Decide qué es importante. Probablemente, tu hijo no necesita tener todos los aspectos de su vida organizados, por eso, decidan juntos cuáles son las actividades que le causan más estrés y elaboren rutinas para tales actividades. ¿La rutina de la mañana siempre le causa estrés? Si es así, planifíquenla atentamente. ¿El entrenamiento de fútbol está volviendo loco a todo el mundo? Elaboren un plan para preparar el bolso del gimnasio.
Respeten la rutina. Una vez que elaboren los planes, asegúrense de seguirlos. Si bien habrá momentos en que se necesite flexibilidad, respetar la rutina ayudará a tu hijo a comprender cómo los planes contribuyen a que su vida transcurra sin inconvenientes. Hazle notar diciéndole cosas como: ¡Qué bien! ¡Llegamos al autobús sin problemas hoy, tu lista de la mañana dio buen resultado!”
Remarca los logros de tu hijo. Reconoce las veces en que tu hijo pudo mantenerse organizado y ayúdalo a resolver problemas cuando la rutina no le da resultado.
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