jueves, 29 de diciembre de 2016
La sexualidad entre los 3 y 6 años
Pensar en la sexualidad de los/las hijos/as cuando aún son pequeños/as, puede ser un importante desafío para los padres, ya que pueden emerger temores, sorpresas, prejuicios, inseguridades, etc., es por ello que estar preparados/as e informados/as sobre el tema puede ser de gran utilidad.
La sexualidad está presente en los seres humanos desde el momento del nacimiento y durante el resto de la vida, es decir que somos seres sexuados y por esta misma razón, informar y orientar a los niños y niñas en este tema, no sólo tendrá un impacto el modo de establecer relaciones con otros y con ellos mismos en el fututo, sino además en el modo que sienten y se expresan en el presente.
Sexo y sexualidad
En este sentido, es importante diferenciar sexo de sexualidad. Cuando se habla de sexo se hace referencia a aspectos físicos y biológicos, definidos genéticamente, es decir a los órganos reproductivos femeninos o masculinos y también puede hacer referencia al acto sexual como tal. Cuando hablamos de sexualidad, también hablamos de sexo, pero no solo en el plano biológico, sino también hacemos referencia a los roles de género, al placer, la intimidad, la orientación sexual y la reproducción, según definiciones de la Organización mundial de la Salud (OMS, 2006).
La sexualidad posee dimensiones biológicas, sociales, culturales y religiosas, por lo tanto no hace referencia sólo a la capacidad de reproducción, sino que también involucra afectos, amor, intimidad, cercanía y valores; es así que cuando hablamos de sexualidad, no podemos dejar de lado estos aspectos.
Si la sexualidad está presente en nuestra vida desde que nacemos, es esperable que su desarrollo esté vinculado a los cambios biopsicosociales que experimenta la persona durante su crecimiento.
En la infancia
En la infancia, la sexualidad posee características propias, los órganos sexuales aún son inmaduros y las sensaciones de placer no poseen el mismo significado (o función) que tienen para un adolescente o un adulto. En esta etapa, los niños irán desarrollando su sexualidad a partir de la curiosidad, el juego, las preguntas y la exploración, lo que vayan descubriendo y sintiendo les permitirá vincularse con su cuerpo, experimentar sensaciones y emociones asociadas al contacto con sus figuras de apego (caricias, besos, abrazos). Poco a poco y a partir de la observación y experiencias cotidianas, identificarán su propio sexo y las diferencias existentes con el sexo opuesto, empezarán a mostrar mayor interés en aspectos referidos a la reproducción y las relaciones de amor entre las personas adultas.
En esta etapa del desarrollo es esperable que los/las niños/as muestren curiosidad por saber cómo funciona el cuerpo de otras personas, que tengan conductas masturbatorias, que jueguen a representar roles como “los enamorados”, “papá y mamá”, imitando comportamientos de pareja como tomarse de las manos o besarse, también es esperable que tengan juegos como “el doctor” con el objetivo de poder explorar el cuerpo de otros niños. Cabe mencionar que hay niños que quizás muestren menor curiosidad por estos temas, aspecto que tampoco debe preocupar a los padres ya que cada niño tiene sus propias vivencias y necesidades de aprendizaje.
Recomendaciones para abordar el tema
Frente a las conductas descritas anteriormente, es posible que los padres no siempre se sientan seguros respecto a cómo actuar, lo más importante es en principio mostrar calma y estar abiertos a conversar con sus niños/as sobre el tema, se recomienda lo siguiente:
• Nombrar todas las partes del cuerpo por su nombre, incluyendo los genitales, esto permitirá valorar en igual medida el cuerpo en su totalidad.
• Si tiene menos de cuatro años, se puede explicar al niño que los bebés salen del cuerpo de las mamás, si es mayor, dar nociones simples de la reproducción humana.
• Respetar los límites interpersonales: hay partes de su cuerpo y de otros niños que no se pueden tocar porque son privadas.
• Enseñarle a diferenciar los contactos físicos adecuados de los inadecuados y que sepa decir que no frente a situaciones que le causan malestar.
• No señalar al niño como “malo” o “sucio” cuando tenga conductas como las señaladas, anteriormente y en su lugar, hacerle saber que todas las personas sienten curiosidad pero que hay lugares y momentos para las conductas privadas. Si los/as pequeños/as asocian el placer o la curiosidad con lo malo o sucio, esto podría repercutir en que luego exploren su cuerpo, pero con un monto de culpa y/o malestar.
• Responder sus preguntas de la manera más simple y puntual, es muy importante no dejar preguntas sin responder ni censurar su necesidad de información.
Finamente, tener en cuenta que cada día, a partir de sonrisas, gestos, actitudes y palabras, se enseña a los niños y niñas acerca de la sexualidad, algunas preguntas pueden generar sorpresa, temor o vergüenza, sin embargo, educarles sobre su propio desarrollo no solo prevendrá situaciones de riesgo y promoverá su bienestar, sino que también permitirá establecer vínculos de mayor confianza y comunicación con sus padres o con las personas que le cuidan.
Psicóloga
Jimena Araos Silva es Psicóloga Clínica, Magíster en Psicología Clínica con Mención en Psicoterapia sistémica por la Universidad Católica del Norte (Chile), Licenciada en Psicología en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba.
Diplomada en Educación superior por la Universidad Mayor de San Simón. Diplomada en Derechos Humanos: Atención integral a víctimas de trata y tráfico por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas.
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