lunes, 29 de febrero de 2016

Los niños sufren la ausencia del padre como “un duelo”

Cuando se habla de asistencia familiar es porque hay una separación de pareja. Los niños entienden como separación hasta una simple pelea (mucho más importante, si ésta es física) y se sienten como meros espectadores, indica la psicóloga forense, Lorena Cox Mayorga.

Agrega que cuando se produce la separación efectiva y, por ende, la ausencia de uno de los progenitores, los hijos sienten ese vacío que produce la pérdida de un ser querido, aún más cuando en la mayor parte de las veces no los vuelven a ver, asumiendo esto, muchas veces, como una muerte.

Este proceso en el ámbito de la psicología clínica es conocido como la “elaboración del duelo”, entendido como un estado de shock, sensación de injusticia, negación y enojo. Depresión, miedo, tristeza. Éstos son algunos de los sentimientos que afloran, en una primera instancia, etapa a la que sobreviene reconocer la pérdida y aceptar la realidad, posteriormente con una sobrecarga de recuerdos.

DINERO Y CONFLICTOS

Según Cox, la falta de recursos económicos no afecta a los hijos de padres divorciados como tal, sino el hecho de atribuir la responsabilidad de la falta de economía al progenitor ausente, lo que deriva en situaciones conflictivas.

Este hecho se produce con mucha frecuencia, según la especialista, y son los menores que dan cuenta de estas situaciones a familiares o personas externas, incluso con el uso de terminología que no es propia de su edad.

“Los niños asumen, adicionalmente, ser también abandonados en el sentido material, lo cual es interpretado como una falta de amor y cariño por el sentido de privación”.

A los padres en proceso de separación les resulta difícil comprender la ruptura emocional.

En la generalidad de los casos es difícil realizar este tipo de separación; entre la persona como pareja y la persona como padre de nuestros hijos (que por supuesto en relaciones con los cuales también es padre o madre). Indica que por las experiencias negativas que se atraviesan en la convivencia conyugal, difícilmente se puede diferenciar con este papel fundamental. En este sentido, es muy frecuente atribuir esas características también a este rol.

CHANTAJE

El fenómeno de chantaje, en su expresión extrema, es conocido como el Síndrome de Alienación Parental (SAP.), comenta la profesional.

El SAP es un conjunto de síntomas, que se produce en los hijos, cuando un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de los niños con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor.

Esto implica una suerte de campaña de desprestigio en relación con el padre no custodio.

El niño llega a desarrollar los siguientes indicadores: campaña de denigración, justificaciones para el desprecio, argumentos irracionales y ridículos, ausencia de ambivalencia, todo es bueno en un padre y malo en el otro.

Cox explica que cuando el progenitor genera odio patológico en sus hijos, desarrolla un mensaje y un fenómeno, que normalmente se denomina “lavado de cerebro”.

“Los hijos que sufren este síndrome desarrollan un odio patológico e injustificado hacia el progenitor alienado, que tiene consecuencias catastróficas en el desarrollo físico y psicológico de éstos”, asegura la psicóloga.

Otras veces, sin llegar a sentir odio, el SAP provoca en los hijos un deterioro de la imagen que tienen del progenitor alienado, es decir, no se sienten orgullosos de su padre o de su madre como los demás niños.

El hombre busca someter a la mujer con el dinero

Patricia Mendoza

Psicóloga

Las mujeres sufren, en la actualidad, diferentes formas de agresión.

En el país, con la Ley 348, se identifican 17 tipos de violencia. No solo los ataques verbales y los golpes son reconocidos como maltrato. La violencia económica es también una forma de agresión, si se toma en cuenta que el hombre tiene el mandato de ser el “proveedor” de la familia.

La violencia económica se ejerce durante la convivencia. El hombre realiza un control de todo lo ganado, sin importar quién lo ha obtenido.

Cuando la relación llega a su fin, el hombre trata de mantener el control y busca ejercer poder sobre su expareja.

Algunos padres presumen, desde su imaginario, que la obligación de cumplir con su responsabilidad económica irá de la mano con su deseo de que cumplan con la obligación emocional y responsabilidad paterna afectiva, que responda a la figura de padre protector.

