jueves, 30 de enero de 2014

¿Se puede reconstituir el núcleo familiar después de una separación?

En la actualidad son diversos los motivos que llevan a la desintegración del hogar y de ahí surgen las familias monoparentales, de un padre con su hija y una madre con su hijo o viceversa. Las causas son: divorcio, separación o viudez, quienes luego de un tiempo buscan reconstituir su núcleo familiar.

Femenina conversó con la psicóloga especializada en terapias de pareja, Mónica Pabón, sobre algunos consejos para formar una nueva familia entre ambas parejas, cuyos hijos provienen de relaciones anteriores. Sobre cómo abordar el tema con los propios hijos y cómo llevar adelante esta etapa con diálogo y comprensión.

De seguro muchos padres se preguntan cuándo es el momento adecuado para comunicarles a sus hijos que tienen una nueva pareja y quieren formalizar con ella y cuál es la mejor manera de decirles sin que les afecte emocionalmente en especial si aún guardan la esperanza que sus padres vuelvan a estar juntos.

“Si la pareja está segura de la nueva relación que tiene con la firme intención de rehacer su historia puede compartirla con sus hijos para dialogar con ellos y conocer su parecer. No existe un tiempo exacto, sino más bien un estado de ánimo, en el que la persona se siente segura, tranquila y estable”, explicó Pabón.

La psicóloga aseguró que no existe un tiempo preciso, sino que esto depende de cada persona y del tipo de relación que tenga con su pareja, si encuentra rápidamente estabilidad y compañía, esto puede suceder en meses e incluso años.

RELACIONES

Uno de los temas que deberían estar resuelto antes de iniciar una nueva relación de pareja es la desvinculación emocional con la anterior relación, el trato con la ex pareja será por los hijos en común que se tienen y la manutención o educación de los mismos.

“Muchas veces no se tiene resuelta la relación anterior y no se ha desvinculado emocionalmente de la otra persona sucede que pregunta a los amigos en común si está flaca, gorda o si sale con alguien o viceversa, cuando ya no es el foco de interés entonces se la verá como la ex pareja, amigo o como el padre o madre de sus hijos”, aseguró la psicóloga.

En el caso de la nueva pareja es necesario que llegue a un acuerdo en lo que se busca, si es una pareja para compartir su vida, un padre para el hijo o una madre para la hija, que son roles muy diferentes, y si la otra persona está de acuerdo con asumir tales roles en el nuevo grupo familiar.

“Si se busca una pareja, entonces se debe dialogar con él o ella y hacerle saber que su ingreso en casa será respetando las reglas ya establecidas, pero que no es necesario involucrarse demasiado y tiene cierto grado de autoridad. En el caso de buscar un padre o madre para los hijos será el progenitor natural, quien ponga las reglas y hasta dónde se le permitirá ejercer el rol de padrastro o madrastra”, afirmó la psicóloga.

Muchas veces, ocurre que si no se tiene resuelto el problema con la ex pareja se crean conflictos con la actual, entre progenitor externo y el padrastro o madrastra, porque los niños o adolescentes no saben a quién respetar si al padre o madre natural o a los nuevos, que si bien no tienen autoridad por encima de ellos, la tienen sobre la casa donde viven.

“Los padrastros y madrastras pueden tener ciertas reglas de convivencia que deben ser respetadas por los integrantes de la familia, el hecho de sentarse a la mesa para almorzar y no comer en las habitaciones, por más que los niños sean de otra pareja. Al tener claro los límites los padrastros deberán tener cierta consideración con el padre externo que contribuirá en la educación del menor”, expresó Pabón.

CONFLICTOS

Los momentos de conflictos son inevitables en principio, pero cuando se tiene una buena comunicación previa en la pareja y con los hijos, todo se facilita para que esta nueva familia se compacte de manera paulatina.

“Para el hijo que vive con el progenitor siente muchas veces que la persona ajena invade su hogar, no entiende que la ruptura de sus padres tenga otros motivos y que si no existiera esa persona en ese lugar estaría su papá o mamá. No comprende que existe un pasado que dificulta esa unión”, explicó Pabón.

La especialista aconseja que la persona que ingresa en el nuevo hogar debe hacerle notar al niño o adolescente que nunca ocupará el lugar del padre ausente, sino que más bien será un compañero o compañera a quien podrán recurrir en el momento que lo necesiten.

“El cuadro más común es del padrastro, porque por lo general es la madre la que se queda con los hijos en un 80 por ciento de los casos. El padrastro debe saber cómo acercarse al niño en principio como amigo y luego comunicarle lo mucho que quiere a su madre y que está ahí, porque desea acompañarla y que cuando lo necesite le ayudará en lo que se le ofrezca”, reiteró Pabón.

Muchas veces, cuando el niño es pequeño es más fácil lograr esta adaptación con la nueva pareja, esto depende de cómo se maneja la situación si el padre externo habla mal del otro, creará cierta resistencia. En cambio si este hijo jamás conoció al progenitor es más sencillo que lo trate como padre o madre, porque es la única figura que conoce como tal y con amor todo es más sencillo.

“Cuando los hijos son adolescentes es mucho más difícil, porque ya saben que no es su padre o madre y cuesta ganarse ese lugar privilegiado. Se debe ganar el cariño y respeto con el ejemplo respetando espacios, decisiones y gustos, tratando de mediar para evitar la resistencia y no obligando, porque esto sólo abre brechas que muchas veces son difíciles de cerrar”, dijo Pabón.

En el caso de tener hijas adolescentes y con el propósito de evitar susceptibilidades se puede permitir cierto acercamiento físico si ellas acceden a que se les dé abrazos, en caso contrario es mejor conversar simplemente. Y considerar si se trata de una familia afectuosa o de una que no lo es.

Todos los hijos de la nueva familia deben tener los mismos privilegios e incluso aquellos que nacen de esta relación, se miden con la misma vara para evitar reproches posteriores de un lado y del otro. La atención debe ser por igual para todos para crear estabilidad familiar y emocional.

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