El rol materno comienza mucho antes de la concepción, cuando las niñas se imaginan que su muñeca es un bebé y se esmeran en cuidarla. En la adultez cuando la mujer sabe que va a ser madre es cuando comienza a crear un vínculo con el hijo, el mismo que comienza con los 9 meses de gestación y se prolonga por el resto de su vida.
La experiencia de llevar a un ser humano en el interior, traerlo al mundo y acompañarlo en su crecimiento, es uno de los momentos únicos en la vida de una mujer. Con esta primera experiencia no sólo nace un hijo, sino también una madre, un padre y una familia.
Para conocer cuán importante es el rol materno en la actualidad y como ha ido evolucionando con el pasar de los años, Femenina se contactó con la psicóloga Mónica Pabón, quien nos explicó el proceso del desarrollo emocional que puede darse en esta etapa.
“El rol de la madre inicia desde la gestación, con los cuidados que tiene con su bebé y con los deseos de tenerlo. El nuevo ser sentirá si es querido, deseado y esperado. Por esta razón es fundamental crear un vínculo ligado al afecto, que dependerá de la cantidad y calidad de amor que la madre pueda dar para contribuir al desarrollo emocional de la persona hasta su edad adulta”, explicó Pabón.
DISCIPLINA CON AMOR
La madre tiene que tener la capacidad de sentir amor en todo momento, incluso en aquellos momentos difíciles, cuando debe impartir las normas de conducta que el pequeño deberá seguir en su casa, colegio y durante su relacionamiento con las demás personas que llegarán a su vida.
“En ocasiones es común escuchar que cuando la madre regaña a su niño es porque tiene que aprender una lección. No es fácil hacerlo para la madre, porque ella sufre cuando ve caer a su hijo y llora cuando éste lo hace. Esa capacidad permitirá solventar esa vida afectiva para que el niño desarrolle su seguridad. Un niño seguro será un adulto seguro y viceversa”, explicó Pabón.
AUSENCIA MATERNA
La importancia del rol materno en la vida del niño es muy significativa y cuando ella está ausente provoca un profundo dolor en el pequeño que se ve desprotegido de este afecto que sintió desde el vientre. El sustituir esta imagen materna por una femenina podría ser una sana alternativa.
“Cuando la madre está ausente en la vida del niño, puede ser sustituida por una abuelita o tía muy querida, que quiera formar parte de la historia de ese niño. Siempre es muy importante que exista el rol materno incluso en lugares donde los niños son abandonados o en situación de calle como sucede en las Aldeas Infantiles que ponen a una madre para que sea el centro de afecto en ese hogar”, recordó la psicóloga.
Pabón aseguró que una madre siempre provee de todo lo necesario al niño, primero desde el vientre mediante el cordón umbilical, al nacer con la lactancia y luego nunca deja de brindar ese alimento físico y emocional a su hijo. Si existe una madre que no es capaz de hacerlo podría generar un niño débil e inseguro que es muy demandante de cariño que tiene baja autoestima, porque no ha recibido el suficiente afecto y busca constantemente el reconocimiento de los otros.
COMPLEJO DE EDIPO
La psicóloga aseguró que el complejo de Edipo surge durante la infancia, porque para el niño su primer amor es la madre y surge ese apego hacia esa imagen femenina, el lograr una desvinculación sana y equilibrada de ese cariño depende de la madurez del hombre adulto.
“En la infancia el primer amor del varón hacia un ente femenino es la mamá, a este apego se denomina complejo de Edipo y la manera en cómo se logre desvincular sana y equilibradamente de ese cariño dependerá de la madurez emocional del hombre. Si por el contrario no sucede esto veremos adultos de 40 años inseguros, con demanda de afecto y que no saben cómo avanzar en la vida sin su progenitora”, explicó Pabón.
HIJOS DEL CORAZÓN
Existen muchas mujeres que por diversas razones no pudieron tener un hijo, pero que esperaron que naciera su hijo del corazón, nos referimos a las madres adoptivas, que con su infinita capacidad de amor, brindan cariño a estos niños que tanto lo necesitan y que son un complemento en sus vidas.
“Muchas veces se engendra a un niño y no se brinda ni cariño ni seguridad, puede ser un niño no deseado, no planificado e incluso ser motivo de frustración en la vida de la madre. Sin embargo, una madre adoptiva si bien no vive la etapa de gestación de igual manera desea y espera no sólo por 9 meses, sino que lo hace por años e incluso toda una vida y es capaz de dar esa estabilidad emocional que necesita el niño”, afirmó Pabón.
En Bolivia el trámite de adopción muchas veces demora bastante porque se agotan los recursos para encontrar a algún familiar que pueda hacerse cargo del infante y cuando no existe se da paso para que el niño pueda acceder a una familia sustituta, que haya pasado los cursos de padres adoptivos, entre otros requisitos.
“La estabilidad emocional y madurez son determinantes para acceder a una adopción. Se deberá tener la capacidad suficiente para asumir la responsabilidad de criar a ese bebé que se convertirá en un adolescente y luego en adulto. Un hijo es para toda la vida y la madre que asume este reto deberá tener la capacidad de entregarse enteramente como si se tratara de una madre biológica”, finalizó la psicóloga.
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