En varios casos se observa que al ser notificados con la demanda de asistencia familiar, los hombres se sienten agredidos y vulnerados en sus derechos y privilegios. Asumen una actitud de defensa actuando de manera dominante, controladora y, en muchos casos, descalificando el ejercicio del rol de madre que tiene la mujer.

Usan frases como: “Si ella no puede cuidar a mis hijos, que me los deje”. Tratan de coartar su derecho al trabajo o libertad con esta afirmación: “Si le paso una asistencia familiar, ella no debe trabajar”.

Si bien la ley establece que ambos padres deben cubrir las necesidades de los hijos para su desarrollo integral, en los hechos no se valora, no se reconoce y mucho menos se remunera el trabajo del hogar.

Uno de los efectos psicológicos, a raíz de la separación, es la relación de dependencia que se establece entre la mujer y el hombre proveedor. También se ve afectada la autoestima y el empoderamiento de la mujer, al separarse y quedar bajo el cuidado de uno o más hijos, sin un proyecto de vida claro.

¿Cómo y dónde presentar una demanda de asistencia familiar?

Funcionarios de los cuatro escritorios de los Servicios Legales Integrales Municipales (SLIM) de Cochabamba son testigos de historias familiares, que desnudan dramas en torno a la asistencia familiar.

Madres con sus niños en brazos acuden a diario a solicitar asesoramiento para demandar a sus exparejas con el fin de exigirles una asistencia familiar.

Las mujeres se quiebran al contar sus historias. Infidelidad, migración y peleas son las principales causas por las que las parejas se separan. Las madres, en la mayor parte de los casos, quedan abandonadas. Tienen bajo su cuidado uno o más hijos y requieren dinero para su manutención.

“Estas personas son parejas que no han llegado al matrimonio, estaban concubinadas y deciden separarse. Muchas de ellas son abandonadas”, afirmó la abogada responsable del SLIM de Cochabamba, Melina Panozo.

SERVICIO GRATUITO

Estas madres tienen la necesidad urgente de recibir una pensión y por este motivo llevan sus historias hasta la oficina de una abogada que les pueda asesorar de manera gratuita.

Allí, si lo requieren, también reciben ayuda psicológica para superar el momento difícil por el que están atravesando.

Lo primero que se requiere, según Panozo, es presentarse y contar su situación.

Posteriormente, el trámite continúa con la presentación del carnet de identidad original y el certificado de nacimiento original del o de los hijos.

La madre debe presentar también facturas, recibos y comprobantes de medicamentos, víveres y pagos al colegio si es que corresponde.

Otro de los requisitos es presentar cinco testigos con fotocopias de carnet de identidad. Éstos sirven para respaldar que hubo una relación de pareja en la que además se concibió uno o mas hijos.

Se debe elaborar un croquis del domicilio del demandado para que éste sea notificado.

Una vez que las partes asisten al SLIM, de manera voluntaria se puede llegar a suscribir un acuerdo con un documento que luego debe ser homologado ante un juez.

El SLIM en Cochabamba recibe un promedio de ocho demandas de asistencia familiar por mes y unas seis solicitudes de homologación con el juzgado.

“Pese a que el servicio es gratuito, mucha gente no viene, tal vez porque no sabe que puede recibir este tipo de ayuda en cualquier SLIM del departamento”, agregó.

Este mismo servicio que oferta el SLIM de manera gratuita puede llegar a costar hasta 2.500 bolivianos con un abogado particular.

CON DIVORCIO

Una segunda forma de hacer la demanda de asistencia familiar es con una solicitud de divorcio. Este trámite también se lo puede hacer en el SLIM o con un abogado particular.

Cuando se opta por esta vía, lo primero que se hace es anular el matrimonio civil, explicó la jueza pública, Martha Saavedra.

Posteriormente se determina la guarda o tutela de los hijos y, por ende, la asistencia familiar.

Este trámite puede tardar mucho más que el de la asistencia.

Aunque el nuevo Código de Familias acorta también los tiempos en el proceso de divorcio, la asistencia familiar puede demorar en promedio hasta seis meses.

PADRES

Al igual que las madres, los padres también pueden hacer la solicitud de asistencia familiar en los SLIM y ante los jueces.

Estos casos se dan sobre todo cuando la madre salió al extranjero a trabajar y la pareja decide separarse.

