El ser papás por primera vez es una experiencia importante en la vida de pareja, sin embargo, surgen algunas situaciones que obliga a reaccionar. Pero, la serenidad que uno tenga ayudará a enfrentar las preocupaciones.
Generalmente, los papás primerizos se encuentran en situaciones que nunca han vivido, aspecto que les incomoda porque no saben cómo van a actuar.
Lo que no se sabe es que llegan a tener una linda y maravillosa experiencia, aportando con su ingenio, inteligencia y sobre todo mucho amor.
Con la lactancia materna el niño recibe una alimentación rica en proteínas inmediatamente de nacido. Cuando llora el niño, significa que utiliza ese tipo de comunicación para manifestar que tiene hambre, dolor, miedo o enojo. A los padres les toca descubrir qué está ocurriendo para calmarlo.
Pasa el tiempo y algunas actitudes del niño sorprenderán, como meterse todo a la boca. El cambio de alimentación es a partir del sexto mes.
La música es la mejor terapia para que descanse el bebé y debe hacerlo en su propia cama para que vaya desarrollando. No se debe presionar para que hable, pero se deben ver las dificultades que tiene, sin descuidarse. El actuar de los padres debe ser sincero, porque de alguna manera se convierten en modelo para el actuar del recién nacido.
Para no perder la confianza, los padres deben ser coherentes, compartir juegos con los hijos y hacer crecer el lazo entre ambos.
Durante la adolescencia, los hijos son los críticos, haciendo juicios duros a los padres. Para ello, es mejor entablar un diálogo, conversar abiertamente con los hijos y comunicarse a tiempo.
La consideración para los padres es asumir responsabilidades como pareja, evitar los reproches coordinando acciones, sin que ello deteriore la relación en pareja. La actitud de ambos debe ser brindándose amor y continuar su vida sexual. Será el mejor ejemplo de amor que den a sus hijos.
Hay un dicho que dice: "El ser padres sin dejar de ser pareja, llega a ayudar en la vida cotidiana".
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