lunes, 1 de junio de 2015

“Amé a un hombre que me trataba muy mal y no pude dejarlo”



“Ya no se preocupe, porque gracias a Dios, él ya se murió”, así inicia nuestra conversación con Dionisia al preguntarle si deseaba protección de su identidad. Ella fue una más de las mujeres víctimas de la violencia doméstica en manos de su compañero de vida.

“Amé a un hombre que me trataba muy mal, estuve muy enamorada, y no pude dejarlo. Sé que no era bueno, no me hizo ningún bien en mi vida, pero lo quería”, dijo Dionisia en referencia a su esposo, con quien vivió durante 23 años.
“Tuve muchos problemas con el papá de mis hijos, él me maltrataba, me jalaba del cabello, me daba golpes; tenía el temor de que quizás algún día me mataba, pero tuvo un accidente y yo me quedé con mis dos hijos”. Durante los primeros seis meses desde que falleció el año 2000 fue muy difícil –mencionó-, porque tuvo que ser padre y madre para sus hijos y lograr salir adelante.
Esta mujer, de 46 años de edad, ahora vive cada día con el propósito de encontrar el alimento para ella y sus hijos, siente que su situación ha mejorado con la desaparición física del padre de sus hijos, como se refiere siempre al que fue su compañero y agresor por más de dos décadas.

Violencia
Ella recuerda que su vida durante los años en que vivió su marido fueron de sufrimiento, incluso con el tiempo se puede ver en su cara las cicatrices que tiene por los golpes que estarán con ella toda su vida.
Dionisia contó que mientras vivió su marido, ella tenía el constante temor de ser abusada o asesinada. “Cuando él llegaba después de las doce de la noche y borracho, yo tenía que salir corriendo, saltar por la ventana y quedarme lejos hasta que él se dormía y entonces llamaba despacito a mis hijos para que me abrieran la puerta, porque él la cerraba por dentro”, recordó.
“Cuando empezó a pegarme yo pensaba: ‘pobrecito, él va a cambiar’”. Lo amaba tanto que cuando estaba borracho lo cuidaba, se gastaba toda la plata y a mí, embarazada, me tocaba ponerme a trabajar para pagar la comida y el alquiler del cuarto donde vivíamos”, indicó.
“Mi marido me pegaba y yo cuando podía le respondía, mientras esto pasaba, tenía que escuchar cómo mis hijos gritaban, algo que a la mujer la hace débil, el hombre puede ignorar el llanto de sus hijos, uno de madre, no”, reflexionó.

Hipocresía
Luego de que a su marido se le pasaba la furia, cuenta Dionisia, él frecuentemente solía decirle que la amaba, sin embargo, ese sentimiento desaparecía en la siguiente borrachera, cuando de nuevo se convertía en un abusador. “Después que me golpeaba y me veía mal, venía hacia mí a decirme que me quería, pero eso no le duraba mucho”, lamentó.

Rebeldía
Mencionó también que el maltrato no era sólo contra ella, ya que sus hijos también recibían fuertes castigos físicos y verbales de parte de su padre. “Maltrataba mucho a sus hijos, que eran su propia sangre”, lamentó Dionisia, con lágrimas en los ojos.
Relató que un día su hijo mayor, con tan sólo 11 años en ese entonces, se cansó de tolerar lo que veía y de las golpizas que su papá le propinaba a su mamá, por lo que decidió enfrentarlo. “Me quise morir en ese entonces porque me dio mucho miedo de que él (su esposo) le hiciera daño, porque mi hijo agarró un cuchillo que fácilmente podía ser quitado y con la rabia que tenía su papá, le podía haber matado”, mencionó.

Esperanza
Hoy en día, uno de los hijos de Dionisia trabajan por su cuenta, el mayor es profesional y su hija menor está cursando el último año de la universidad.
“Logré salir adelante, cuando él murió es como si mi mala suerte se había ido, recibí ayuda de varias personas y pude salir”, repetía llorando al indicar que ahora tiene un puesto de comida en un mercado de la ciudad, con el que continúa ayudando a sus hijos para que surjan y vuelvan a sufrir lo que pasaron de niños.

Aliento
A terminar la entrevista, Dionisia pidió a todas las madres y mujeres que sufren maltratos por parte de sus parejas, que los denuncien, porque ahora hay varias instituciones que les pueden proteger para que no vivan con el sufrimiento todos los días. “Sufrí mucho, realmente es inexplicable, yo amaba mucho a ese hombre, pero ahora amo a mis hijos y por ellos sigo de pie y seguiré luchando por ellos y voy a recuperar el tiempo perdido”, manifestó Dionisia y luego exclamó en voz alta: “Vamos las mujeres, todavía podemos”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario