La llegada de nuestro bebé al mundo es lo más bonito que hay, pero muchas veces su cuidado durante los primeros días puede resultar bastante desconcertante, especialmente para los padres primerizos.
Hay algunos errores muy comunes que solemos cometer los padres durante las primeras semanas del bebé, en las que aún estamos empezando a conocerlo y no hemos adquirido demasiada experiencia.
Estos son algunos de los fallos que solemos cometer, de los que no siempre se nos advierte.
● Dejar dormir al bebé recién nacido durante toda la noche: hay bebés que son muy dormilones y en algunos casos, sobre todo si son bebés prematuros (a mi bebé nacida con 37 semanas le sucedía) no se despiertan solos para comer. Los pediatras recomiendan despertar al bebé cada tres horas para alimentarlo, tanto de día como de noche.
● Pretender tener un esquema: olvídate de planear el día con un recién nacido en casa. Durante las primeras semanas lo único que puedes planear es alimentarlo cada 3 o a lo sumo 4 horas. No sometas al niño a ninguna rutina, sólo debes estar pendiente de sus necesidades y él mismo te irá indicando la pauta.
● Llevar al bebé a sitios con mucha gente: si bien hay padres a quienes les gusta que su hijo aprenda a ser sociable lo antes posible, déjalo para más adelante porque aún son demasiado pequeños. Necesitan no un silencio absoluto, pero sí un ambiente de tranquilidad además de que su sistema inmunológico puede no estar completamente desarrollado y hay muchos gérmenes y bacterias pululando.
● No sacarlo de casa: lo dicho arriba no quiere decir que haya que quedarse un mes encerrada en casa con el bebé. Por el contrario, los pediatras recomiendan dar paseos para que el bebé reciba la luz del sol (indirecta) y para que la madre se disperse.
● No seguir tus instintos: el nacimiento de un hijo es la típica situación en la que todo el mundo da consejos, que son bienvenidos, pero nadie mejor que la madre con quien ha compartido nueve meses de convivencia para percibir si le sucede algo.
● Fiarse más de la sabiduría popular que del pediatra: Debemos confiar en las recomendaciones del pediatra por encima de cualquier otra, dado que la ciencia avanza y, lo que antes se tenía como cierto, ha podido quedar demostrado que ya no lo es. Siempre hay trucos que parecen funcionar, pero hay que tener criterio para diferenciar los que son inofensivos de aquellos que pueden no serlo.
● Esterilizarlo todo obsesivamente: Si tu hijo no es prematuro, la higiene no tiene por qué ser una preocupación más allá de lo normal. Es más, el contacto con ciertas bacterias es necesario para que el bebé desarrolle sus propias defensas. De lo que se trata es de proteger al bebé de posibles infecciones, y eso se logra con la limpieza habitual, cotidiana, de sus objetos.
● Bañarle todos los días: Según los pediatras, con dos o tres baños semanales es suficiente. Más aún si tu bebé padece Dermatitis Atópica, pues el jabón y el agua caliente alteran el manto de grasa natural de la piel, provocando que empeore. Lo único que hay que cuidar para mantener su higiene es que tras un cambio de pañal su nalguita y manos queden bien limpias. Eso sí, si a tu bebé le relaja el contacto con agua caliente antes de dormir, báñale pero sin usar jabón diariamente.
● No dejar que lo carguen por miedo al contagio: Es igual de exagerado que en los casos anteriores el miedo a que el niño contraiga algo por ir “de brazo en brazo”. Como siempre, manda el sentido común: si el bebé no toma contacto con una persona enferma, no tiene por qué contagiarse de nada.
● Cambiarle de pecho antes de que lo termine: La composición de la leche materna no es la misma con el transcurso de los meses, pero ni siquiera con el transcurso de la toma: la leche del final de la toma es la que más grasa (alimento) tiene, por lo que, si el niño se sacia antes de acabar con la leche de un pecho, en la siguiente toma se deberá empezar por éste. Así también se prevendrá la mastitis.
● Raparle la cabeza creyendo que le saldrá el pelo más fuerte: No se recomienda por dos motivos: porque es falso que el pelo vaya a crecer más fuerte y porque el vello de la cabeza contribuye a mantener el calor corporal.
● Que duerma en nuestra cama si no quiere hacerlo en la cuna
Al igual que en caso anterior, por dos motivos: el primero y más práctico es que tal vez podamos aplastarle o asfixiarle sin darnos cuenta, y el segundo es de carácter educacional, pues tal vez estemos fomentando una costumbre que en el futuro no deberá mantenerse.
● No admitir que se necesita ayuda
Nada menos práctico que tratar de aparentar ser algo que no se es, y tras el esfuerzo físico, mental y emocional que suponen el embarazo y el parto, todo el mundo necesita ayuda para cuidar a un bebé, y todo el mundo tiene la sensación de estar desbordado, sobre todo si se es padre primerizo. Ante esto, hay que buscar ayuda para cuidar de nuestro hijo y poder afrontar el resto de nuestras obligaciones. Pensar que “si otros pudieron hacerlo yo también”, es falso: es raro quien puede hacerlo solo y, quien no pudo tener ayuda, probablemente atravesó un momento muy difícil. Tener momentos en los que es imposible abarcarlo todo no nos hace peores padres.
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