DATOS PARA TOMAR EN CUENTA
Hay dos vías para realizar la solicitud

Existen dos vías para realizar la solicitud de asistencia familiar. La primera es porque se quiere recibir una pensión de parte de la pareja, y la segunda puede estar vinculada a un divorcio, si es que hubo matrimonio.

En el último caso, lo primero que se hace es anular la unión y posteriormente fijar la asistencia familiar.

Recomiendan tener respaldo de facturas

Las abogadas de los Servicios Legales Integrales Municipales (SLIM) de Cochabamba recomiendan tener todas las compras que se hicieron para los hijos con un respaldo de facturas.

Esto sirve luego para determinar el monto de la asistencia familiar, de acuerdo con las necesidades que tenga el o los hijos de la pareja.

Padres presos piden préstamos para poder salir

“No tengo dinero”, es el argumento que dan tres reclusos de la cárcel de San Antonio, detenidos por haber incumplido con el pago de la asistencia familiar fijado por el juez.

Al margen de esta dificultad, la desvinculación con los hijos durante meses, e incluso años, es un patrón que se repite en estos progenitores.

Marcelo (nombre que guarda en reserva su identidad) tiene 52 años y cinco hijos con los que mantenía una buena relación, que se rompió desde que fue encarcelado.

Tiene la mirada perdida en el piso de su celda, una habitación de unos 15 metros cuadrados, e intenta rememorar su historia. Se remanga el pantalón y muestra una herida en la pantorrilla, causada por una caída en su trabajo.

Hasta hace poco más de un año trabajaba como albañil, pero una caída en el trabajo le impidió continuar con esta actividad.

“Estuve en cama bastante tiempo. Con mis ahorros lo único que pude hacer fueron las curaciones con médicos de Cliza. Me siento mejor, pero no estoy recuperado aún”.

Su deuda por asistencia familiar se acumuló hasta alcanzar 19 mil bolivianos, en un año y tres meses.

Desde que se separó de su esposa, hace 10 años, siempre había cumplido con el pago de la asistencia familiar, hasta que sufrió el accidente. Reconoce que uno de sus errores fue haber entregado el dinero directamente a sus hijos.

“Confiaba en ellos. No pedía recibos y les daba 800 bolivianos. Solo mantengo a tres. Los otros dos ya están casados”.

Marcelo trabaja ahora en la zapatería del penal para tener dinero que le ayude a pagar un abogado y cubrir algunos gastos. Pidió ayuda a sus parientes para que le faciliten un préstamo y así poder entregar por lo menos ocho mil bolivianos por las pensiones y cancelar el resto de la deuda en plazos.

UNA LECCIÓN

Mateo (nombre que guarda en reserva su identidad) tiene 31 años y una hija de 11 a la que no ve desde hace tres años.

Su deuda por el pago de asistencia familiar suma 21 mil bolivianos.

Un día, mientras caminaba por la calle, fue sorprendido por policías que le advirtieron: “O paga su pensión o va a la cárcel”.

Hasta ese día, Mateo conducía un vehículo de transporte público.

Dejó de pagar pensiones porque no podía ver a su hija. La madre de la niña había viajado a la Argentina hace tres años y se la encargó a la abuela, que no le permitía verla, cada vez que intentaba hacerlo.

Cuando la citación de la deuda le llegó a su casa, jamás pensó que terminaría en la cárcel.

“El día que me arrestaron (hace tres meses) la madre de mi hija estaba ahí y me dijo que tengo que aprender. Le pedí que me espere, pero no quiso”.

Oriundo de Oruro, Mateo tuvo que avisar a sus padres la situación por la que estaba atravesando. Hasta ahora espera su visita para que puedan ayudarle a pagar la cuenta, pues solo de ese modo podrá dejar la cárcel.

“Lo poco que ganaba como chofer era para pagar mi vivienda y mi comida. No me olvidé de mi hija, no es que no quiera pagar, no supe nada de ella hace tres años y no tengo dinero ahorrado para cubrir la asistencia familiar. Me tengo que prestar de mis papás”.

Mateo costura en el penal pelotas de fútbol. Le pagan cuatro bolivianos por cada una. Este dinero no le alcanza, a veces, ni siquiera para comprarse un plato de comida. Afirma que necesita su libertad para salir a trabajar y responder a la demanda de asistencia familiar.

