domingo, 22 de junio de 2014

Plan vacacional útil y divertido

Se acercan las vacaciones escolares de Invierno y, a la par, aumenta la preocupación de Maritza. Esta mujer aún no sabe que hará para mantener a Marquito, su hijo adolescente, ocupado con actividades productivas y beneficiosas para su formación educativa.

No quiere que, al igual que otros años, siga perdiendo su tiempo absorbido por los juegos de su celular o de la computadora ni que pase durmiendo demasiadas horas. Ahora quiere inscribirlo a algún curso rápido de ramas técnicas.

Profesionales en sicología y sociología aconsejan en este corto tiempo de descanso pedagógico no ser tan rudos con los horarios ni restringir la diversión de los hijos. Sin embargo, a la par, exhortan fijar un orden en las acciones diarias para motivarlos a fortalecer buenos hábitos de vida y prevenir que los horarios menos rigurosos acaben perjudicándolos cuando vuelvan a su rutina, una vez retornen a clases.

Diversión y aprendizaje

La sicóloga Paula Benedict considera que la vacación de los hijos requiere de una planificación adecuada. Así se logrará que los menores le saquen un mejor provecho a su tiempo de descanso u ocio, y que los padres no se estresen por la atención adicional que supone tener a sus vástagos en casa por varias semanas. En su criterio, hay que alistarse con un mes de anticipación, por lo menos

Entre las acciones que puede incluir dicho ‘plan vacacional’, Benedict menciona, por ejemplo, la creación de espacios tranquilos, lúdicos y a la vez estimulantes en casa que motiven a los hijos a quedarse y a hacer actividades creativas.

En cuanto al horario para dormir y levantarse, esta sicóloga cree que si bien se pueden flexibilizar un poco esos tiempos, es importante mantener disciplina y no dejar que ellos se dejen ‘atrapar’ por las almohadas y se pierdan la oportunidad de ejercitar el ocio creativo.

Tampoco hay que dejar de lado la diversión ni la interacción social, agrega. En ese sentido, recomienda crear oportunidades de encuentros entre amigos o familiares con los que tengan afinidad.

Aprovechar el tiempo libre para que los hijos tomen algunos cursos cortos no es mala idea, pero hay que cuidar de no saturarlos mucho. Solo en caso necesario se sugiere usar la vacación para la nivelación de aprendizajes retrasados.

Otra reflexión hace Benedict para tomar muy en cuenta. Esta profesional recuerda que la vacación no es el momento más adecuado para comenzar a establecer disciplinas o colaboraciones que no se han establecido anteriormente.

“Los hábitos de orden, limpieza y ayuda se tienen que establecer dentro del proceso educativo. No hay que esperar la vacación para hacerlo. Los buenos hábitos deben sembrarse desde la infancia”, dice.

Diálogo y acuerdos
Joseph, Werner y Derick planean aprovechar parte de sus vacaciones para viajar con amigos a algún sitio cercano. Ya tienen la autorización de sus padres y a su retorno han acordado tomar un curso de perfeccionamiento del alemán.

La sicóloga Liliana Zabala señala que a los niños, desde pequeños, se les debe enseñar los beneficios de ciertas actividades, pero para ello los padres deben ser buenos ejemplos y priorizar siempre el diálogo. “No hay que enojarse cuando los hijos no tienen ganas de hacer nada en vacaciones. Los chicos necesitan un alto en su rutina. Si se los obliga y se los llena de tareas, se crea un clima de mayor rebeldía. Hay que preguntarle a los hijos qué les gustaría hacer y programar un plan de actividades que combinen acciones divertidas y educativas”, insiste Zabala.

Vacación familiar
El tiempo de vacación escolar puede ser una perfecta ocasión para organizar un viaje en familia. En ese sentido, los padres deben organizar sus tiempos y hacer coincidir sus vacaciones del trabajo con las de sus hijos.

Según la sicóloga Liliana Zabala, esa experiencia puede ayudar a fortalecer los vínculos afectivos padre-hijo. La idea es compartir más tiempo en familia. Así que si no da el tiempo para programar un viaje a otro país, puede ser muy beneficiosa una excursión de fin de semana o una simple salida al cine o a comer y tomar algo. “Lo importante es darnos un tiempo para escuchar y conocer anhelos e inquietudes de nuestros hijos”, dice

Por su parte, el sociólogo José Antonio Martínez cuestiona que hoy la mayor parte de los padres están “esclavizados” a múltiples ocupaciones bajo la falsa idea de darles mejores condiciones de vida a sus hijos. “Sería mucho más saludable que padres e hijos hagan esfuerzos por estar más tiempo juntos. Así luego no se lamentarán por sus actitudes de rebeldía”, indica

Una rutina amena y productiva
Por la mañana. No conviene que el niño se levante más tarde de las 11 de la mañana, tanto para evitar que el desayuno se le junte con la comida como que no tenga sueño a la hora de la siesta y se la salte. Antes de dedicarse a jugar, puede ayudar con algunas labores del hogar o bien dedicarse a pintar, leer cuentos o repasar algunas fichas del colegio. En las primeras horas del día, el aumento de azúcar en la sangre y del calor corporal favorecen la concentración y estimulan la capacidad de deducción. Además, al entretenerlo durante un primer momento de forma tranquila se logra que el menor esté todo el día gastando energías.

Al mediodía. Después de comer conviene que tome una siesta. Los carbohidratos de los alimentos ejercen un efecto calmante sobre el cerebro, haciendo que el nivel de atención disminuya. Si no logra conciliar el sueño, debe entretenerse con alguna actividad relajada, como modelar plastilina, echar un vistazo a álbumes de fotos o ver una película de video.

Por la tarde. Es bueno que haga ejercicios (al oxigenarse y moverse, dormirá y comerá mejor). El momento idóneo abarca desde las cinco y media de la tarde hasta las nueve de la noche, ya que es cuando los pulmones y el corazón trabajan con más eficacia y el organismo puede aprovechar mejor sus reservas energéticas.

Por la noche. Debe dejar las actividades movidas al menos media hora antes de acostarse (si no, se irá a la cama muy exaltado y le costará dormirse). La hora de irse a la cama debe ser razonable. No importa que se trasnoche a veces, pero no como norma. Cuanto más tiempo pase desde que empieza a producir melatonina (hormona que el organismo segrega y que induce al sueño) hasta que se acueste, más le costará dormir.

La meta. Al seguir cierto orden en las actividades diarias, evitará que su hijo se sienta desconcertado (las rutinas transmiten a los niños la sensación de sentirse cuidados y, en consecuencia, también perciben cierta seguridad sobre sus actos) y así le costará menos volver a clases.
www.crecerfeliz.es

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