Se dice que una familia saludable es cuando los miembros se apoyan unos a otros y son capaces de pedir perdón cuando se han roto las reglas de la casa. “Una familia saludable pone en práctica el amor verdadero y este tiene mucho que ver con los valores y la moral”, dice la sicóloga Viviana Aguilera Égüez.
Los cuatro aspectos
Los beneficios de las familias saludables son a largo plazo y abarcan todos los aspectos. Los hijos que aprenden estos hábitos tienen más probabilidades de convertirse en adultos sanos, que también replicarán una familia saludable.
1. Cuidar la conciencia. Enseñarles a no mentir, la mentira impide la libertad del ser humano. Inculcarles el no ser flojo, un mal ejemplo de este tipo les hace creer que pueden conseguir todo de manera fácil y sin esfuerzo, lo que trae consecuencias como robos y delincuencia. Ser responsable es otro aspecto importantísimo, la responsabilidad está ligada a lo que se debe hacer y a lo que no.
Por último propiciar la espiritualidad. Los principios son universales, es bueno inculcarlos a todos los miembros de la familia, chicos y grandes así se crea unión y empatía.
2. Formar la inteligencia. Inducirlos a tener un juicio propio. Esto se logra cuando respondemos sus por qué de manera coherente. Por ejemplo: ¿Por qué vamos a visitar a la abuela? Porque yo lo digo (respuesta incorrecta), Porque la queremos y nos preocupamos por ella (respuesta correcta).
Como segundo punto, el diálogo es fundamental, recordá que en la comunicación se necesita un emisor, un mensaje y una respuesta para ser completada.
En tercer lugar, deben saber que se puede hacer críticas constructivas expresando sus opiniones, pero siempre respetando las diferencias.
3. Formar la voluntad. Hay que enseñar que todo lo que empieza se termina. Si permitimos que los hijos empiecen una actividad y luego la abandonen por otra, jamás podrán formar su voluntad. También se debe prohibir la envidia, pues siempre habrá mejores que uno y peores que uno.
Otro aspecto es no comprarles todo lo que piden: ya que dejarán de luchar y de soñar.
4. Fortalecerlos. Protegerlos porque el que se siente protegido por sus progenitores aleja los sentimientos negativos. También hay que enseñarles a sembrar, pues todo lo que den, les será devuelto
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