UNA VENGANZA

Iván (nombre que guarda en reserva su identidad) tiene 62 años, está separado de su esposa y alejado de sus siete hijos, desde hace 20 años.

Cinco de sus hijos son mayores de 25 años y no reciben pensiones. Solamente dos de ellos, de 22 y 24 años, que estudian en la universidad, son por los que él debe responder.

Sus dos hijos menores le iniciaron la demanda de asistencia familiar, “influenciados por su madre, obviamente”, afirma.

Su deuda es de 85 mil bolivianos. Lleva cinco meses recluido en el penal de San Antonio.

Espera cumplir los seis para poder acceder a un acuerdo que le dé la posibilidad de pagar una parte de la deuda.

“Por lo menos la mitad me voy a prestar porque no tengo ahorros. No estoy aquí porque quiero, no tengo dinero”, cuenta.

La deuda que acumuló por la asistencia familiar es de aproximadamente 10 años y hace como cinco que dejó de trabajar como técnico de planimetría.

“A mi edad ya es muy difícil conseguir trabajo, pero voy a hacer lo que pueda para conseguir ingresos y salir”.

Para él, la relación con sus hijos está rota. Dice que siempre se llevaron bien y que les entregaba el dinero sin recibos, porque confiaba en ellos y nunca imaginó que lo harían encerrar en un penal.

Manifiesta que si deja la cárcel hará el pago, pero después iniciará una demanda para que ellos lo mantengan.

“Ya estoy viejo. No tengo fuerzas y sigo manteniendo a mis hijos. Creo que ha llegado la hora en la que ellos se hagan cargo de mí, por mi edad aunque el cariño y la confianza ya no son los mismos”, puntualiza.

Dejar de pagar un mes asistencia familiar puede llevar a la cárcel

Comer, vestir, estudiar y transportarse, de un lugar a otro, son algunas de las necesidades básicas que tienen los hijos, estén sus padres juntos, separados o divorciados.

Para que se cumpla este precepto, el nuevo Código de Familias y Proceso Familiar, vigente desde el 10 de febrero, determina la privación de libertad del padre que haya incumplido incluso por un mes el pago de la asistencia familiar.

Algunos progenitores acumulan deudas que oscilan entre 50 bolivianos y 100 mil bolivianos.

Ése es el caso de Iván, quien tiene una deuda de 85 mil bolivianos, acumulados en 10 años.

Mateo, de 31 años, debe 21 mil bolivianos y ahora busca financiamiento para cumplir con su obligación, para salir en libertad.

Hay casos en los que los padres nunca pagaron la pensión familiar. Sin embargo, sin importar que el hijo haya cumplido la mayoría de edad, si existe la demanda de asistencia, ésta no prescribe. En algún momento, el padre tendrá que hacer la cancelación.

El apremio corporal e hipoteca legal, reconocidos en el artículo 127 de la nueva norma, indican que una vez que el demandado haya recibido la citación de la deuda, debe cancelarla hasta la fecha que se le otorga como plazo, un mes. Caso contrario, puede ser detenido por la fuerza pública y llevado a la cárcel.

El encarcelamiento no exime la obligación. La misma sigue corriendo y al cumplirse los seis meses, el demandado puede llegar a un acuerdo con la parte demandante para hacer una especie de plan de pagos.

Si quiere salir en libertad, el demandado tendrá que pagar un determinado porcentaje de la deuda. Ese monto se acuerda entre las partes, pero en la mayoría de los casos es igual o mayor a la mitad de lo acumulado.



ENCARCELADOS

Este año, 59 personas han sido detenidas y llevadas a las cárceles de San Antonio, San Sebastián Varones, de Cochabamba, San Pablo de Quillacollo y San Pedro de Sacaba, por incumplimiento en el pago de asistencia familiar.

En el último mes de 2015, la situación fue similar. Se contabilizó la detención de 52 personas, según datos otorgados por la Directora Departamental de Régimen Penitenciario, Rocío Quilpindor.

Esta cifra representa el 2 por ciento de la población penitenciaria en Cochabamba, que alcanza a un total de 2.638 reclusos en nueve recintos penitenciarios.

CAMBIOS

El monto mínimo que se puede asignar de asistencia familiar, con la nueva ley, también varió. Si bien antes las demandas no tenían un monto fijo establecido, había casos en los que se cancelaba incluso 50 bolivianos cada mes.

