jueves, 12 de junio de 2014

Información: buena compañera en la pubertad

Si has notado que tu niña se pone extraña, como evitando todo contacto con la familia, si ha dejado de utilizar algunas prendas de vestir que eran sus preferidas y las ha cambiado por otras, si siempre está en el espejo observando su rostro y su cuerpo o si tiene una actitud que antes no tenía, es porque está entrando en la etapa de la adolescencia.

Estas y otras características —como el cambiar de humor, aislarse, encerrarse en su habitación o tratar de ocultar su cuerpo— son algo normal en chicas de entre 12 y 13 años. “No saben si son niñas o adolescentes, a muchas les afectan estos cambios e ignoran cómo manejarlos. Les empiezan a crecer las caderas y el busto, aparece el ciclo menstrual, el vello púbico y el pelo en las axilas... algunos granitos en el rostro”, explica la psicóloga Mónica Soliz.

A partir de esa edad, la mayoría de las niñas empiezan a desarrollar ciertas partes de su cuerpo porque están entrando a la etapa adolescente y no saben si aún son o no niñas para seguir jugando con muñecas o empezar a cambiar sus hábitos. Ya les incomoda jugar en el piso, colgarse del cuello de papá, pedir ayuda en la ducha y otros aspectos.

La preadolescente atraviesa una especie de duelo por el cuerpo de niña que va perdiendo y comienza a conformar su nueva identidad, procesando esa pérdida, lo que puede o no ser fácil.

“Los padres de familia deben hablar de esto constantemente, pero no como si fuera un tabú. Tampoco es bueno cansarla con el tema. Por ejemplo, se les puede decir que cuando se atraviesan estos cambios lo mejor es ser más higiénicas y bañarse todos los días, porque el cuerpo transpira más y cosas así”, sugiere la psicóloga Susana Sáenz.

Explícale que pese a que les pasa a todas por igual, no es una norma que esos cambios aparezcan en un momento determinado. Háblale sobre ciertas diferencias entre los cuerpos y organismos. Algunas desarrollan más que otras y más temprano, cosa que no es mala, aconseja Sáenz.

Acompáñala en el cambio ayudándole a escoger un buen desodorante, unas toallas higiénicas cómodas, llevándola al dermatólogo para que le recomiende algunas cremas por si aparece con acné y apóyala si desea usar algún estilo de ropa en especial. “Si prefiere ropa ancha para evitar que se le vean sus nuevos cambios, explícale que no debe avergonzarse ni esconderse, pero de manera muy sutil. Deja que sea ella quien tome la decisión de optar por algo más liviano”, aconseja.

La comunicación y la confianza son la clave para que tu pequeña permita que la ayudes.

Respeto

Si se niega a jugar a las cosquillas, a pedir ayuda en la ducha o le incomoda vestirse delante tuyo, no le llames la atención y respeta su espacio.

Experiencia

Como mamá debes compartir experiencias personales. Cuéntale por ejemplo lo que pasaste a esa edad. Eso ayudará a tomarlo con naturalidad.

Hablar

Conversar sobre estos cambios es favorable para que sepa que le pasa a todas y que no debe sentirse mal por algo así.

Dreamstime Fuentes: Susana Saenz y Mónica Soliz, psicólogas.

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