Serias y sin intenciones de contraer compromisos, así describían antes a las mujeres que no se casaban y se quedaban de tías o para “vestir santos”. Hoy, la figura cambió y estas mujeres son orgullosas, exitosas y felices de ser quienes son. Aunque la soltería sigue siendo un estigma en una sociedad que piensa que las mujeres vinieron al mundo para reproducirse, el no hacerlo se ha convertido simplemente en una decisión y derecho que cada una tiene.
“Antes, la sociedad miraba a las mujeres como seres que llegaban al mundo para seguir un sistema patriarcal y su tarea era parir y casarse. Aquella que no concebía, resultaba anormal”, señala la socióloga Elisa Saldías.
La tendencia de quedarse sin pareja y sin hijos no es general, pero las que eligen ese camino también llegan a ser muy exitosas en lo profesional y consiguen la plena felicidad, sin los matices que ofrece la familia, pero con otros componentes.
La mujer ha evolucionado en el ámbito profesional y público, desarrollando sus capacidades. Ella puede disfrutar de la vida como mejor le parezca y tiene dos opciones: ser o no ser madre. Esto pese a que desde que es pequeña le compran muñecas y cocinas con el afán de que aprenda a cuidar bebés y a servir a los otros, recapitula la socióloga.
Ahora, no importa qué regalos o juguetes le den, puede o no jugar con ellos, y a medida que va creciendo y haciéndose joven, decide ella misma qué futuro quiere tener.
Una publicación de El Tiempo de Colombia menciona que aunque la tasa de adolescentes embarazadas es alta, hay muchas mujeres que llegan a los 30 años sin hijos, pero con uno o varios sobrinos a los que declaran todo su amor. “Esta tendencia mundial tiene un nombre: PANK, Profesional Aunts No Kids (tías profesionales sin hijos), un término que surgió después de que la experta en mercado estadounidense Melani Notkin se convirtiera en tía y se preguntara: “¿Quién cubre ese gran mercado?” Por experiencia propia se dio cuenta de que las tías de hoy, en vez de ser anticuadas y avaras, son adictas a las compras y siempre están al día en todo (moda, tecnología, alimentación y ejercicio)”, precisa el mismo artículo que explora el nuevo paradigma de las PANK.
“Las mujeres de hoy han ganado independencia afectiva y económica, además están influenciadas por el mundo globalizado —amigo de lo efímero, de lo light, sin responsabilidad e individualista—, entonces, la necesidad de formar un hogar desaparece y se reemplaza con ese papel de madre sin tantas ataduras”, opina la psicóloga María Cecilia Vallejo en el reportaje realizado por el diario colombiano.
En Bolivia, la terapeuta familiar Sherezada Exeni indica que muchas mujeres van posponiendo el deseo de ser madres y que tienen todo el derecho de hacerlo. “El decir que la tía de antes era la amargada y la tía de hoy tiene muchas maestrías es solo un prejuicio”.
“Actualmente, las personas tienen la oportunidad de crecer, no necesariamente teniendo pareja e hijos, sino también haciendo otras cosas que les agrada, como cuidar a su familia, querer a sus sobrinos, viajar, estudiar o trabajar, y no por ello tienen que vivir amargadas”, continúa Exeni.
El Tiempo agrega que puede que estas mujeres sean cuidadoras secundarias, pero con sus gestos emocionales, financieros y hasta materiales —sin mencionar el tiempo de calidad que comparten y la influencia positiva que dan a los pequeños—, hace que las PANK jueguen un papel primario vital para las familias.
Atrás quedaron las tías de los cuentos de hadas, debido a que no tienen obligaciones económicas mayores, se ocupan de sí mismas, son viajeras frecuentes, dan prioridad a sus estudios y formación, así como a su aspecto. “Hoy en día, las mujeres tienen más oportunidades de autorrealizarse y encontrar el sentido de su vida, no necesariamente en el esposo y sus hijos”, complementa Exeni.
Una ventaja de las PANK es que brindar cariño y atenciones en su tiempo libre a los sobrinos no implica sacrificio. Ellas lo hacen con gusto y pueden ser una gran ayuda para padres que a veces necesitan un respiro.
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