La nueva ley prevé que ahora la asistencia familiar no puede ser menor al 20 por ciento del salario mínimo nacional, es decir 331 bolivianos. Según la jueza Pública Martha Saavedra, esta situación podría derivar en que el número de detenidos por el incumplimiento del pago aumente.

“La asistencia familiar tiene un tratamiento muy especial porque está vinculada al derecho fundamental a la vida de cualquier ser humano”.

Incluso si no existe una sentencia, la orden de apremio se ejecuta contra el demandado porque en este caso prima el bienestar del hijo o la hija.

“La medida del apremio es muy importante porque no puede ser posible que un padre tenga que hacer esperar la conminatoria de un juzgado para pagar el hambre de su hijo”.

Aunque no hay una cifra exacta de padres reincidentes en el incumplimiento de asistencia familiar, esta figura es una de las más comunes. Algunos dejan de cancelar la asistencia familiar cada cierto tiempo y son encarcelados hasta más de dos veces.

El penal de San Antonio alberga a la mayor cantidad de reclusos por esta causa (36 personas).

BIENES

El nuevo Código de Familias protege al hijo también con los bienes con los que cuenta el progenitor.

Si el demandado no es ubicado por la justicia, pero tiene bienes a su nombre, éstos pueden ser embargados y hasta rematados para que se haga efectivo el pago de la deuda por asistencia familiar.

Saavedra manifestó que así como hay asistencias bajas, también está el otro lado de la moneda. Algunos demandantes solicitan montos bastante elevados para satisfacer las necesidades de sus hijos, que no solamente se limitan a su educación y alimentación, sino también a entretenimiento y clases particulares para aprender otros idiomas o realizar algún tipo de actividad artística.

“He tenido casos en los que la asistencia familiar ha llegado hasta mil dólares, para varios hijos” , agregó la jueza.

PRIMEROS PROCESOS

Desde la implementación del nuevo Código de Familias, el 10 de febrero, 74 personas han iniciado trámites por asistencia familiar, informó la presidenta del Tribunal Departamental de Justicia, Nuria Gonzales.

Cada uno de los juzgados de Familia tiene un promedio de cinco causas nuevas, que han recibido desde la implementación de la nueva norma.

En total son 14 los juzgados que ahora atienden estas causas. No se ha incrementado su número, pues con anterioridad funcionaban ocho juzgados de Partido de Familia y seis de Instrucción de Familia.

Un proceso de asistencia familiar, que solamente requiere de una audiencia para la fijación del monto de la pensión, puede durar como promedio un mes, dependiendo de la situación de la pareja, si está separada, en proceso de divorcio o uno de los cónyuges ausente.

CUENTA BANCARIA

Los pagos judiciales mediante el Tribunal Departamental de Justicia ya no están vigentes a partir de la aprobación de la nueva ley.

Con la anterior norma, el demandado depositaba la asistencia familiar en el juzgado y la mujer lo recogía mediante un memorial.

De ahora en adelante, el juez determinará el pago en una cuenta bancaria a nombre del demandante.

Las cajas del Tribunal Departamental de Justicia se dedicarán solamente a efectuar los pagos a las personas que no cobraron.

PAGO EN ESPECIES

Comprar pañales, leche, ropa y víveres, entre otros artículos que sean necesarios para el hijo, es ahora una de las posibilidades que tendrán los demandados para cumplir parte del pago de la asistencia familiar.

El denominado subsidio familiar debe ser determinado por un juez y puede haber una combinación con el pago en efectivo.

La entrega de dicho subsidio se hace a la persona que tenga la tutela del niño o adolescente, según el artículo 111 del Código de Familias y Proceso Familiar.

FAMILIARES

Los hermanos, padres o abuelos del demandado podrán cancelar la asistencia familiar en caso de que el titular fallezca o tenga un impedimento que le permita trabajar para cumplir con esta obligación.

Ésta es una nueva figura establecida en el artículo 112 del Código de Familias, que no existía en la anterior normativa, y que da lugar a que en algunas situaciones los padres también demanden asistencia a los hijos si éstos se encuentran en una buena situación económica o cuentan con trabajo y bienes.

EMBARAZO

Uno de los cambios de la nueva norma se refiere a la asistencia familiar que beneficia a la mujer durante el periodo de embarazo.

