jueves, 28 de agosto de 2014

Enseña a tus hijos a disfrutar de la comida

Una de las cosas más frustrantes para una madre es cuando retira el plato de la mesa y comprueba que el pequeño apenas ha probado la comida; u observar cómo juega con la comida, haciéndola bailar alrededor del tenedor al ritmo de un vals imaginario, agradeciendo que no sea un rock, ya que la comida terminaría indefectiblemente en el piso.

No desesperes, esta conducta es absolutamente normal. Pero vamos a ver algunas estrategias para enseñar a nuestros hijos a disfrutar de la comida en la mesa. Vamos a contarte por qué tu hijo come poco y qué puedes hacer al respecto.

COMER EN FAMILIA: QUE NO SE CONVIERTA EN UNA BATALLA

Según la doctora Sasha Watkins, especialista en Nutrición, que los niños coman poco cuando son pequeños es una conducta absolutamente previsible. Y para esto existen varias explicaciones. Una de ellas, es la neofobia, que no es ninguna afección grave, se trata simplemente del miedo a lo nuevo; y ya es sabido que el ser humano naturalmente siente miedo a lo que desconoce. Por eso, los niños son propensos a desear comer siempre lo mismo y los sabores nuevos les produce inseguridad.

Otra de las explicaciones que brinda la especialista es que muchas veces los niños dan muestras de su deseo de independencia, señalando la autoridad sobre lo que comen y tratando de probar tu límite.

También agrega que luego de cumplir el primer año de vida, los niños sufren una disminución en el aumento del peso, y habrá días en que coma más que otros.

¿CÓMO HACER PARA ESTIMULAR A MI HIJO A COMER MÁS?

Para transformar la hora de la comida en un momento de disfrute trata de comer en familia, si los horarios laborales de los padres no lo permiten, por lo menos, durante la cena. Acostumbra a tu hijo desde pequeño a la variedad de sabores, teniendo en cuenta el aspecto nutricional de la comida y los colores.

Evita preguntarle qué quiere comer, aunque en el plato incluyas alguno de los alimentos preferidos de tu hijo. Cuando le ofrezcas un nuevo alimento, que sea poca cantidad; sólo se necesitan de algunos bocados para que pruebe el sabor; de esta manera evitarás despediciar comida.

Ten en cuenta que para que un niño se acostumbre a un nuevo sabor, necesitará probarlo por lo menos de diez a quince veces.

Evita trasladarle preocupaciones acerca de los alimentos o demostrarle tu ansiedad si él no termina su plato, esto sólo provocará más resistencia, y es lo que después de todo quieres evitar.

Si notas que tu hijo no aumenta de peso o lo que es peor, está por debajo de su peso normal, consulta con su médico de cabecera. Muchas veces, los pediatras deciden suministrar algún tipo de vitaminas, que lo ayude a ganar peso y a abrir el apetito.

CUIDADO CON EL SOBREPESO

Otro estudio publicado por la revista Pediatrics concluye que la mayoría de los padres que presionaron a sus hijos para comer todo tenían niños con peso normal, pero esto perjudicó la forma en la que esos niños comían cuando se convirtieron en adolescentes y adultos.

Entre el 50 y el 60% de los padres de la muestra reportó pedir a su hijo comer toda la comida en su plato en alguna de las comidas del día”. Además, entre el 30 y el 40% de los padres dentro de la muestra reportó alentar a sus hijos para que comieran, incluso después de que su hijo dijera que estaba lleno.

“Aunque esos comportamientos en los que se les presionaba para comer eran más frecuentes entre padres con adolescentes sin sobrepeso, también eran frecuentes en padres de adolescentes con sobrepeso y con obesidad, lo que indica que muchos padres realizan estos comportamientos sin importar el peso de sus hijos”, señala la publicación.

Los investigadores también encontraron que los padres eran más propensos que las mamás a presionar a sus hijos para comer, y los adolescentes varones fueron más presionados que las jóvenes en el mismo rango de edad.

“La presión parental a la hora de comer puede ser perjudicial para los niños porque elimina la capacidad de un niño para responder naturalmente a su propia hambre (...) En su lugar, los alienta a responder a las señales de su entorno, lo cual puede llevar a un aumento de peso no saludable con el tiempo”, dice la investigadora Katie Loth, autora principal del estudio.

Los datos también mostraron que prohibir alimentos a los niños era una práctica común en ambos padres para sus hijos de ambos sexos.

“En la investigación se mostró que cuando un padre restringe un alimento en particular (por ejemplo: “nada de dulces”) un niño se interesa más en comer ese alimento y a menudo lo comerá en exceso cuando tenga la oportunidad”, dice Loth. “En lugar de la prohibición, los padres deberían alentar a sus hijos para que comieran todos los alimentos con moderación”.

Los investigadores creen que los padres deben cuidar el peso de sus hijos y esforzarse por entender mejor cuáles son las buenas prácticas alimentarias, en lugar de preocuparse por si sus hijos se acaban toda su comida o comen una galleta de vez en cuando.

Los autores del estudio recomiendan prácticas como:

HAZ COMIDAS FAMILIARES REGULARMENTE

Ten aperitivos nutritivos en casa.

Elige los alimentos saludables.

Alienta a los jóvenes a elegir mejor su comida para. contrarrestar los problemas de peso.

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