sábado, 3 de septiembre de 2016
Edad de la experiencia y sabiduría
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No todos tienen el privilegio de ostentar la experiencia y la sabiduría como parte de su descripción, solo aquellos que tienen la bendición de haber llegado a la edad adulta, saben y conocen el camino que tuvieron que recorrer. Desde luego deben sentirse orgullosos por toda la experiencia que lograron reunir a lo largo de toda una vida.
Conforme fue pasando el tiempo, se dieron distintos nombres para distinguir a las personas que llegaron a esta edad: persona mayor, adulto mayor, adultos de la tercera edad, etc. siendo el primer apelativo el más gentil.
Existen sociedades en las que ser una persona adulta mayor es sinónimo de respeto e incluso es objeto de veneración, es el caso de Japón, donde el tercer lunes del mes de septiembre se celebra el Keiro No Hi (Día del respeto a los adultos mayores). Ese día se pretende honrar a los ancianos japoneses y sensibilizar a la población, sobre todo a los jóvenes, sobre la importancia de la experiencia de estas personas que han servido a la sociedad durante muchos años.
Esta veneración no suele ser muy habitual en los países occidentales, por el contrario, existe un cierto rechazo hacia la tercera edad, en tanto que en sociedades de los países orientales tienen a las personas de esta edad como pilar fundamental de la sociedad.
En la India uno de los puntos principales en los libros de cultura son el respeto a unos y a otros, especialmente a los mayores ya que son quienes llevan más vida por detrás, por lo tanto cuentan con más experiencia y conocimiento, en consecuencia la opinión y aprobación de los mayores en la cultura india son indispensables.
En la China sucede lo propio, y está cimentada en el pensamiento chino. Confucio decía: “Si uno no demuestra respeto hacia los ancianos, ¿en qué se diferencia de los animales?”
Decir “Tercera Edad”, me resulta algo excluyente con sabor a discriminación, aunque muy en el fondo se pretenda dar un lugar especial a las personas que cumplen 60 años. Da a pensar que para esas personas se hubiera creado un mundo aparte, hablamos de personas que en su gran mayoría son jubiladas, quienes luego de haber brindado lo mejor de su juventud son descartadas a causa de la edad.
Es por esta razón que muchas personas que cumplen este ciclo y se jubilan, dejan pasar los días sin motivación alguna esperando el final, estas personas sienten estar excluidas y separadas de la sociedad en la que pusieron toda su vida para que nuestros días sean mejores como sociedad.
A estas personas dedico las primeras líneas de este artículo, pues tienen el privilegio de estar en una etapa en la que se les considera personas sabias, personas con experiencia y de quienes podemos aprender muchas cosas.
Me atrevo a sugerir algunas actividades en las que pueden compartir sus conocimientos y seguir aportando a la sociedad, enseñando a los niños, jóvenes y por qué no, asesorando y/o aconsejando a las personas adultas. Asimismo, tanto las damas como los caballeros pueden realizar trabajos de voluntariado, escribir sus memorias, artículos, formar parte de instituciones cívicas, ONG´s, e incluso pueden seguir estudiando.
De acuerdo con sus aptitudes, las mujeres pueden enseñar manualidades, repostería, pintura etc., en fin son muchas las opciones que pueden encontrar si se lo proponen, de esta manera no tendrán tiempo para pensamientos negativos sin más que esperar en esta vida, lo cual es un error, basta repasar las páginas de la historia e incluso de la actualidad, donde encontramos a muchas personas que se destacaron y se destacan en el mundo cultural, político, intelectual, profesional etc. más allá de sus 60 años, hombres y mujeres que son y fueron presidentes de estado, grandes escritores, profesionales, intelectuales, deportistas, actores y actrices.
Como siempre, las buenas maneras y costumbres son parte importante en nuestra vida, más aun cuando se tiene el orgullo de llevar encima algunos años de experiencia, ahora es cuando debemos dar el ejemplo a las nuevas generaciones a través de nuestros actos cotidianos, para ello, van algunos consejos que no se deben descuidar jamás.
Cuidar la apariencia personal, lo cual implica la higiene, mantener el cabello limpio y siempre bien peinado, la ropa limpia, bien planchada, sin costuras abiertas, zapatos limpios, pañuelos impecables, manos y uñas cuidadas etc. En el caso de las damas no descuidar el maquillaje que deberá ser discreto resaltando la belleza natural del rostro.
El comportamiento dentro y fuera de casa, debe ser un despliegue de su buena educación, utilizando siempre las palabras más gentiles y apropiadas para cada ocasión. Evitando ser imperativos, por suponer que por la edad nos merecemos todo, este es un error en el que cae la mayor parte de las personas.
Mantenerse siempre bien informado tanto en el ámbito nacional como en el internacional, sea en política o en temas culturales, deportivos, religiosos, puesto que una persona bien informada es una persona culta y nunca quedara rezagada en la conversación que sostengan otras personas.
En la mesa el comportamiento deberá ser impecable, comer con delicadeza, sin producir ruidos molestos al masticar o beber, no mostrar ansiedad por tomar el mejor trozo, nunca remojar el pan en algún líquido bajo la excusa de su dureza, utilizar la servilleta apropiadamente, recordando que solo se utiliza para limpiar ligeramente la comisura de los labios. Si le corresponde presidir la mesa debe hacerlo con elegancia dando ejemplo a los demás en especial a los más jóvenes, no conversar elevando demasiado la voz, pedir por favor y agradecer cuando corresponda.
Las mismas recomendaciones si asiste a lugares públicos, ir siempre bien vestidos, mostrando la excelente educación de la que goza.
Llegar a la edad adulta, de ninguna manera significa perder la dignidad, para ello siempre se debe mostrar nuestra educación y cultura con un buen manejo de la etiqueta que jamás debe faltar, llegar a la edad adulta significa ingresar a un nuevo mundo, con nuevas oportunidades de gozar la vida, sin presiones ni obligaciones que nos quiten el placer de practicar lo que más nos agrade incluyendo las actividades sociales.
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