Si la pareja decide separarse durante esta etapa, la asistencia familiar deberá ser otorgada por el esposo o cónyuge desde el primer mes de gestación.

El acápite V del artículo 109 del Código de Familias y Proceso Familiar señala que la asistencia se otorgará a la madre hasta el momento del alumbramiento; el mismo beneficio será transferido a la hija o hijo nacido.

ACTUALIZACIÓN

Los demandantes que tengan asignadas pensiones menores a 331 bolivianos deben hacer un trámite de actualización.

Una vez que salga una nueva asignación podrán cobrar ese mínimo, pero el mismo no es retroactivo.

El parágrafo IV del Código de Familias señala que el monto de la asistencia familiar no podrá ser menor al veinte por ciento (20 por ciento ) del salario mínimo nacional, y se incrementará si existiere más de una beneficiaria o beneficiario de acuerdo a sus necesidades.

Hay 4 años de cárcel en otros países

El incumplimiento en el pago de la asistencia familiar tiene penas de cárcel, de hasta de cuatro años, según la legislación de varios países de Sudamérica y Europa.

En Argentina, la inasistencia familiar se castiga con prisión de un mes a dos años, según la Ley 13944, o una multa económica, a los padres que se negaran a prestar los medios indispensables para la subsistencia a su hijo menor de 18 años, o más, si éste tuviera algún tipo de impedimento.

La revista "en línea" Tu Espacio Jurídico explica que, según el artículo 2 de esta ley, los hijos están obligados a prestar asistencia familiar también a sus padres impedidos.

En Perú, el castigo para la inasistencia familiar está regulado en el artículo 149 del Código Penal. Esta norma sanciona con "tres años de privación de libertad, o con prestación de servicio comunitario de 20 a 52 jornadas, sin perjuicio de cumplir el mandato judicial".

En el caso de Colombia, el Código Penal señala que quien no cumpliera con la asistencia familiar, sin justa causa, incurrirá en prisión de uno a tres años y multa de 10 a 20 salarios mínimos vigentes.

El artículo 233 de este código apunta que la pena será de dos a cuatro años de prisión cuando la inasistencia alimentaria se cometa contra un menor de 14 años.

En España, el artículo 226 del Código Penal afirma que el que dejare de cumplir los deberes de asistencia inherentes a la patria potestad, tutela, guarda o acogimiento familiar o de prestar la asistencia necesaria legalmente establecida para el sustento de sus descendientes, ascendientes o cónyuge, que se hallen necesitados, será castigado con pena de prisión de tres a seis meses.

La legislación francesa castiga con pena de privación de libertad de tres meses a un año a los padres que no pagan la asistencia familiar, además de las multas económicas.

El artículo 203 del Código Civil recuerda que los esposos contraen conjuntamente, por el solo hecho del matrimonio, la obligación de alimentar, mantener y educar a los hijos o hijas.

Discusiones frente a los niños

Son grandes las consecuencias cuando un niño está presente en una discusión, por ejemplo, la forma de comportarse ya no es la misma, pueden tornarse más caprichosos, inventarse conflictos u ocasionarlos para llamar la atención e incluso pueden enfermarse.

Los niños se caracterizan por percibir cualquier situación que se viva frente a los padres, sus mentes actúan como una especie de esponjas y absorben todo lo que sucede en su entorno, afectando a sus sentimientos y además dejar volar su imaginación.

En la vida de la pareja es común que se presenten una serie de conflictos y que en algunas circunstancias originan riñas o discusiones, pero las personas adultas deben ser lo suficientemente maduras para evitar discutir frente a los niños porque sólo se les causa un gran daño.

Algunas personas adultas piensan que cuando el niño es pequeño no entiende de lo que se habla y se atreven a discutir frente a ellos con el simple razonamiento de que el niño está jugando y no pasa nada, los niños frente a las discusiones de sus padres sienten inseguridad ante una posibilidad de separación.

Son grandes las consecuencias cuando un niño está presente en una discusión, por ejemplo, la forma de comportarse ya no es la misma, pueden tornarse más caprichosos, inventarse conflictos u ocasionarlos para llamar la atención e incluso pueden enfermarse.

