martes, 1 de noviembre de 2016

Lecturas sutiles ¿Qué lugar va a ocupar el niño para los padres del mundo actual?

Son más frecuentes los casos donde se demanda una atención psicológica por problemas en el aprendizaje, problemas de conducta o el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) -un término ya popularizado entre educadores y padres de familia-. Una demanda que en su mayoría se inicia en los establecimientos de educación y los padres se ven en la obligación de acudir con un profesional para resolver esta problemática e incluir al niño dentro de una formación académica “normalizadora”.

Pero los padres no llegan a cuestionarse acerca de esta situación, mucho menos al acudir a un psicólogo, a quien se le demanda una solución rápida y eficaz –pertinente es la palabra más utilizada dentro del ámbito educativo– como si de una receta se tratara intentando emular esta labor con la de un médico, en última instancia la pregunta que inicialmente es velada por los padres será: “¿qué puedo hacer

con mi hijo? Tal vez nosotros tenemos la culpa, ¿cómo puedo educarlo?”.

Eric Laurent, un reconocido psicoanalista francés, intenta ir más allá a través del siguiente cuestionamiento: ¿cómo educar al niño salvaje en periodo de huelga de la civilización? Antes los hijos ocupaban un lugar de esperanza social para los padres, actualmente los hijos son un recurso humano al que están destinados diversos objetos de consumo, estamos inmersos dentro de un sistema donde todos somos consumidores, todo se ha vuelto descartable, efímero, fugaz, como el respeto a la ley y a la autoridad, aspectos que deben ser inscritos por los padres a través del discurso, por medio de la palabra y no a través del castigo físico o de la introducción a la ley mediante la fuerza.

La pregunta fundamental para ello será ¿Qué lugar ocupa este niño para los padres? La respuesta no es universal, no es “uniforme”, es más bien singular

y dependerá de la historia personal de los padres, del imaginario, de ese Ideal que se han ido formando mucho antes del nacimiento del niño, para entender cómo el niño se hizo un lugar en ese malestar en la civilización actual.

Lo más importante será tomar otra postura frente a este empuje hacia el hedonismo que conlleva a múltiples desórdenes, para poner un límite a esto que ya es una norma de parte de una sociedad consumista, “la búsqueda de placer constante”, y que actualmente se evidencia cada vez más con el uso desmedido de los gadgets, -es un dispositivo que tiene un propósito y una función específica, generalmente de pequeñas proporciones, práctico y a la vez novedoso-, en especial de un teléfono móvil el cual se ha convertido, en muchos casos, una prioridad para los propios padres.

Ante este empuje al goce sin límites en el que estamos inmersos será necesario y fundamental darle nuevamente su lugar al padre de la prohibición, para decirnos con qué sí y con qué no debemos gozar, una representación que puede ser sostenida por otros personajes en el ámbito familiar a raíz de los cambios que ha ido sufriendo esta institución, la que en un principio fue patriarcal.

NOTA: Para cualquier consulta o comentario sobre la columna, contactarse con Claudia Méndez Del Carpio al correo claudiamen@hotmail.com Visítanos en Facebook : LECTURAS SUTILES

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