Son muchos los padres y madres de familia que de seguro han escuchado a sus niños de tres o cuatro años comenzar a preguntar ¿por qué esto? o ¿por qué lo otro?, llegando incluso a acobardarlos con tantas interrogantes. El Sol, con la ayuda de los psicólogos, profundiza en este tema.
¿Bueno o malo? Óscar Urzagasti aseguró que es algo normal de todo niño sano, porque es la edad en que comienza a tener uso de razón y quiere entender el mundo.
Lo que tiene que hacer el padre o la madre es explicarle las causas del "por qué", pero de una manera que sea acorde a la edad del pequeño.
Por su parte, Jhonny Ledezma señaló que si el padre comienza a explicar con palabras como para adulto, obviamente, el infante no va entender nada. Lo que tiene que hacer es "ponerse en el lugar del niño y luego explicar detalladamente".
Beneficioso. Cuando el menor pregunta el por qué de algo y el padre responde, lo que se está generando es "el vínculo de confianza y comunicación, a partir de esa edad es donde se debe inculcar los valores".
Preocupante. Ambos psicólogos explicaron que si el niño es muy calladito, hay que preocuparse, ya que puede ser que tenga algún problema, puesto que el silencio también es un síntoma y tiene que ser llevado a un especialista para identificar qué es lo que está pasando.
Gran error. Muchas veces los padres cometen el error de acobardarse (porque suele suceder) y responden de malas ganas.
No es correcto decirle: "Hijo ya callate, no preguntes tanto. Eso no es una respuesta correcta, más bien eso le perjudica porque estamos cortando la comunicación y que el niño trate de ubicar lo que realmente son las cosas", señaló Ledezma.
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