Los padres creen, equivocadamente, que para crear hábitos en sus hijos, éstos deben tener 4 años como mínimo, sin considerar que su práctica comienza desde el nacimiento, primero con los tiempos de espera para su alimentación, que le enseñarán a ser tolerante y que no todo estará a su alcance de inmediato.
“Los bebés cuando nacen tienen baja tolerancia para esperar por algo, pero poco a poco se les debe enseñar a que esta situación será así. Si el infante llora por hambre debe haber transcurrido tres horas antes de volverlo a alimentar, espera que será productiva para el niño y la madre”, aseguró la psicóloga de Psinergia, Marynés Salazar.
A medida que el niño crece se premian sus conductas, primero porque ya sabrá que hay un tiempo de espera para comer. Luego cuando emita palabras sabrá que no todo se consigue con llanto, sino cuando comunique lo que desea. “Además si grita, debe aprender que no se pide de esa manera, sino hablando, así se genera hábitos en el lenguaje”. dijo.
HÁBITO
Para hablar del hábito en los niños hay que diferenciar que son conductas y valores. Las primeras son acciones percibidas por cada uno de nosotros como sentir, oler, tocar y escuchar. El segundo es tener la predisposición para actuar de forma determinada.
“Para que una niña o niño desarrolle un hábito es necesario unir conductas y valores, es decir, que aquellas acciones que se vayan aprendiendo sean consideradas como válidas y valorables para su vida, de manera que se conviertan en principios de vida. Entonces un hábito es una conducta reforzada”, expresó Salazar.
La especialista aseguró que muchos padres creen erróneamente que los hábitos, conductas y valores de sus hijos se deben enseñar cuando el niño ingresa al colegio; sin embargo, esta etapa ya es tardía para que el niño aprenda, pues a menor edad mejores serán los resultados.
“Hay errores que los padres cometen antes de que los niños cumplan tres años y no les ayudan a crear hábitos. Cuando el niño llora, de inmediato y para que se calle, le dan algo. Si hace una pataleta, para que no la haga se lo premia dándole algo que ha pedido. El niño crea el mal hábito de la pataleta y no así de la espera”, dijo la psicóloga.
Si alguna vez el niño dice una mala palabra y sonriendo le decimos que eso no se debe repetir, con el rostro se le estaría aprobando la acción y si se quiere corregir este hábito a los 3 años de edad se deberá fruncir el ceño en señal de desaprobación.
“Debemos valorar el desarrollo de los hábitos en nuestros hijos, primero ambos padres deben tener claro qué conductas positivas se desean transmitir y repetir una y otra vez, y con gusto. Los niños aprenden viendo lo que hacemos, no tanto así cuando les decimos. Si por ejemplo se valora la puntualidad y nuestros hijos ven que somos impuntuales entonces existiría una contradicción”, afirmó Salazar.
ETAPAS DE DESARROLLO
Los padres deberán estar bien informados sobre las etapas de desarrollo en las que se encuentren sus hijos para fortalecer sus conductas y valores positivos. Por ejemplo: si el niño está aprendiendo a hablar escuchará el tono de voz que utilizan sus padres para comunicarse con él o ella y lo más probable es que lo imiten.
“Cada etapa de su desarrollo será determinante para saber cómo será su relación con otras personas, de qué manera va a entender los derechos y deberes que tiene cada persona. Por esta razón los psicólogos conductistas dicen que al reforzar las conductas positivas que realicen los niños con una sonrisa, palabra o algún premio -que demuestre aprobación- se sentirán incentivados. Por el contrario, para corregir las conductas negativas se emplearán otras acciones como fruncir el seño, elevar el tono de voz o quitarles algo que ellos consideran valioso”, dijo la psicóloga.
La terapeuta aseguró que cuando nacemos tenemos el principio del placer, es decir, que todo lo que deseamos esté a nuestro alcance de inmediato, pero para vivir socialmente tenemos que ver el principio de la realidad, que significa comprender que no todo lo que se quiere estará a disposición de uno, que existen normas, reglas y leyes, porque de lo contario se corre el riesgo de crear personas que pueden llegar a delinquir con mucha facilidad.
HÁBITOS POSITIVOS
Algunos de los hábitos básicos que se deben desarrollar en los bebés o niños son la capacidad de escuchar, dialogar, poner orden en su entorno, la valoración del derecho de las personas. A partir de estos hábitos se pueden construir los demás.
“Se debe responder a cada etapa de desarrollo en el que se encuentra el niño o niña. Además de satisfacer una necesidad y al mismo tiempo tener un nivel de valoración, es decir, que los niños no hagan las cosas por hacer, sino que sepan por qué lo hacen y debe ser perdurable en el tiempo”, dijo Salazar.
Algunos hábitos negativos que se deben evitar son: el grito, la imposición, el abuso de poder, el aprovechamiento de la debilidad del otro, la comunicación agresiva, entre otros.
“Los humanos somos seres de hábitos y los vamos aprendiendo a través de los años. Sin embargo, cuando somos adultos tenemos la responsabilidad de crear hábitos cotidianos en los niños, desde que nacen hasta los cinco años.
Sin embargo, entre los cinco y once años se incluyen a los educadores que van a fortalecer estas conductas, ya en la pubertad y adolescencia estos hábitos están establecidos y simplemente se refuerzan”, explicó la psicóloga.
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