La depresión se puede presentar de diversas formas y con distintas intensidades y al igual que las personas adultas los niños también pueden sufrir depresión, que interfiere en las diversas actividades en las que se desenvuelve el niño.
Niños que viven con demasiada tensión en su entorno, que atraviesan problemas familiares, que sufrieron una pérdida importante, que tienen problemas de atención lo que les ocasiona dificultades en el aprendizaje, son niños que tienen mayor riesgo de sufrir depresión.
Algunas de las características que presenta el niño con depresión son: tristeza constante que no se le quita con nada, lloran repentinamente y cuando empiezan a hacerlo el llanto es intenso y no hay nada que los consuele, tienden a lastimarse a sí mismos.
Dependiendo de la edad del niño, algunos incluso tienen ideas suicidas, no encuentran algo que los motive por lo que se aburren con facilidad y sienten que no tienen ni ganas ni la energía suficiente para poder
realizar una actividad o una tarea propuesta.
No tienen apetito o comen sin ninguna satisfacción, algunos presentan desórdenes en el sueño para conciliar el mismo o caso contrario quieren sólo dormir y no levantarse de la cama, su carácter es cambiante y repentinamente pueden tolerar algunas cosas como presentar ataques de ira.
Los niños con depresión muchas veces son catalogados como niños que tienen mala conducta, esto debido a que tienen un cambio repentino en su forma de ser, si eran sociables se vuelven tímidos, tienen malas conductas en casa sin embargo, en la escuela pueden camuflar este comportamiento y ocultar su tristeza.
Los padres o personas que se encuentran al cuidado de los niños pueden ayudarlos o sobrellevar esta situación, con ayuda y orientación de la persona especializada en el campo, incluso los familiares pueden recibir ayuda junto con el niño.
Se debe ofrecer cariño y comprensión al niño, colaborarlos en la organización de sus actividades ya sea de la casa o académicas, orientarles en la toma de sus decisiones, dedicarles tiempo para escucharlos y jugar con ellos, procurar planificar actividades de distracción, lo más importante es que el niño reciba el apoyo de sus padres para que se sienta acompañado, querido y que las relaciones de su entorno sean saludables.
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