viernes, 15 de julio de 2016

Se sienten cómodos, como en casa

Zaida Ruiz tenía hasta hace un año la mano derecha inmovilizada a causa de la artritis, a tal extremo que no podía ni firmar para cobrar su Renta Dignidad. La mujer de 81 años asegura que en los últimos seis meses ha mejorado notablemente gracias a la fisioterapia que recibe cada día en el hogar San José.

La educadora Betzaida Fernández confirma este extremo y destaca el progreso que ha tenido esta adulta mayor, quien no solo ha vuelto a escribir sino también pintar y realizar otras manualidades.

El hogar San José funciona desde hace 78 años y en sus ambientes acogió a más de 3.000 adultos mayores en todo este tiempo.

Yolanda de la Zerda es otra residente de San José. Vive en este lugar desde hace un poco más de tres años. Asegura que encontró un “verdadero hogar” y agrega, en tono de broma, que solo saldrá de ahí con su abrigo de madera (en un ataúd).

Pese a que tiene tres hijos (dos hombres y una mujer) que insisten en llevársela para vivir con ellos, Yolanda mantiene la firme convicción de permanecer en el hogar San José porque recibe un buen trato y ha encontrado sosiego para su vida.

“Lo que tal vez no recibimos de nuestros familiares, atención y cariño, lo encontramos acá”, señala.

Esta mujer de 80 años tiene problemas en las articulaciones de las rodillas, por lo que destaca que la fisioterapia que recibe le permite mantenerse en regular estado de salud.

Después de tomar el desayuno, a las ocho de la mañana, Yolanda se dirige rápidamente a la sala de fisioterapia para realizar una de sus actividades preferidas, pedalear en la bicicleta por unos 15 minutos.

Otra actividad que le gusta realizar es subir y descender por la rampa. Su objetivo es bajar de peso para no sobrecargar de trabajo a sus rodillas. Ella tiene un peso de 90 kilos, cuando lo recomendable es que tenga 68.

Después de hacer fisioterapia, Yolanda pasa clases de tejido y computación. Subraya que gracias a la computadora puede comunicarse con sus familiares y, de paso, entretenerse con algunos juegos.

Yolanda destaca el trabajo que realizan las madres que están a cargo del hogar San José porque mantienen limpio el lugar, les brindan una buena alimentación y son muy cariñosas con todos, especialmente con las personas más frágiles.

UN ACCIDENTE

Tras sufrir un accidente y fracturarse el hombro, Daniel Paz decidió ingresar al hogar San José.

Este hombre de 74 años vivía solo desde hace una década tras el fallecimiento de su concubina, con quien mantuvo una relación de 18 años.

Alquilaba una habitación en el municipio de Punata y pagaba la renta con los ingresos que obtenía por la reparación de televisores y computadoras.

Oriundo de Potosí, Daniel se trasladaba con bastante frecuencia de un departamento a otro en busca de mejores oportunidades. Vivió la mayor parte de su vida en el oriente del país, ejerciendo su oficio de electricista.

Daniel tiene un hermano en Tarija y no obstante que él le invitó a vivir con su familia, optó por arraigarse en el hogar San José, donde -afirma- ahora se encuentra tranquilo y en paz. En la mañana ayuda a preparar sándwiches o se dirige al hospital Viedma por fichas para los ancianitos que tienen más edad.

Una actividad importante para él es la fisioterapia por el accidente que tuvo en el hombro.

Después de servirse el desayuno, junto con sus compañeros, se dirige a la sala de fisioterapia, donde permanece por unas dos horas. Su objetivo es recuperar toda la movilidad de su brazo y que el mismo no se quede anquilosado.

Uno de sus pasatiempos favoritos es la lectura. Confiesa que le gusta leer todo lo que cae en sus manos porque está consciente, además, que esta actividad le ayuda a ejercitar su memoria y lo mantiene entretenido.

En su velador de noche tiene actualmente un libro del escritor Paulo Coelho, “Adulterio”.

Daniel, al igual que Yolanda, destaca el trabajo que realizan las madres de la congregación “Hermanitas de los ancianos desamparados”.

“Si no fuera por la atención de las madres, no sé dónde estaría, posiblemente muerto. Este es un verdadero hogar”, puntualiza Daniel.

Reciben un almuerzo que es abundante

Los adultos mayores que viven en el hogar San José reciben un almuerzo completo, según el testimonio de Yolanda de la Zerda.

A las 11.30 de la mañana se sientan a la mesa para servirse una sopa, el segundo, el postre y el refresco.

A las 15.30 toman el té y a las 17.30 la cena.

“La alimentación es muy buena”, asegura.

La pintura les ayuda con su motricidad

Los adultos mayores que se encuentran en el hogar San José realizan diferentes actividades para mejorar su motricidad fina.

Pintar dibujos, agarrar botones, tejer y pegar pedazos de papel en cartulinas son algunas de las actividades que realizan en horarios determinados por las responsables de esta institución.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario