lunes, 5 de septiembre de 2016

Lecturas sutiles Orden y caos en el desarrollo psicomotriz

El desarrollo psicomotriz del ser humano es un proceso que se da al mismo tiempo desde el alumbramiento; tanto la dimensión cognitiva como en la motriz, ambas se desarrollan a la vez, esto sin dejar de lado la parte emocional.

Los factores genéticos (de uno mismo) y ambientales (del contexto), aceleran este proceso de forma natural. Estas tres dimensiones; cognitiva, motriz y emocional, se ven afectadas cuando se presenta una disfunción, se denomina así alguna alteración en las funciones del niño, que puede ser producto de una parálisis cerebral, autismo, síndrome de Down u otros.

Cuando un niño presenta una disfunción cognitiva y/o motriz, su desarrollo psicomotriz será un caos, existirá un permanente desequilibrio, su proceso estará desproporcionado, lo que conlleva a una adaptabilidad desorganizada del niño hacia sí mismo y en su contexto. Si a ello le adjuntamos intervenciones de causa y efecto, la mejoría será tardía.

Para poder intervenir en una disfunción se debe aplicar medios terapéuticos y preventivos que presenten un enfoque holístico, complejo, dialéctico de orden sistémico.

Holístico, porque se debe considerar a todo ser humano como un todo y no como la mera suma de las partes entre cuerpo y mente. Complejo, porque toda persona es portadora de dimensiones universales y particulares.

Es decir que podemos encontrar a un sujeto con el mismo tipo de disfunción, el mismo diagnóstico (lo común en lo general), pero la forma en cómo responde en su saber – hacer – sentir, representará su singularidad. Dialéctico, por su relación e interacción entre la mente y cuerpo (cognitivo – motriz), entre las habilidades y limitaciones, que son parte de todo ser humano y que actúan de forma complementaria en ese ser.

El orden sistémico corresponde a una integración y relación de todas las partes o elementos que constituyen nuestro cuerpo y nuestra mente, y que conforman ese todo.

Si podemos aplicar estos enfoques en nuestras intervenciones, lograríamos un objetivo significativo en un niño con disfunción; autonomía funcional.

Este objetivo, se puede lograr si estimulamos tanto la dimensión cognitiva como la motriz; por ejemplo podemos intervenir con los procesos cognitivos, la psicomotricidad, la integración sensorial y el desarrollo motriz. Con los procesos cognitivos a través de la percepción, atención, memoria, lenguaje, pensamiento e inteligencia.

De la psicomotricidad el esquema corporal, lateralidad, control postural y equilibrio, orientación espacial y temporal, el ritmo, la función tónica, la relajación y respiración, y la coordinación.

De la integración sensorial los sistemas propioceptivos, vestibulares y táctiles. Y del desarrollo motriz las habilidades que constituyen esta: línea media, control de la cabeza, rolido, arrastre, sentares, gateo y la marcha. Al integrar y relacionar estos elementos, se está implementando un modelo intervención acorde a las necesidades complejas de un niño con disfunción.

NOTA: Para cualquier consulta o comentario sobre la columna, contactarse con Claudia Méndez del Carpio al correo claudiamen@hotmail.com

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