viernes, 12 de agosto de 2016
Cinco consejos para criar bien a los hijos
Una de nuestras misiones más importantes en la vida es educar bien a nuestros hijos, como mamás queremos, sin lugar a dudas, formar gente de bien, pero no es una tarea fácil y es que definitivamente no hay recetas, ni guías cien por ciento efectivas que se puedan seguir al pie de la letra porque cada hijo es diferente, y al enfrentarnos a las distintas formas de ser y de reaccionar de cada uno de ellos, nos vemos en figurillas. Pero tampoco hay imposibles, y existen pautas básicas, basadas en estudios, que nos pueden ayudar a lograr este cometido, pero para llegar a ello debemos estar conscientes de muchos conceptos erróneos que parten de nosotras mismas.
Por ejemplo y según un estudio realizado por el proyecto Making Caring Common -grupo que entrega recursos para enseñar a los niños a desarrollar la empatía y que fue publicado en un artículo por El Mercurio - un 80% de los menores de edad encuestados aseguraron que a sus padres les importaba más que ellos lograran sus propias metas y felicidad antes de desarrollar solidaridad con el prójimo.
Richard Weissbourd, psicólogo infantil de Harvard y que dirige este proyecto en conjunto con los graduados de la Escuela de Educación de esta universidad, quiere cambiar esto. Por ello es que el experto, asegura que se debe formar a los hijos en respeto antes que exigirles buenas notas, por ejemplo. Habrá entonces que plantearse si es más importante que tus hijos saquen buenas notas en el colegio o que sean buenos compañeros, o si te interesa más que sean felices o que ayuden a ser felices a los demás. Puede en realidad sonar a utopía, ya que en realidad tendemos a ser egoístas y por lo general los mensajes van más orientados a la individualidad exigiéndoles que logren sus metas, cueste lo que cueste, que entren a una buena universidad y que luego trabajen para hacer mucho dinero, y finalmente recién preocuparse por el resto, pero según el experto esa manera de comprender el desarrollo de los valores no tiene sentido.
“Los niños no nacen buenos ni malos y nunca debemos rendirnos con ellos”, señalan en el estudio.
“Ellos necesitan que los adultos los ayuden a convertirse en personas preocupadas, respetuosas y responsables para sus comunidades, en todas las etapas de su infancia”.
5 CONSEJOS
El equipo dirigido por Weissbourd propone en su estudio cinco consejos que ayudarían a desarrollar la empatía y amabilidad en un niño:
Es imprescindible hacer de la preocupación por los demás una prioridad.
En vez de decirle a un niño que lo más importante es que sea feliz, se recomienda hacerle entender que “lo más importante es que sea alguien bueno”. Asimismo, se aconseja velar porque los hermanos mayores de un niño siempre muestren respeto hacia el resto, independiente de sus estados de ánimo; y pedir a los profesores del colegio u otros adultos que participen de la vida del niño, que lo motiven a participar en actividades de ayuda a los demás.
Se enseña con el ejemplo.
No hay mejor lección de solidaridad que un niño vea a sus propios padres realizar actos de ayuda para el resto, y mejor aún si se motiva al menor a participar de ellos. También se recomienda conversar con los hijos sobre posibles dilemas éticos para saber cómo los enfrentarías y guiarlos en las soluciones más idóneas. Por otro lado, para enseñar respeto, los adultos que rodean a un niño deben predicarlo en su trato con los demás, y por supuesto con el mismo menor, escuchando sus inquietudes y reconociendo los propios errores como papás, si así lo amerita.
Todos los días es un buen momento para enseñar valores.
La empatía y la gratitud se enseñan con la práctica, y esta debe ser diaria para que un niño las reconozca como algo común en sus vidas. Por eso se aconseja hacer de todas las instancias, un buen momento para dar las gracias, no por lo que se tiene, sino que por las personas que hacen del día a día algo más llevadero y de mayor o menor manera, hacen las cosas más fáciles y felices. Es importante no premiar a los niños por ayudar en la casa o cooperar con sus hermanos. Eso debe ser algo normal en sus vidas, pero sí se sugiere felicitarlos cuando sus actos de bondad sean fuera de lo común. También se aconseja conversar con los hijos sobre los actos de justicia o injusticia que pudieran haber presenciado o que se muestran por televisión o en las redes sociales.
Amplía su preocupación más allá de su círculo cercano.
Anima a tu hijo a que consuele a algún compañero del colegio al que acaban de molestar y se encuentra triste, o enséñale que existen niños en otros países lejanos que quizás no tienen una vida con las mismas comodidades que él. Es importante que sepa que fuera de su círculo inmediato existen personas que también tienen sentimientos y necesidades, y que por eso, debe ser amable con todos.
Ayúdalo a manejar su ira.
Muchas veces, la amabilidad de un niño puede desaparecer porque la rabia se apoderó de él. Y quién lo culparía, si uno mismo como adulto debe controlar, y a veces con dificultad, los sentimientos conflictivos que surgen diariamente. Para esto, se recomienda que cuando el menor esté calmado, enseñarle a manejar sus sentimientos de ira, por ejemplo puede ayudar que cuente hasta cinco y respe profundamente para tranquilizarse. Más adelante, cuando se vea que está a punto de enojarse, se debe recordar estos pasos para que él se acostumbre a hacerlo solo cuando la ira surja.
Recuerda que los niños necesitan cariño y apoyo incondicional. Es fundamental apoyar las decisiones positivas de nuestros hijos y comentar y discutir las negativas (es decir las que como padres no aprobamos). Así, nuestros pequeños aprenderán a negociar con los demás, y a reconocer sus errores cuando deben hacerlo.
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