Gabriela Villarroel
Psicoanalista
Posgrado en Psicoanálisis en el Instituto Clínico
de Buenos Aires (ICdeBA)
Investigación y Docencia en Autismo y Psicosis
Infantil en Buenos Aires - Argentina
Estamos en una época en la cual el habla tiene cada vez menos valor e importancia para regular a la sociedad como a la familia. En esta misma línea, se puede también observar como los objetos tecnológicos reemplazan la posibilidad de hablar. Por ello, los lazos sociales son cada vez más frágiles. Esto tiene una incidencia importante en que los padres en la actualidad presentan dificultades para controlar a sus hijos, es decir que su palabra tenga efecto en ellos para poder convertirse en figuras que transmiten saberes e ideales. De hecho, estamos en un mundo acelerado con urgencia y necesidad de la tecnología y por lo tanto, con menos lugar para la palabra. De esta manera, es complicado establecer las bases de una educación sólida. La consecuencia de lo mencionado anteriormente deriva en que nos encontremos cada vez más con niños sin saber refrenarlos, ya que no cumplen con sus obligaciones o son agresivos en su modo de reaccionar tanto con el entorno familiar como con sus profesores o compañeros.
Es esencial destacar que la agresividad en los menores es parte de su desarrollo, debido a que se enfrentan a situaciones en las cuales tienen que compartir sus objetos o no logran obtener lo que desean. Estas situaciones les generan mucho malestar y suelen desarrollar reacciones agresivas. Sin embargo, la niñez es un tiempo en el cual lo fundamental es introducir la regulación en los infantes, ya que están en un momento en el que hay una búsqueda de satisfacción continua que se tiene que ir regulando progresivamente por medio de la palabra de los padres como de los educadores para lograr que toleren el límite.
Cuando la agresividad es excesiva y perdura en el tiempo, suele estar relacionada con el hecho de que no haya nadie que la regule, debido a que la autoridad tambalea. Entonces, los niños encuentran un vacío y surgen los comportamientos agresivos, ya que no pueden tolerar no obtener lo que desean o no logran aceptar la diferencia. Además, es una situación ante la cual no cuentan con el recurso del habla para tramitar su enojo y por ello, recurren al acto agresivo.
El Psicoanálisis de Orientación Lacaniana propone tomar en cuenta la particularidad de la agresividad, ya que cada manifestación agresiva es diferente. Hay que poder leer por qué un niño necesita comportarse de esta manera y darle un espacio donde se introduzca la palabra y la regulación.
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