La Navidad es una de las celebraciones favoritas de los más pequeños, pero ellos no tienen conciencia del presupuesto familiar y esperan que “si se portaron bien” tendrán lo que han soñado. ¿Qué pasa cuando no hay dinero suficiente para comprarlo? La psicóloga Claudia Rivera asegura que “nunca hay que olvidar que los regalos son un gesto de cariño y no un deber. Si un niño pide un regalo que no podemos comprar hay que decírselo con cariño y firmeza, sin justificaciones exageradas y no tener miedo por la frustración que el niño pueda sentir”.
Hay que enseñarles a los pequeños a valorar los regalos por el cariño que expresan y buscar alternativas que, a la larga, ellos disfruten más. Por ejemplo, un pequeño juguete y un vale por un día de piscina o un día de parques infantiles, o de cine, los hará felices porque ellos podrán cobrar el vale cuando quieran. Para unos padres estresados, un vale por masajes y sesiones de limpieza de piel o de sauna en un Spa, será bienvenido. Existen ofertas de paquetes desde los 80 bolivianos. “Los regalos hechos por nuestras propias manos son otra opción. Lo vital es que se enseñe a valorar el cariño”, recomienda.
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