Hace un par de semanas, una mujer denunciaba ante los medios de comunicación, el funcionamiento de una casa de citas clandestinas, a raíz de que su hija adolescente le confesó que ella asistía al lugar a trabajar para ganar dinero y comprarse cosas que su familia no le podía dar.
Esta situación no es nueva. Hoy muchas adolescentes buscan de cualquier manera tener acceso al dinero con tal de estar con lo último en ropa o tecnología.
“He escuchado a jovencitas hablar sobre prostitución con tal de conseguir dinero para pagar la cuota de alguna comparsa para el Carnaval”, cuenta la sicóloga educativa, Lizeth Cruz.
La causa de todo
La ausencia de valores morales, los hogares disfuncionales, la desintegración familiar, el bajo nivel de educación, a veces la pobreza, la baja autoestima, e incluso, las malas amistades, son algunas de las causas por las que nuestras hijas pueden buscar dinero fácil en acciones delictivas o de prostitución, indica la sicóloga educativa.
“Los jóvenes no miden las consecuencias porque falla tremendamente la comunicación con los padres”, señala Cruz.
La especialista enfatiza en que la carencia de atención en cantidad y calidad de los padres ocasiona que tomen este tipo de rumbos para sus vidas.
¿Cómo saber lo que pasa?
Existen algunas señales que te pueden decir que tu hija no anda por buenos pasos. Puede aparecer un día con ropa nueva o celulares último modelo, pero también hay otras señales que nos pueden informar que las cosas no van bien.
La ausencia repetida a clases o llegadas tarde a la casa, bajo excusas que pueden sonar fantásticas, son otras de las acciones que se pueden presentar. “Incluso sobreviene la deserción escolar porque ven que la manera más fácil de ganar dinero está en la prostitución, y no estudiando”, lamenta Cruz.
La especialista aconseja que si bien nunca ha sido bueno el autoritarismo para poner orden en los hijos, los padres deben ser enérgicos a la hora de colocar reglas en la casa.
“Antes se hablaba de que los hijos no necesitaban cantidad sino calidad de tiempo, ahora no es así, ahora necesitan ambas”, recomienda la sicóloga.
Decir no sin miedo
En algunas ocasiones la causa del alejamiento de las buenas acciones de parte de nuestras hijas, no es necesariamente la permisividad o la falta de dinero en el hogar. Las malas compañías llegan a perjudicar en gran manera su comportamiento.
“El padre debe explicar las causas por qué no se le está dando el dinero y debe ser enérgico para que el adolescente aprenda que el padre es autoridad y que debe cumplir”, explica Cruz.
La flexibilidad y la vulnerabilidad en los mayores ocasiona que los adolescentes aprovechen las situaciones para exigir, y cuando no existe el consentimiento, ellos buscarán la manera de conseguir lo que quieren.
No es fácil criar a una adolescente, aún más en una sociedad donde el poder del dinero puede corromper a más de uno, pero la amistad y la comunicación con tu hija serán clave para ayudarla.
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