Algunos niños pueden demostrar retraimiento e incluso tener dificultad para relacionarse con otros niños, las discusiones en pareja deben permanecer entre ambos, y no tomando a los hijos como testigos, además que el trato con ellos no debe cambiar de ser el mismo por parte de ambos padres.

La discusión de los padres afecta a los niños en la edad en la que se encuentren, si aún no hablan después de la discusión se ponen nerviosos o les cuesta conciliar el sueño, pueden tener retrocesos como mojar la cama si no lo ha-cían, cuando son un poco más grandes pueden demostrar su molestia con uno de los padres o no separarse de uno de ellos porque piensan que algo les pasará.

Para evitar este tipo de malestares y daños en los niños, los padres deben solucionar sus problemas entre dos como debe de ser y no inmiscuir a los hijos y ofrecer al niño el entorno cordial de respeto y armonioso en el que debe desarrollarse.

La discusión es inevitable en algunos casos, si se maneja de la forma correcta ayuda a disipar confusiones y crecer como matrimonio, pero se debe evitar que el niño presencie una discusión, el maltrato infantil no se refiere solamente al maltrato físico sino también al maltrato psicológico que se le da al niño con un ambiente hostil.

sábado, 27 de febrero de 2016

Cómo lograr una familia feliz

Existen en la mente de cada ser humano muchas fuerzas realmente poderosas y el hecho de no conocerlas o de no darles importancia, impide que dichas fuerzas actúen en la vida interior de las personas, en sus relaciones y en sus comunicaciones familiares.

Al parecer, el amor no es suficiente para producir una familia inteligente y amorosa. Entonces, ¿cuál sería el elemento que falta para entender la razón de que haya en algunas familias una comunicación tan desastrosa y tan mal llevada?

La respuesta, desde mi punto de vista, vendría a ser el poder de opinión que tienen las personas en su fuero o dominio interno. ¿Qué opinas verdaderamente de tu padre? ¿Cuál es la verdadera opinión que tienes de tu madre? ¿Cuál es la opinión que tienes de tu hijo cuando te hace renegar? ¿Cuál es la opinión sincera que tienes de tu hija? ¿Cuál la opinión de tu esposo o de tu esposa?

En los momentos de rabia o de pelea, sabrás la respuesta, ésa es la verdadera opinión actuante que tienes de esas personas que son verdaderos regalos de Dios, al menos mientras tengan vida y estén a tu lado.

Cuando las personas se mueren, la mayor parte de las personas decimos: “qué buena que era esa persona”. Sin embargo, en vida, o las ignoramos o les hicimos la vida imposible. Y volviendo al tema, el poder que provoca tanto daño en las familias y en las personas es el poder de opinión negativa o encubierta.

La opinión que tenemos de las personas se refleja en nuestras actitudes y en el trato que les damos en el diario vivir. Olvidamos casi siempre que el motivo de la comunicación es el entendimiento, siempre el entendimiento, cada que queremos imponer nuestro punto de vista, cada que manipulamos a los demás y pretendemos aprovecharnos de su inocencia, el universo nos defiende y deja que la verdad se manifieste: Quien tiene mala opinión de las demás personas, sólo crea inarmonía y desdicha en su hogar. ¿Es auto-responsable una persona que dice amar a su prójimo y, sin embargo, tiene mala opinión de él? Hagamos un examen de conciencia y descubramos las verdaderas opiniones que tenemos de nuestros familiares, uno por uno, luego reformulemos dichas opiniones para hacer de este ejercicio algo muy saludable, pues quien cumple en vida, cuando se produce una partida, no tiene nada que lamentar.

El proceso de cambiar de opinión de cada familiar es fácil y curativo, si conseguimos modificar todas nuestras opiniones negativas, podremos conseguir entendimiento familiar, no sólo en un momento, sino en todos los momentos. Pero, el trabajo debe hacerse y para ello se requiere determinación, una familia de personas atrapadas por la indecisión jamás lo intentará, una familia valerosa puede enfrentarse a sus propios errores y corregirlos.

