Todavía no se sabe bien a ciencia cierta a qué se debe que ciertos niños desarrollen este trastorno. Se cree que puede ser genético, porque en el embarazo su madre ha consumido alcohol o tabaco, o por tener un alto nivel de plomo en la sangre, entre otras posibles causas.
Una de las alternativas disponibles, viene de mano de los médicos que tratan el trastorno de hiperactividad. Algunos tratamientos médicos incluyen medicación y otros solo consisten en una terapia psicológica. Si tu niño es hiperactivo prueba con respiración. Se trata de que le digas a tu hijo que respire profunda y lentamente inhalando por la nariz y soltando el aire por la boca. Habla con él. Aunque al principio puede que no surta efecto, habla con el niño y haz que se ponga en el lugar de otros para que entienda que su comportamiento puede ocasionar molestias. Propicia la tranquilidad, fomenta actividades al aire libre, comparte la lectura de un libro que despierte su interés.
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