Todos hablan de la importancia de la figura paterna en la formación y el desarrollo integral de un niño. Pero, ¿por qué es esa tan crucial su imagen?
“Es la construcción mental-emocional que nos hacemos de nuestro padre. Esta imagen está teñida con nuestras experiencias, comentarios de otros y de cómo elaboramos las vivencias y, en especial, cómo la madre mira al padre, lo que crea o no un acceso a los hijos o hijas”, explica el psicólogo chileno Patricio Asenjo, en una entrevista con Mía.
Esa concepción, por lo general, varía de un hermano a otro y puede ser o no cercana a lo que realmente es el padre, recalca el también facilitador en Constelaciones Familiares.
En publicaciones como Mamá natural, aparece un texto que Asenjo también hace referencia para explicar, en seis hechos científicos, la influencia de la figura paterna en los niños:
1. Interactúa dinámicamente a través del juego, ya que hace que el pequeño explore y aprenda.
2. Esas actividades incentivan a tomar riesgos que ayuda a los niños a controlar, tanto su cuerpo como sus emociones. De ese modo desarrolla habilidades para lidiar con situaciones de crisis, estrés y para la resolución de problemas, así como el sentido de seguridad. “Es darles el mensaje de que el mundo es seguro aunque incierto, pero que se necesita ir y explorarlo”.
3. El tiempo de juego con la figura paterna influye en el compromiso a los vínculos interpersonales, así como a la sensibilidad del padre; es decir que él debe distinguir cuándo es necesario desafiar al menor y cuándo dejarlo disfrutar del juego; a diferenciar entre tiempo y tiempo de calidad para demostrar el amor que le tiene.
4. El rechazo de la figura paterna puede lastimar profundamente al niño, publica el portal. Según Ronald Rohner, del Ronald & Nancy Rohner Center of the Study of Interpersonal Acceptance and Rejection, la figura paterna contribuye a edificar al niño. En caso de que lo rechace, el menor podría generar sentimientos de inseguridad, ansiedad, hostilidad, conductas de abuso de sustancias o problemas de comportamiento. Además, el rechazo paterno altera la habilidad de confiar en otros (en especial en relaciones amorosas).
5. Una relación negativa entre figura paterna y niño desencadena una personalidad regida por el estrés.
6. Las figuras paternas sienten amor gracias a los vínculos y a la oxitocina, hormona del apego. Estudios sugieren que los padres incrementan su nivel de oxitocina durante la crianza. La manera de demostrarlo es a través del juego, cuando los levantan por el aire o consiguen que el bebé ría.
Cabe destacar que la representación paterna influye de forma diferente en la niña que en el niño. “Para el hombrecito es importante tener una buena relación con su padre, ya que de él puede aprender a ser hombre. En cambio, la niña está primero en el círculo de la madre, al igual que su hermano varón, luego los dos se acercan al padre, quien les brinda su visión del mundo y los apoya para que puedan desenvolverse en él. Finalmente, la hija debe retornar al círculo de su madre, ya que de ella puede aprender a ser mujer”, explica la visitadora social chilena María de la Luz Krebes, facilitadora en Constelaciones Familiares Sistémicas.
... y cuando no está el papá...
- En caso de que el padre no esté presente en la crianza de los niños, es fundamental la buena mirada y los buenos comentarios que la madre y los cercanos al niño puedan hacer, aún cuando el papá haya hecho un daño a la familia.
- ¿Por qué? Porque el niño lleva y ama a su padre a través de sus genes y su historia. Tener una buena imagen de él, aunque no esté, lo ayuda a confiar en sí mismo. También forma en él una imagen paterna que servirá en su futura relación con sus hijos.
- Un niño necesita mirar a su progenitor de buena forma. A pesar de todas las dificultades, el padre, junto con la madre, le dieron el mayor regalo… la vida.
- Un ejemplo de cómo crear una buena imagen paterna no quiere decir mentir al niño, pero sí la madre puede hacer comentarios positivos, por ejemplo: “A tu papá le hubiera encantado verte jugar fútbol como lo hiciste hoy”. O bien, “tienes los mismos ojos que tu papá”.
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