequeño es dejarlo participar en su preparación. Al darle la oportunidad de decidir los alimentos entre una serie de opciones nutritivas –sugeridas, no impuestas–, y dejando que ayude en su preparación, aumentará la probabilidad de que los digiera. Además, decorar la comida jugando con colores y texturas la hará más atractiva para cualquier muchacho.
El gusto de la variedad
Otro de los puntos clave es procurar que el niño, a la hora de su refrigerio, no encuentre siempre lo mismo. Los sándwiches son convenientes, pero no son la única manera de brindarle un refuerzo nutritivo. Asimismo, es bueno animar a los chicos a que prueben ingredientes diferentes. El paladar en la infancia es un papel en blanco y los gustos no están bien definidos. Por eso, es preciso enseñarles a comer de todo, acostumbrándolos a consumir y elegir la comida sana. Es importante evitar el envío de porciones grandes de alimentos muy grasosos y azucarados porque pueden poner al niño en riesgo de sobrepeso.
Combinación ideal
Es importante no exagerar y entregar al escolar la cantidad exacta de lo que consumirá. De preferencia, los alimentos deberían separarse en recipientes pequeños para evitar la combinación de sabores, apartando los alimentos fríos de los calientes.
Teniendo estos cuidados los padres no solo lograrán preparar una lonchera saludable y atractiva para el niño sino que será una oportunidad más para compartir juntos y afianzar los lazos entre padres e hijos.
Algunas opciones
·Sándwich de pan integral con queso.
·Brocheta de futa con trozos de guineo, kiwi, frutilla con una cucharadita de miel o leche condensada.
·Galletitas con leche.
·Yogurt natural con frutas deshidratadas.
·Licuado de frutas con leche.
·Cereal integral, o granola con yogurt.
·Mini pizzas con tomate, queso, jamón bajo en grasa y vegetales.
·Queque con jugo de frutas.
Por último, la nutricionista de Nestlé recomienda que la lonchera contenga aproximadamente entre 170calorías dependiendo del tamaño y actividad física del niño.
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