No sé si por descuido o por no dar importancia a un acto tan simple y tan sencillo como es el de expresar un saludo a nuestros semejantes, algunos papás ya no conversan ni enseñan a sus hijos la importancia del saludo en el desarrollo y realización de la vida de toda persona.
Cuando algunas personas comienzan a sentirse muy seguras se van olvidando del acto de saludar a sus semejantes, que en términos espirituales significa: ama a tu prójimo como a ti mismo.
Hay muchachos que piensan que el saludo no es necesario ni indispensable y lo que van haciendo es aislarse más y más, pues nadie querrá ayudar a una persona que mi saluda ni sonríe.
La relación positiva y el camino al éxito comienzan por un reconocimiento sincero de la otra persona.
Quien no aprendió a saludar vive en estado de inarmonía y su camino del triunfo va acortándose más y más.
Cualquier forma de inarmonía genera una vida con semillas de autodestrucción y esta forma de vivir y de comunicar genera, tarde o temprano, efectos de dolor, de fracaso relacional y tendencias muy marcadas a caer esclavos de cualquier vicio o adicción y llegar al fracaso más
doloroso que se pueda tener en esta vida: el fracaso en la tarea de crear y forjar una verdadera familia.
Convendría enseñar a nuestros hijos aunque ya tengan más edad, que el acto de saludar a nuestros semejantes muestra calidad humana y sinceridad en el corazón y si aprendiéramos a saludar aún a personas que no conocemos directamente, la amabilidad podría comenzar a extenderse en nuestra ciudad y aun en nuestro país.
Sería interesante que se enseñara en colegios y escuelas y aún en universidades este acto tan sencillo y tan simbólico que muestra cómo es cada uno en el espacio profundo de su corazón; las actitudes perversas o negativa podrían disminuir con la práctica de un acto comunicativo tan sencillo, tan necesario y tan vital para el bienestar del alma y para la alegría del corazón.
Cada que saludamos a un semejante reconocemos su divinidad, y de esa manera vamos expandiendo el amor y disminuyendo la carga de odios que van contaminando al mundo y a los países en general.
Usted querido amigo o usted querida amiga, puede previsualizar y ensayar nuevas formas de saludar que sean agradables, sinceras, risueñas y con carga de buen humor. Ensáyelas en el ámbito familiar y de sus amigos y los cambios y reacciones que obtendrá le sorprenderán.
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