Cambiar de opinión no es difícil, aceptar nuestros errores o nuestras negatividades, sí. Sin embargo, puede hacerse. Quien lo intente, lo logrará. Sólo se requiere una hoja de papel, un bolígrafo y una decisión, y ahora escriba la siguiente pregunta por cada uno de sus familiares: ¿Qué opino de “x”, honestamente? Luego escriba una respuesta sincera considerando todos los elementos negativos que crea que tenga dicha persona y repita el proceso con todos los miembros de la familia, luego plantéese una segunda pregunta: ¿Qué opinión tendría respecto a “x”, si tuviera amor por ella? En seguida anote la respuesta y repítala varias veces, hasta que se concientice del valor de la vida y de la existencia de esa persona en su vida.

Su nueva opinión, basada en el amor y en el reconocimiento modificará sus actitudes, sus comportamientos y su polaridad comunicativa podrá generar comunicación de buena voluntad y la armonía podrá volver a su hogar, si lo consigue podrá apreciar y darse cuenta de que el esfuerzo de mejorar y afrontar, siempre vale la pena.

Aprender a opinar positivamente de los demás es, de por sí, una fuerza poderosa que se manifiesta en nuestra autoestima y propicia el entendimiento familiar, que es algo que produce paz y armonía en seres humanos que, temporalmente están juntos para aprender y crecer.

Afirmación del día: “Vivo perdonando a “x” durante siete días”.

jueves, 25 de febrero de 2016

Educando en el hogar

Educar a los hijos no es una tarea fácil, pero es muy importante, la educación que reciban dentro del hogar repercutirá de manera decisiva en su futuro, porque la educación escolar es tan solo un complemento a la educación que se les da en el hogar.

En ambos casos la mejor forma de hacerlo es con paciencia, tolerancia, amor y comprensión. Los padres deben dialogar y ponerse de acuerdo sobre la manera de educar los hijos, para no desorientarlos con posibles contradicciones, así comprenderán que ambas voces son válidas porque expresan lo mismo. La mejor manera de enseñar es con el ejemplo, no decir una cosa y hacer otra.

Por norma general, los padres educados tienen hijos educados. No se debe descuidar su educación para que no olviden lo que ya aprendieron en el hogar, es muy fácil relajarse y hacer las cosas que menos incomodan. Tampoco se los debe presionar al enseñarles o se estará ejerciendo una suerte de tiranía familiar. Los hijos deben aprender que con una sonrisa, se consigue más que con caprichos y rabietas.

El colegio es el primer círculo externo, donde los niños practican las relaciones sociales al comunicarse con otras personas para aplicar todo lo que aprendieron en su hogar. Por lo tanto, es indispensable enseñar a los hijos a compartir con otros niños donde prime el respeto y la tolerancia.

Sin duda, el primer lugar donde se recibe educación es el hogar, si la enseñanza fue esmerada y constante, los buenos modales no se olvidaran nunca y la practicarán en el lugar donde estén. Durante gran parte de su vida, el hogar y el colegio son la principal fuente de educación. Procure que ambas se correspondan y no confundan al niño con enseñanzas contradictorias. Supervise de cerca la educación escolar de sus hijos.

Cuide el vocabulario que utiliza delante de los niños, ellos repiten lo que escuchan en casa. Enséñeles la importancia de solicitar las cosas con un “por favor” y siempre dar las “gracias”. Debemos explicarles que la honestidad y la franqueza son banderas que deben flamear en cada momento de sus vidas. Asimismo la importancia del respeto hacia las personas y que esto no necesariamente forma parte del círculo familiar.

Enséñeles a ser considerados con las personas mayores, gestantes o con algún tipo de impedimento físico, cediendo el paso en la calzada o el asiento en las movilidades públicas, no hablar a gritos en la calle o en lugares públicos, no empujar a los peatones por muy apurados que se encuentren, no ocupar las aceras para charlas ocasionales, impidiendo el paso de los transeúntes, respetar la fila ya sea en una tienda o para tomar una movilidad, en el cine, teatro, etc., no interrumpir una conversación, respetar y cumplir con los anuncios (Silencio, No fumar, No comer, No tocar bocina, Prohibido estacionar, Prohibido el paso, No tire la basura, etc.).

Nunca se debe avergonzar a los niños, llamándoles la atención en presencia de otras personas, además de afectar su autoestima, corremos el riesgo de provocar una futura rebeldía.

Si los hijos aprenden y practican estas reglas desde niños, los padres habrán conseguido educar a buenos ciudadanos, que en el futuro serán útiles para la sociedad, y serán personas de éxito.