lunes, 23 de marzo de 2015

Los niños y la pérdida de apetito

ES NORMAL QUE A CIERTA EDAD SE OBSERVE CIERTA INAPETENCIA | SIN EMBARGO, LA PÉRDIDA DE APETITO PUEDE ESTAR RELACIONADA A CONDUCTAS INADECUADAS COMO LA FALTA DE HORARIOS, EXCESO DE GOLOSINAS Y COMIDA CHATARRA.

La alimentación es por supuesto una necesidad básica, sin embargo, y suele ser muy común, que a cierta edad los niños pierdan el apetito, causando obviamente una gran preocupación a los padres. Generalmente esta pérdida de apetito se la puede observar a partir de los 12 a 18 meses de vida y podría prolongarse hasta la adolescencia.

“A partir del año o año y medio de vida los niños empiezan a tener un apetito irregular; algunos días comen muy bien, pueden pasar otros días sin que acepten mucho los alimentos. Generalmente se ven sanos, están activos, juegan todo el día, no manifiestan ninguna molestia. La explicación es simple; su ritmo de crecimiento es mucho menor que lo que fue los primeros meses de vida y por lo tanto no requieren la misma cantidad de calorías y nutrientes que necesitaban antes. Las tablas de crecimiento son mucho más ascendentes en los primeros meses de vida y luego las curvas tienden a horizontalizarse (disminuye el ritmo de crecimiento)”, explica el pediatra Moisés Ismael.

Los papás deben preocuparse en caso de que el niño manifieste algún síntoma de enfermedad, ya sea fiebre, dolor, vómitos, diarrea, etc., o cuando cambian sus hábitos de juego y se muestra cansados, hipoactivos o muy somnolientos. Sin embargo, esta inapetencia no debe ser pasada por alto, ya que en realidad y en muchas ocasiones esta pérdida de apetito tiene mucho que ver con la falta de horarios y reglas en el hogar que lamentablemente hoy en día puede deberse al ritmo de la vida actual.

El especialista asegura que la clave está en formar buenos hábitos de alimentación.

“Definitivamente esta falta de apetito tiene mucha relación con los hábitos. Es a veces un problema social; trabaja la madre y el padre, hay poco tiempo para preparar alimentos, hay un tiempo limitado para las comidas, por tanto los padres están cansados por el trabajo y prefieren no pelear con los niños y permitirles consumir lo que ellos quieren y en el horario que quieran”, asegura Ismael a tiempo de recalcar que es fundamental establecer horarios para la comida, las actividades físicas, las tareas y el descanso.

La actividad física suele estimular el apetito y también el desarrollo; esto de acuerdo a la edad de los niños.



GUÍA DE ALIMENTACIÓN

“Los niños deben tener horarios determinados para ingerir sus alimentos. Lactantes menores, a partir de los seis meses, deben ingerir hasta cinco meriendas diarias (desayuno, almuerzo, cena, una merienda a media mañana y otra a media tarde). Si no terminan sus alimentos en media hora se retira el plato y la regla es no permitirles comer absolutamente nada hasta la siguiente comida que les toque”, explica el pediatra.

El plato debe tener porciones pequeñas pero de cada grupo de alimentos (guiarse por la “Pirámide de Alimentos”) para determinar qué grupo de alimentos debe predominar. Puede encontrar en internet pirámides de alimentos para cada grupo, pero lo ideal es que acudan con un pediatra.

Por otro lado, a la hora de las comidas es importante no pelear con los niños, no amenazarlos, no pretender obligarlos a comer y al mismo tiempo evitar elementos de distracción (no radio, TV, juguetes, revistas, etc., a la hora de comer).

“Asimismo se debe evitar endulzar los alimentos para hacerlos más apetecibles. Evitar cualquier azúcar, incluida la natural en las frutas antes de sus meriendas, para evitar que esto les quite el apetito. Tampoco es aconsejable que se llenen de líquido.

“Es un error pretender compensar la falta de apetito con mayor ingesta de leche; esto le quitará aún más el apetito. También se debe controlar la ingesta de alimentos chatarra y de gaseosas, algo que contribuye mucho a la falta de apetito en niños sanos”, dice el especialista.

Cualquier azúcar extra y la comida chatarra contribuyen de gran manera a la falta de apetito. Los adultos hacemos que nuestros niños desarrollen un rechazo a varios alimentos, sobre todo verduras, porque pretendemos mejorar su apetito endulzando las comidas u ofreciéndoles alimentos que los adultos consideramos ricos.

“El niño debe acostumbrase a consumir todo tipo de alimentos; los adultos no deben transmitirles el rechazo a determinados alimentos (los niños tienden a solidarizarse con los padres – rechazan los alimentos que a los padres no les agradan). Se deben evitar frases como “no me sirvas eso porque no me gusta…”, aconseja Ismael.



¿VITAMINAS Y SUPLEMENTOS?

Al respecto, Ismael asegura que nunca las vitaminas y suplementos alimentarios deben utilizarse para reemplazar aquello que los niños deben recibir en su dieta. La fuente de vitaminas y minerales deben ser primordialmente los alimentos.

En cuanto a los estimulantes del apetito, tampoco deben utilizarse como sustituto de los alimentos.

“No debe darse rutinariamente ya que el exceso de éstos contribuye a hacer más irregular el apetito”, explica.

El médico de confianza es quien determinará si existe una falencia determinada de alguna vitamina o mineral y en ese caso es necesario prescribirla en forma suplementaria.

Para saber si su niño está teniendo alguna repercusión por la falta de apetito es importante que lo lleven regularmente a control con el pediatra de su confianza para que éste corrobore si está creciendo de acuerdo a las percentilas normales para su edad y sexo.

El profesional valorará la necesidad de solicitar exámenes de laboratorio y/o gabinete para verificar si no existe un problema orgánico o una deficiencia determinada de alguna vitamina, concluye el especialista.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario