sábado, 30 de enero de 2016

Introversión y extroversión en la niñez


En ocasiones los padres suelen etiquetar a su niño de introvertido o extrovertido, sin conocer en profundidad qué cualidades positivas o negativas puedan tener estos términos. En muchos casos, el ser introvertido es visto con preocupación, porque se piensa que el niño no podrá adaptarse o relacionarse en el grupo al que integre.

“Para el psiquiatra Carl Jung, las personas introvertidas prefieren su mundo interno de pensamientos, sentimientos, fantasías y sueños, mientras que las extrovertidas prefieren el mundo externo de las cosas, las actividades y las personas”, dijo la psicóloga de Psinergia, Estela Loza.

Ambos términos son confundidos con el ser tímido o sociable debido, en parte, a que los introvertidos suelen tener ciertos rasgos de timidez y los extrovertidos de sociabilidad. Nadie es completamente ni lo uno ni lo otro. Sin embargo, cada individuo trata de favorecer una u otra actitud según la situación en que se encuentre.

CARACTERÍSTICAS

Según el autor Jung las principales características del extrovertido e introvertido son: las diferencias en su manera de pensar y de aprender. Por lo general, los extrovertidos son más sociables que los introvertidos, están más orientados a la acción y son más espontáneos. Los introvertidos no necesitan a los demás para estar contentos, tratan de entender las situaciones con mayor interés que los extrovertidos y son más reflexivos.

Los extrovertidos aprenden mejor explicando las cosas a otros, les resulta fácil trabajar en grupo e incluso lo encuentran divertido. El introvertido necesita entender toda la película para comprender totalmente, porque considera que un conocimiento es verdadero si aprende la relación entre los temas que lo conforman.

“Un niño introvertido utiliza sus herramientas consigo mismo, todo lo que realiza lo hace interiormente, se caracteriza por pensar en solitario, no requiere estar en sociedad, reflexiona sobre sí mismo, le gusta jugar con pocos amigos, no tiene mucho contacto con otros pequeños”, explicó Loza.

En cambio, el extrovertido tiene mayor capacidad para sentirse cómodo con otras personas y su forma de reflexionar va a depender de los demás, con el fin de extraer lo que necesite. Disfruta de la compañía de sus amigos, su charla, y en su juventud le gusta las fiestas, su visión se centra en lo externo.

“Existen muchos niños que siendo introvertidos, viven una situación que les permite sentirse cómodos y encuentran una herramienta de extroversión y van desarrollo esta cualidad a lo largo de su vida. Tanto la introversión como la extroversión fluctúan, no es algo que permanezca estático”, dijo la psicóloga.

Sucede que muchas personas piensan que la introversión es algo negativo para el niño y se ponen a pensar en que no podrá comunicarse, relacionarse con los demás y, peor aún, que estará indefenso frente al resto del grupo. Muchos llegan con esta inquietud y se encuentran con que hay que trabajar otros aspectos personales.

“Recuerdo un caso de un niño de 7 años, cuya madre muy preocupada trajo a su hijo porque tenía solo un amigo, no se comunicaba con la profesora ni con sus compañeros. Sucedía que el niño se sentía más cómodo actuando de esa manera y solo fue necesario trabajar en su autoconfianza. Además de trabajar con el sentimiento de culpa que tenía la madre, porque era hijo único, entre otros aspectos”, acotó Loza.

Los padres no deben presionar a los niños que son introvertidos a que cambien de una capacidad a otra rápidamente, simplemente deben respetar los tiempo de los niños y brindarles confianza, para que pasen de un estado al otro sin inconvenientes, porque de lo contrario van a provocar que el introvertido se cierre en sí mismo y no salga más de su mundo interno.

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