La crianza de los hijos es constante y va atravesando por diversas etapas a medida que éstos crecen y van adquiriendo diversas necesidades, pero llega una etapa en la que empiezan a independizarse o planificar su futuro para luego conformar una familia.
Cuando llega este momento los hijos se marchan de la casa y dejan el hogar de la familia, es la ley de la vida, ésta tapa es difícil de atravesar para algunos padres ya que de repente la casa les queda grande y los padres tienen una sensación general de soledad cuando sus hijos se van de la casa.
Algunos padres pueden llegar a tener una serie de síntomas físicos y emocionales ya que se sienten profundamente tristes, además que tienen una sensación de vacío por los factores ya mencionados anteriormente, éstas reacciones pueden variar dependiendo de la persona como también de la relación que llevaron con sus hijos.
Aunque para unos padres resulte satisfactorio cumplir el objetivo que se habían propuesto con sus hijos, y que estos finalmente hayan ido consiguiéndolo gracias también a su esfuerzo, la situación implica de forma simultánea un cambio y proceso de adaptación que todos deben elaborar.
Es importante que los padres consideren que ésta nueva etapa de vida que les toca vivir a sus hijos es parte de su desarrollo y crecimiento, que éstos se vayan de su lado les puede provocar al principio extrañeza acompañado de tristeza y soledad, pero paulatinamente sentirán diversas satisfacciones al ver que los hijos van consiguiendo logros con su propio sacrificio.
Es importante que los padres sepan aceptar esta etapa como algo normal y no como algo traumático, además es una etapa en la que los padres deben reivindicarse como pareja, ya que tendrán más tiempo de poder compartir tiempo y actividades juntos, caso contrario se corre el riesgo de que la relación se rompa.
Que los padres retomen actividades o incluso tomen otras nuevas como hobbies, paseos, viajes, etc. ayuda para evitar el nivel bajo de estado de ánimo e ir adquiriendo nuevos roles, ésta sensación que viven los padres cuando sus hijos se alejan del hogar para independizarse se conoce como el síndrome del nido vacío, éstas sensaciones tienen una duración limitada y dependerá del tiempo que tarde la pareja en adaptarse a la nueva situación, el tiempo irá atenuando las sensaciones negativas y la distancia incluso mejorará la calidad de relación con los hijos.
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