La tristeza es un sentimiento de aflicción que todos padecemos alguna vez. Hay personas que la sufren más a menudo y otras que rara vez la padecen. Pero hay una edad en la que la mayoría de los seres humanos se sienten tristes con mucha más frecuencia, es la adolescencia.
No es raro ver a adolescentes tristes. Quizá no les veamos llorar o nos cueste darnos cuenta de su tristeza porque la pueden ocultar con la ira, el enfado, la rebeldía o la apatía, pero ahí está. La mayoría de los adolescentes pasan por ello y muy a menudo se sienten tristes o melancólicos.
¿Por qué está triste?
Muchos padres y madres se preguntan por qué les ocurre eso a sus hijos. Son chicos sanos que no tienen graves problemas, a los que la vida les sonríe y sin embargo, muchas veces los observan tristes.
No deben preocuparse por ello porque la tristeza es un sentimiento habitual durante la adolescencia que aparece por variadas razones, casi siempre unidas a los procesos de cambio tremendos que viven los adolescentes tanto en el plano físico como en el psicológico y el social.
Las causas más frecuentes de su tristeza:
1. Frustración. Es muy habitual que las cosas no sean tal y como el adolescente esperaba. Eso que es un hecho que todos los adultos saben y asumen, es más difícil de sobrellevar en la adolescencia. Lo primero porque, en general, educamos poco a los hijos para que aprendan a enfrentarse a los fracasos y no les damos recursos suficientes para tolerar la frustración. Y, lo segundo, porque en la época de cambios que viven, las cosas no son casi nunca como ellos esperan.
2. Susceptibilidad. Es otras de las características más unidas a la adolescencia. Los chicos y chicas a esa edad son muy susceptibles. Y esa susceptibilidad les surge porque no están demasiado seguros de sí mismos. Están creciendo muy deprisa, viven cambios físicos que los desconciertan, están comenzando a entrar en el mundo de los adultos pero ellos aún no lo son aunque tampoco son ya niños. Todo eso provoca inseguridad y la inseguridad hace que se sientan enfadados o heridos con frecuencia.
3. Sensación de pérdida. La mayoría de los chicos y las chicas adolescentes abandonan la niñez felices, les gusta sentirse mayores y hacen intentos por convertirse rápidamente en adultos, o al menos por parecer adultos. Pero eso no quiere decir que no sufran por abandonar la niñez, que no tengan sensación de pérdida. La entrada en el mundo de los adultos aunque es progresiva tiene muchas dificultades por lo que los adolescentes sienten que han perdido ese colchón de protección en el que vivieron en su niñez. A veces también temen haber perdido el cariño de sus padres aunque eso no sea cierto. Pero el cambio en el tipo de relación que mantienen con ellos e incluso su intransigencia o su rebeldía que pueden hacer que las relaciones entre padres e hijos sean mucho más tensas en esos momentos hace que todo sea diferente. Y en cierto modo, los adolescentes pierden a los padres que tenían cuando eran niños o, en la mayoría de las veces, piensan que los han perdido.
Emociones exageradas. Si hay una característica que defina la adolescencia esa es la de que chicos y chicas siente todo de forma mucho más dramática. La alegría, la amistad, el amor y también la tristeza. Una parte de la culpa de que eso ocurra la tienen sus hormonas que están actuando de manera acelerada y otra parte es debida a los cambios que los chicos viven a esta edad.
¿Cuándo deja de ser normal la tristeza de un adolescente?
Aunque es normal que los adolescentes estén tristes, sus padres deberán preocuparse si los periodos de tristeza son muy largos o esta es muy profunda o si produce en sus hijos pensamientos suicidas o provoca que asuman actitudes de riesgo. En esos casos, los padres deben buscar ayuda profesional inmediatamente. Lo más recomendable es hablar primero con el doctor del adolescente porque él sabrá cómo orientarlos.
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